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En este documento se presenta un extracto de un cuento del escritor mexicano enrique serna, donde se identifican y subrayan los componentes del proceso de comunicación oral. El lector justificará por escrito su elección de ellos. La última visita de enrique serna abarca una intercambio de diálogos entre matilde y el protagonista, donde se aprecian elementos de comunicación implícita y explícita, verbal y no verbal. Útil para estudiantes de comunicación oral y escrita, lingüística y literatura.
Qué aprenderás
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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2. A continuación se presenta un extracto de un cuento del escritor mexicano Enrique Serna.
Léalo e identifique y subraye en el texto los componentes del proceso de comunicación. Justifique por escrito su elección.
La última visita
Enrique Serna -Hijita de mi vida, qué milagro que te dejas ver. -No es un milagro. Vengo todos los jueves, como quedamos. -Quedamos en que no íbamos a mencionar el pacto. Si me lo vas a echar en cara no sé a qué vienes. -Perdón. Tenía muchas ganas de verte. ¿Así está bien? ¿O prefieres que diga que te extrañaba mucho? -No me lo creería; nos vimos el martes en casa de tu hermano. Mejor pórtate como una visita normal. Pregúntame cómo sigo del riñón o algo que suene a cordialidad forzada. -Esas eran las preguntas que te hacía Matilde, la novia del Tato, y si mal no recuerdo la detestabas por hipócrita. -Tienes razón, pero en ese tiempo creía en la sinceridad de las visitas. Ahora ya no me hago ilusiones. Prefiero el falso protocolo de la gente que visita por compromiso. -No empieces tan pronto con tus amarguras. Resérvatelas para cuando llegue Rodolfo. -A lo mejor no viene. Habló para decirme que tiene una junta en el banco. Es mentira, pero ya sabes cómo le gusta darse a querer. -Agradécele que te haga sentir incertidumbre. Así puedes mortificando pensando que no vendrá y luego lo recibes con más gusto, como si te cayera de sorpresa. -De tu hermano sólo podría sorprenderme que llegara sobrio. Por cierto, ¿no quieres una cuba? -Con muy poquito ron, si me haces favor. -¿Esperas que te la sirva yo? En esta casa cada quien se sirve solo. -Ya lo sé, mamá, pero tengo que hacerme la recién llegada para que puedas decir ese diálogo. Si no lo dices, revientas. -Por decirlo tanto la gente se creyó que esto era una cantina. Llegaban a la casa u antes de venir a saludarme iban a servirse un trago. Pero eso sí, ninguno tenía la decencia de traer una botella. -Roberto sí traía. -Porque yo se lo pedí cuando ya me tenían hasta la madre sus primos y los amigos de sus primos. Un día le dije: mira, Roberto, tú eres como de la familia y yo te quiero mucho, pero si vas a venir con tu séquito coopera con algo ¿no? -En aquel tiempo te podías dar ese lujo. Si hoy vinieran él y toda su familia, seguro los recibías con champaña. -Eso harías tú, que no tienes dignidad. ¿Ya se te olvidó cómo te pusiste cuando Rodolfo encontró a Pablo Espinosa robándose mis pulseras y lo corrió de la casa? Por poco te desmayas de coraje. Gritabas que nadie tenía derecho a meterse con tus amigos y que Rodolfo era un envidioso porque no tenía visitas propias y se desquitaba con las tuyas. No, Blanca, yo toleraba gorrones, pero tú eras débil hasta con los rateros.
Tomado del libro comunicación oral y escrita segunda edición