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concepto general sobre la anemia neonatal y perinatal
Tipo: Resúmenes
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La anemia neonatal es una de las alteraciones hematológicas más frecuentes durante los primeros días y semanas de vida del recién nacido. Esta condición, caracterizada por niveles de hemoglobina inferiores a los valores normales para la edad y el peso gestacional puede tener múltiples orígenes, entre los que destacan las causas perinatales. En la región Huánuco, las condiciones socioeconómicas, la cobertura limitada del sistema de salud y la falta de implementación de buenas prácticas obstétricas contribuyen a una prevalencia elevada de trastornos hematológicos en neonatos, entre ellos la anemia. Los factores perinatales, definidos como aquellos que ocurren en el entorno del parto y en los primeros días de vida extrauterina, juegan un papel decisivo en la aparición de la anemia neonatal. Estos factores incluyen el momento del pinzamiento del cordón umbilical, la edad gestacional al momento del nacimiento, el estado nutricional materno, las complicaciones obstétricas durante el trabajo de parto y la existencia de enfermedades maternas o neonatales que puedan comprometer la eritropoyesis o aumentar la destrucción de glóbulos rojos.. Por ello la importancia en la realización del presente trabajo de investigación, es para analizar los factores perinatales asociados con anemia neonatal en el hospital de Tingo María. Teniendo en cuenta esta situación, la presente monografía tiene dos variables de estudio: los factores perinatales y la anemia neonatal. Por consiguiente, el contenido del presente trabajo ha sido estructurado en dos capítulos: el primero está referido a los factores perinatales; el segundo está referido a la anemia neonatal, se analizarán la hematopoyesis neonatal, se profundizará en la fisiopatología de la
El periodo perinatal comprende el tiempo inmediatamente anterior y posterior al nacimiento, generalmente desde la semana 22 de gestación hasta los primeros 7 días de vida del recién nacido aunque algunas definiciones lo extienden hasta los primeros 28 días. En este intervalo ocurren eventos determinantes para la vida y salud del neonato, tales como el parto, el inicio de la respiración autónoma , la adaptación hemodinámica, el cierre de estructuras fetales y el inicio de la alimentación extrauterina. Cualquier alteración durante este periodo puede tener consecuencias a corto y largo plazo en el desarrollo infantil.
Los factores perinatales comprenden una serie de eventos y condiciones clínicas que se presentan inmediatamente antes, durante y después del parto, influyendo directa o indirectamente sobre la salud del recién nacido. Estos factores tienen una relación determinante ya que pueden afectar el volumen sanguíneo, el contenido de hierro , la eficiencia de la eritropoyesis y la vida media de los eritrocitos. Pueden clasificarse en varias categorías según su mecanismo de acción: Factores que afectan el volumen de sangre recibido al nacer: Uno de los factores más relevantes es el momento del pinzamiento del cordón umbilical. El pinzamiento precoz (menos de 30 segundos tras el nacimiento) impide la transferencia completa de sangre de la placenta al recién nacido lo cual disminuye el volumen sanguíneo y el contenido de hierro disponible para el lactante. Factores que comprometen la producción de eritrocitos:
La prematuridad es uno de los principales factores de riesgo. Los neonatos prematuros tienen una médula ósea inmadura con menor capacidad de producción de glóbulos rojos , además de menor cantidad de hierro almacenado. La exposición a infecciones intrauterinas o el uso prolongado de oxígeno también pueden interferir con la eritropoyesis. Factores que incrementan la desnutrición de glóbulos rojos: Las incompatibilidades de grupo sanguíneo entre madre e hijo pueden desencadenar procesos inmunológicos que llevan a la hemólisis neonatal. En estos casos , la anemia es de tipo hemolítica , y puede estar acompañada de ictericia intensa y riesgo de kernicterus. También pueden intervenir otros factores como la presencia de infecciones congénitas , traumatismos durante el parto que resulten en hematomas extensos , y enfermedades genéticas que afectan la membrana eritrocitaria o las enzimas internas del eritrocito. Factores asociados a sangrados perinatales Las hemorragias feto maternas,, rotura de vasa previa , desprendimiento de placenta , hematomas subgaleales o hemorragias intracraneales pueden causar pérdidas significativas de sangre en el recién nacido. Estas condiciones requieren intervención médica inmediata y suelen estar asociadas con anemias severas que ponen en peligro la vida del neonato. El pinzamiento del cordón umbilical y su impacto en la anemia neonatal El pinzamiento del cordón umbilical es una práctica obstétrica fundamental cuya variación en el tiempo de ejecución puede tener efectos significativos sobre la fisiología neonatal. Esta técnica , aunque simple , representa una de las decisiones
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el pinzamiento tardío del cordón umbilical como una práctica estándar, siempre que no exista contraindicación inmediata como asfixia neonatal severa o necesidad urgente de reanimación. En muchos hospitales de zonas rurales, como el Hospital de Tingo María, esta recomendación aún no está completamente implementada debido a falta de protocolos actualizados, capacitación y recursos materiales. (1) En la práctica clínica local, la variabilidad en el tiempo de pinzamiento depende muchas veces del criterio del personal y no de un protocolo formal. Esta situación pone en evidencia la necesidad de estandarizar las prácticas obstétricas con base en evidencia científica, asegurando que cada recién nacido tenga la mejor oportunidad de iniciar la vida con reservas óptimas de hierro y una menor probabilidad de desarrollar anemia.
