Docsity
Docsity

Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity


Consigue puntos base para descargar
Consigue puntos base para descargar

Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium


Orientación Universidad
Orientación Universidad

La Ciudadanía en la Declaración Universal de Derechos Humanos: Derechos y Deberes, Apuntes de Psicometría

Este texto analiza la concepción de la ciudadanía en la declaración universal de derechos humanos, donde se entiende como 'el derecho a tener derechos'. Se discuten los derechos individuales civiles, políticos y sociales, y la importancia de la igualdad y la participación en la sociedad. Se destaca la relación entre derechos y deberes, y la importancia de la sociedad civil activa en la defensa y promoción de los derechos humanos.

Tipo: Apuntes

2018/2019

Subido el 26/11/2019

yury-geraldine-castro-meneses
yury-geraldine-castro-meneses 🇨🇴

1 documento

1 / 13

Toggle sidebar

Esta página no es visible en la vista previa

¡No te pierdas las partes importantes!

bg1
LA VENTANA,
NÚM. 15 / 2002
92
LA TEORÍA
92
LOS DERECHOS
HUMANOS COMO
CONDICIÓN DE
CIUDADANÍA
TERESA GONZÁLEZ
LUNA CORVERA
pf3
pf4
pf5
pf8
pf9
pfa
pfd

Vista previa parcial del texto

¡Descarga La Ciudadanía en la Declaración Universal de Derechos Humanos: Derechos y Deberes y más Apuntes en PDF de Psicometría solo en Docsity!

92 L A^ V E N T A N A ,^ N Ú M.^ 1 5^ /^ 2 0 0 2

92 LA^ TEORÍA

LOS DERECHOS H U M A N O S C O M O CONDICIÓN DE C I U D A D A N Í A

TERESA GONZÁLEZ

LUNA CORVERA

T E R E S A G O N Z Á L E Z L U N A C O R V E R A 93

Con laDeclaración Universal de los Derechos Humanos se ha generalizado en el mundo la conciencia de que cada persona tiene una serie de dere- chos que deben ser respetados. Existe hoy un referente normativo inter- nacional que ha sido crucial para crear conciencia, promover y defender el valor de las personas. Por primera vez en la historia moderna de las teo- rías sociales, la sociedad se fundamenta en lo jurídico, mediante la exi- gencia normativa de los derechos humanos. La ciudadanía ha sido entendida desde los orígenes del Estado de de- recho como la posesión y el ejercicio de derechos inalienables por parte de los individuos que integran la sociedad, así como la obligación de cumplir deberes y respetar los derechos de los demás. A estos derechos de autonomía individual frente al poder del Estado y de participación en las decisiones públicas, designados como derechos civiles y políticos, se agregan los denominados derechos económicos, sociales y culturales, entre los que se ha consagrado el derecho a la educación. Estos derechos de la segunda generación habilitan para participar en decisiones y proyectos que se asumen desde la vida política y el Estado. Las dos primeras categorías de derechos, que actualizan las principa- les luchas históricas desde el siglo XVII en Europa y luego en Estados Uni- dos, se refieren a libertades individuales (expresión, pensamiento, asociación, etc.) que se afirman frente al Estado y la facultad de participar en la vida pública. La categoría más novedosa y controvertida, como se- ñala Nun, es la de los derechos económicos, sociales y culturales que fueron tematizados por los socialistas en el siglo XIX , pero incorporados plenamente en la agenda pública durante la segunda guerra mundial. Son derechos que

T E R E S A G O N Z Á L E Z L U N A C O R V E R A 95

pecificidad política, resultado de experiencias en donde el disenso ha sido el motor del avance de las ideas sociales. Bajo esta perspectiva, la ciuda- danía es una atribución política que implica un proceso de lucha social históricamente dado y comprobado, y expresa la desconcentración de los atributos políticos del Estado. En otras palabras, la ciudadanía aparece como un ámbito de creación jurídica que iguala a las personas a pesar de sus diferencias: por un lado está el individuo hecho ciudadano por una disposición jurídica; por el otro, el ciudadano que lucha por hacer cumplir las aspiraciones contenidas en sus derechos. En su definición de la ciudadanía como “el derecho a tener derechos”, Arendt da cuenta del derecho que es previo a todo derecho: el derecho a disfrutar de todos los derechos específicos de una sociedad democrática y de un mundo común:

Llegamos a ser conscientes de la existencia de un derecho a tener derechos (y esto significa vivir dentro de un marco donde uno es juzgado por las acciones y las opiniones pro- pias) y de un derecho a pertenecer a algún tipo de comuni- dad organizada, sólo cuando emergieron millones de personas que habían perdido y que no podían recobrar estos derechos por obra de la nueva situación política glo- bal. 3

Revisar la concepción de ciudadanía en laDeclaración Universal de los Dere- chos Humanos, indisociable del trauma de una guerra en la que murieron más de 50 millones de personas, en su mayoría civiles, supone identificar

(^3) Hannah Arendt.Los orígenes del to- talitarismo. Taurus, Madrid, 1998, p. 3 75.

96 L A^ V E N T A N A ,^ N Ú M.^ 1 5^ /^ 2 0 0 2

la orientación y el perfil de ciudadano que propone. 4 La declaración comprende una amplia gama de derechos que forman un sistema de garantías interdependientes y es- tablece que a todo derecho corresponde un deber. Si bien hay quienes piensan que se trata sólo de deberes mora- les, nos adscribimos a la idea de que los derechos y de- beres son tanto morales como jurídicos. En la medida en que los derechos y deberes individuales, promovidos por la Declaración, tienen que ver con el derecho y perfilan una visión de ciudadanía compro- metida con el orden jurídico establecido, no son meramente individuales, sino que remiten a obligaciones sociales. Se reconoce que el individuo, luego ciudadano, está vinculado inherentemente a un tejido social. En este sentido, dice Hernández Avendaño, “la ciudadanía adquiere conno- taciones que pudieran ir más allá de lo estrictamente normativo para rozar la frontera de la ética social”. 5 Los derechos individuales, civiles y políticos, contenidos en los prime- ros veintiún artículos de la Declaración, así como los derechos sociales, reflejan una visión de ciudadanía ligada a los valores de igualdad y liber- tad. El principio de igualdad genera ciudadanos y el de libertad promueve el ejercicio de la ciudadanía. Los derechos aparecen como expectativas legítimas para los ciudadanos y, en tanto ideales, fomentan la lucha polí- tica por los derechos humanos. De esta manera, la ciudadanía adquiere doble significado: por un lado una ciudadanía informada y consciente de la cultura universal de los derechos humanos; por otro, una ciudadanía con discernimiento político conducente a la acción política y a la cons- trucción de identidades colectivas. La visión de ciudadanía que se des-

(^4) Al decir de Hernández Avendaño, la Declaración Universal de los Derechos Humanos ( 1948 ) constituye el mejor ejemplo de un avance en el pensamien- to que sobre el ser humano y sus de- rechos tiene la política internacional y su diplomacia. Representa la primera ocasión en que un conjunto de princi- pios y valores son acompañados, si bien no de un aparato coercitivo inter- nacional, sí de una coercitividad moral afianzada en una estructura como la O N U.

(^5) Hernández Avendaño,op. cit.