La prematuridad constituye uno de los factores de riesgo más importantes y documentados en relación con la anemia neonatal. Un nacimiento prematuro se define como aquel que ocurre antes de las 37 semanas completas de gestación. Este hecho, por sí solo, tiene múltiples implicancias fisiológicas, anatómicas y funcionales en el recién nacido, muchas de las cuales afectan directamente su sistema hematológico. Desde el punto de vista hematológico, los neonatos prematuros presentan una serie de características que los hacen más propensos al desarrollo de anemia: a) Menor reserva de hierro al nacer El hierro fetal se transfiere principalmente durante el tercer trimestre del embarazo. Al nacer antes de tiempo, el neonato pierde una parte importante de esta transferencia, resultando en bajas reservas de hierro al momento del nacimiento. Este
déficit no solo compromete la eritropoyesis, sino que también puede afectar el desarrollo neurológico, cognitivo e inmune del lactante. b) Inmadurez de la médula ósea La eritropoyesis en el neonato prematuro es menos eficiente, debido a la inmadurez de la médula ósea y a una respuesta reducida a la eritropoyetina, hormona que estimula la producción de glóbulos rojos. Este déficit funcional se traduce en una menor producción de eritrocitos, lo que agrava la tendencia natural a la anemia fisiológica del lactante. c) Mayor necesidad de extracción de sangre para controles En las unidades de cuidados intensivos neonatales (UCIN), donde suelen hospitalizarse los prematuros, es frecuente la realización de numerosos análisis de laboratorio. Estas extracciones repetidas contribuyen a una pérdida significativa de volumen sanguíneo, lo que se denomina anemia iatrogénica. En algunos casos, esta situación obliga a realizar transfusiones de glóbulos rojos para mantener la estabilidad hemodinámica del recién nacido. d) Frecuente coexistencia de patologías Los prematuros tienen mayor incidencia de complicaciones como la sepsis neonatal, displasia broncopulmonar, enterocolitis necrosante y hemorragias intraventriculares. Estas condiciones pueden estar asociadas a inflamación sistémica, destrucción de glóbulos rojos o inhibición de la eritropoyesis, agravando aún más la anemia. Diversos estudios han confirmado esta asociación. Por ejemplo, el trabajo de Carlo et al. (2018) mostró que el 67% de los neonatos con peso menor a 1,500 g desarrollaron anemia significativa en las primeras dos semanas de vida (3). Asimismo, se ha demostrado que los prematuros que reciben leche materna fortificada y
b) Deficiencia de ácido fólico y vitamina B El ácido fólico es fundamental para la síntesis del ADN y la replicación celular. Su deficiencia durante el embarazo puede producir anemia megaloblástica tanto en la madre como en el recién nacido. Además, está relacionada con defectos del tubo neural y con bajo peso al nacer. La deficiencia de vitamina B12 t ambién afecta la eritropoyesis fetal. Este nutriente está presente principalmente en productos de origen animal, por lo que madres vegetarianas estrictas o con síndromes de malabsorción pueden presentar deficiencia y transmitirla al feto. c) Desnutrición calórica-proteica La malnutrición materna global, con deficiencia de calorías y proteínas, reduce el peso del recién nacido y puede afectar la maduración de su sistema hematopoyético. La hipoproteinemia fetal disminuye la producción de albúmina, transferrina y otras proteínas de transporte necesarias para la absorción y utilización de micronutrientes esenciales para la producción de glóbulos rojos. d) Infecciones maternas Infecciones como el VIH, la malaria, la sífilis y la tuberculosis afectan el estado nutricional de la madre y alteran la transferencia placentaria de nutrientes. Además, algunas de estas infecciones pueden cruzar la barrera placentaria y causar anemia directa en el feto. La suplementación con hierro y ácido fólico durante el embarazo es una estrategia reconocida por la OMS para reducir la anemia en mujeres gestantes y, como consecuencia, disminuir la incidencia de anemia neonatal. Sin embargo, esta suplementación no siempre es efectiva si no se acompaña de seguimiento clínico, educación nutricional y tratamiento de comorbilidades.
En el Hospital de Tingo María, los registros indican que muchas gestantes inician su control prenatal en etapas avanzadas del embarazo, cuando ya han desarrollado anemia moderada o severa. Este retraso en la atención contribuye significativamente a que sus hijos nazcan con mayor riesgo de anemia, especialmente si el parto ocurre en condiciones de emergencia o sin un protocolo de manejo adecuado.
El bajo peso al nacer (BPN) se define como aquel peso inferior a 2,500 gramos al momento del nacimiento, independientemente de la edad gestacional. Esta condición es uno de los principales predictores de morbilidad y mortalidad neonatal, y está estrechamente vinculada a la aparición de anemia durante el periodo neonatal y la primera infancia. La relación entre BPN y anemia neonatal es multifactorial. Los recién nacidos con bajo peso suelen compartir características clínicas que favorecen la aparición de anemia, entre ellas: a) Menor masa eritrocitaria total Los neonatos con BPN tienen una menor cantidad de glóbulos rojos circulantes al momento del nacimiento. Esta reducción no siempre se debe a hemorragias o hemólisis, sino que es el resultado de una limitada eritropoyesis fetal durante el embarazo, asociada a la insuficiencia placentaria, la desnutrición materna, las infecciones crónicas o la prematuridad. b) Reducción de reservas de hierro Como ya se ha explicado en apartados anteriores, los recién nacidos de bajo peso presentan reservas de hierro significativamente más bajas. Esto los predispone a la anemia por deficiencia de hierro a edades más tempranas. A menudo,
La anemia neonatal puede tener una fisiología compleja, debido a los rápidos cambios hematológicos que experimenta el recién nacido tras el parto. El recién nacido experimenta un fenómeno llamado anemia fisiológica del lactante , la cual ocurre como resultado de la supresión de la eritropoyesis medular después del nacimiento, debido al aumento en la presión de oxígeno arterial. Este proceso fisiológico se manifiesta en una reducción progresiva de la concentración de hemoglobina que alcanza su punto más bajo entre la sexta y la décima semana de vida en los neonatos a término. En los prematuros, este descenso ocurre más temprano y de forma más pronunciada. Además de la anemia fisiológica, existen formas patológicas de anemia neonatal, las cuales requieren de una evaluación médica inmediata. Estas pueden ser clasificadas en tres grandes grupos: Anemia por pérdida de sangre (hemorrágica): Esta puede ser causada por hemorragias fetomaternales, traumatismos durante el parto, hemorragias intracraneales, sangrado por procedimientos invasivos o hemorragias internas por coagulopatías congénitas. Este tipo de anemia suele ser aguda y conlleva riesgo de choque hipovolémico. Anemia hemolítica: Este grupo incluye anemias causadas por la destrucción excesiva de los glóbulos rojos. Las causas pueden ser inmunológicas (como la enfermedad hemolítica del recién nacido por
incompatibilidad ABO o Rh), infecciosas (citomegalovirus, sífilis congénita) o genéticas (esferocitosis hereditaria, deficiencia de G6PD). Anemia por disminución de la producción: En esta categoría se incluyen las anemias secundarias a infecciones intrauterinas (como parvovirus B19), trastornos genéticos que afectan la médula ósea (síndromes mielodisplásicos) y anemias asociadas a desnutrición severa intrauterina. También se incluye la anemia de los prematuros, quienes presentan una médula ósea inmadura y menor capacidad de síntesis eritrocitaria. Los signos clínicos de la anemia neonatal pueden ser sutiles o ausentes si la pérdida de hemoglobina es gradual. Sin embargo, en casos más severos pueden observarse palidez cutánea, taquicardia, apnea, letargia, dificultad en la succión, intolerancia alimentaria y, en situaciones críticas, hipotensión y choque hipovolémico. Es esencial que el diagnóstico se realice mediante pruebas de laboratorio que incluyan hemoglobina, hematocrito, recuento de reticulocitos, pruebas de Coombs y bilirrubina. La prevalencia de anemia neonatal varía ampliamente según la región y las condiciones socioeconómicas. En países de ingresos bajos y medios, la anemia neonatal suele estar subdiagnosticada, especialmente en áreas rurales como las que atiende el Hospital de Tingo María, donde la evaluación hematológica neonatal no es una práctica sistemática. Las intervenciones para prevenir esta condición deben basarse en evidencia científica sólida, adecuada al contexto local, y con enfoque preventivo desde la atención prenatal. (5)
La anemia neonatal es un problema clínico silencioso, pero de alta relevancia La anemia neonatal, aunque muchas veces pasa desapercibida en los primeros días de vida, constituye un problema de salud pública que afecta el desarrollo neurológico, cognitivo e inmunológico del recién nacido. Su impacto es más severo en contextos de pobreza, baja cobertura prenatal y limitada capacidad hospitalaria, como ocurre en muchas zonas de la región Huánuco. La evidencia revisada confirma que la mayoría de casos de anemia neonatal no se deben a enfermedades adquiridas, sino a condiciones presentes antes, durante o inmediatamente después del nacimiento. Entre los factores más relevantes se identificaron: Prematuridad. A pesar de los esfuerzos institucionales, aún persisten limitaciones en la detección, prevención y manejo temprano de la anemia neonatal en hospitales intermedios como el de Tingo María.
Diseñar e implementar proyectos piloto de intervención sobre anemia neonatal en centros de salud rurales de la región Huánuco, con monitoreo y evaluación por parte del hospital. Promover el uso de herramientas tecnológicas para seguimiento prenatal (mensajería SMS, WhatsApp comunitario, etc.). Establecer alianzas entre el Hospital de Tingo María, universidades locales (como la UNAS) y organismos internacionales para financiar investigaciones e intervenciones sostenibles