98 L A^ V E N T A N A ,^ N Ú M.^ 1 5^ /^ 2 0 0 2

Estado compete una serie de deberes jurídicos hacia los derechos huma- nos, a los ciudadanos les obliga participar en la construcción de una corriente de pensamiento y de una práctica política, no sólo orientada a exigir al Estado para que cumpla sus obligaciones, sino más bien a gene- rar una sociedad civil activa y responsable de sus propios derechos. Más allá del respeto a los derechos de los demás, la visión de ciudada- nía a partir de las obligaciones supone pasar al nivel de la promoción de los derechos, en la que los ciudadanos asumen el futuro de la sociedad desde la aceptación de contribuir a crear las condiciones que garanticen el desarrollo de una vida digna en el presente y para las generaciones futuras. Con esto, la ciudadanía deja lo coyuntural para posicionarse en la prospectiva política. Las obligaciones del individuo hacia la sociedad lo hacen ciudadano; al vivir y desarrollarse en comunidad no sólo es sujeto de derechos, primordialmente tiene deberes. La concepción de ciudada- nía más profunda se encuentra en los deberes de los individuos: se es ciudadano porque se tiene una tarea social. Los movimientos sociales que han surgido desde la década de los ochenta en varios países, que logran interpelar a la política y al conjunto de la sociedad, son movimientos contra las violaciones de derechos hu- manos. Esto tiene que ver con la paradoja de los derechos humanos, y su forma actual de afirmación, a la que Luhmann hace referencia: la validez de la norma se pone de manifiesto por su violación; es decir, las normas se reconocen precisamente en su transgresión y los dere- chos humanos, en que son violados. 7 Luego de afirmar la superioridad de la democracia so- bre cualquier otro tipo de régimen político, Villoria coin-

(^7) Niklas Luhmann. “La paradoja de los derechos humanos y sus tres for- mas de desarrollo”, en Vicente Arre- dondo Ramírez (coord.).Ciudadanía en movimiento. Universidad Iberoame- ricana, México, 2 000 , pp. 2 7 - 37.

T E R E S A G O N Z Á L E Z L U N A C O R V E R A 99

cide en que un componente de la legitimidad democrática es el reconoci- miento y respeto de los derechos humanos. Como norma moral, se refie- ren a todo lo que tenga rostro humano; como norma jurídica sólo protege a las personas en la medida en que pertenecen a una comunidad jurídica y son ciudadanos de un Estado nacional. En tanto derechos subjetivos, son un escudo protector para la conducción de la vida privada de las personas, en un doble sentido: para el logro de un proyecto ético vital y como orientación de acuerdo con las propias preferencias, libre de consi- deraciones morales. “Tras los derechos individuales debe existir comuni- dad que los soporte, pero la verdadera comunidad se crea con el respeto a los derechos humanos”. 8 Las personas jurídicas sólo pueden llegar a ser individuos mediante la socialización; es decir, el acceso a las relaciones interpersonales en el que se mantiene la propia identidad. Hay que considerar algunas de las posiciones que, si bien dan por hecho la defensa de los derechos humanos como una tarea permanente, señalan la necesidad de introducir el campo de los deberes humanos a este planteamiento. Luego de reconocer los avances sociales, irreversi- bles y trascendentes, que representa laDeclaración Universal de los Dere- chos Humanos, Arredondo considera que se trata de una aproximación incompleta del concepto de ser y vivir como ciudadano, ya que la dimen- sión de las obligaciones personales que exige la vida en comunidad, aun- que implícita, aún no se promueve con la misma intensidad. Confía en que un diálogo entre la dimensión de los derechos y la dimensión de los deberes ofrezca una visión distinta de la naturaleza del pacto social y del

(^8) Manuel Villoria Mendieta.Ética pú- blica y corrupción: curso de ética ad- ministrativa. Tecnos y Universidad Pompeu Fabra, Barcelona, 2000,p. 67.

T E R E S A G O N Z Á L E Z L U N A C O R V E R A 101

internacional y de las naciones nuevos consensos sobre la dignidad hu- mana y fomentar ciudadanos con intencionalidad comunitaria. Ahora bien, en las sociedades actuales emergen nuevas formas de ciudadanía. El ejercicio ciudadano ya no se remite sólo a disponer de dere- chos políticos, civiles y sociales, sino también a participar en condiciones de mayor igualdad en el intercambio comunicativo, en el consumo cultu- ral, en el manejo de la información y en el acceso a los espacios públicos. La misma CEPAL reconoce que, en la sociedad de la información, el ciuda- dano es aquel que dispone de los conocimientos y bienes necesarios para participar en los flujos de información, en la circulación de conocimientos y en el diálogo público. La relación entre la ciudadanía y la equidad también reclama un criterio distributivo respecto a las capacidades emergentes. La ciudadanía incluye el pleno ejercicio de los derechos civiles y políti- cos, y de los derechos económicos, sociales y culturales. En el marco de la equidad se presenta la persistencia de desigualdades complejas, dentro de las cuales se advierte la existencia de un terreno intermedio entre la equidad simbólica y la equidad material, que incide sustancialmente en los niveles de equidad y que está vinculada con los reclamos de la ciuda- danía: “La equidad e iniquidad por adscripción”, que alude al peso de factores inmodificables en el acceso a las oportunidades de progreso y bienestar. El sexo, y su significado y valoración socioculturales expresa- dos en el sistema de género, es el principal factor de ads- cripción. 10 La discriminación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida cotidiana y las reivindicaciones de gé- nero, traen a colación un debate cultural postergado so- bre el orden simbólico excluyente de una cultura patriarcal. Con los

(^10) La etnia y la pertenencia territorial son también factores de adscripción que se traducen en discriminación y desigualdades sociales; es decir, en desventajas adscriptivas acumuladas.

102 L A^ V E N T A N A ,^ N Ú M.^ 1 5^ /^ 2 0 0 2

definitivos avances en el acceso de las mujeres a la educación en todos los niveles de enseñanza —que no se traduce en un acceso a los procesos de adopción de decisiones públicas—, se confirma que la discriminación no es resultado de diferencias en materia de capacitación, sino que es un rasgo constitutivo de las actuales relaciones sociales. Los avances a favor de la equidad están estrechamente ligados con los progresos en el campo de la ciudadanía. A mayor presencia en el ámbito público y en el imaginario nacional, mayores son las conquistas en cuan- to a los derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales; a más derechos, más beneficios desde las políticas sociales y menos discri- minación. En otras palabras, buena parte de los logros obtenidos en ma- teria de equidad (ingresos, empleo, educación, protección social, etc.) son resultado de la lucha por la ciudadanía, mayor presencia y densidad ciudadanas. Los factores de adscripción nuclean y movilizan a los grupos por sus derechos. En tanto las iniquidades adscriptivas son tanto simbó- licas como materiales, su corrección corresponde tanto al campo de la ciudadanía como al de los procesos estructurales. Es tarea del Estado favorecer una construcción jurídica, institucional y simbólica que rompa con el conjunto de valores, procedimientos, rituales y prácticas que privilegian lo masculino y hacen de la ciudadanía femeni- na un predicado de la del varón. La CEPAL reconoce que es en el ámbito de la participación política y toma de decisiones donde se encuentran los mayores déficits en la región de América Latina. La tradicional división entre lo público y lo privado, entre el espacio laboral y el simbólico, están en la base de la crítica desde una perspectiva de género a las nociones convencionales de ciudadanía.

104 L A^ V E N T A N A ,^ N Ú M.^ 1 5^ /^ 2 0 0 2

de un proceso de generación espontanea, sino que son producto de lu- chas sociales históricamente dadas y comprobadas, como lo han sido y lo son los movimientos de mujeres. Si bien el estatuto jurídico de los derechos y de la ciudadanía significa un acierto histórico y social y representa un avance en las naciones, su exigencia normativa no es suficiente para garantizar la protección de de- rechos por parte del Estado y con ello ganar en legitimidad, ni para asegurar el ejercicio pleno de la ciudadanía que implica derechos pero también responsabilidades hacia la comunidad.

A RREDONDO R AMÍREZ , Vicente (coord.).Ciudadanía en movimiento. Univer- sidad Iberoamericana, México, 2 000. CEPAL.Equidad, desarrollo y ciudadanía. Agenda Social II. Alfaomega y CEPAL , Colombia, 2001. C ORTINA , Adela.Hasta en un pueblo de demonios. Ética pública y sociedad. Taurus, Madrid, 1 998. N U N ,José.Democracia. ¿Gobierno del pueblo o gobierno de los políticos? FCE , Buenos Aires, 2 000. N ÚÑEZ H URTADO, Carlos (coord.).Educar para construir el sueño. Ética y conocimiento en la transformación social.ITESO , Guadalajara, 2 001. V ILLORIA M ENDIETA, Manuel.Ética pública y corrupción: curso de ética admi- nistrativa. Tecnos y Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, 2000.

BIBLIOGRAFÍA