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respuestas del modelo de examen
Tipo: Exámenes
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PRIMERA PARTE: Leé el texto y los paratextos, luego resolvé las consignas en este mismo documento (si es necesario se pueden agregar hojas debidamente numeradas, pero no se deben dejar espacios en blanco ni tachar los renglones).
Supongamos que la Argentina es el producto de la imaginación de las personas que viven en ella. Benedict Anderson^3 sostuvo que una nación es una comunidad construida socialmente. Nuestra dificultad reside en que hay momentos en que “comunidad” suena a mucho. Porque comunidad implica no solo a un conjunto más o menos amplio de personas que comparten un mismo suelo, sino que tienen un común algo más que un paisaje, un clima y una misma temporalidad. Los integrantes de una comunidad participan de objetivos similares, tienen intereses parecidos; sus modos de vida particulares lucen afinidades. Hoy el imaginario de los argentinos está tironeado por visiones mediáticas en pugna. Ese conjunto de medios es mucho más omnipresente que los primeros textos impresos en la época de Gutenberg. Pero igual, detengámonos en las primeras planas de los periódicos, que hoy ya no se leen en papel, sino en la pantalla de computadoras, tabletas o teléfonos celulares. Lo que nos asalta la vista no son ligeros matices que distinguen a un grupo de otro. Los contenidos publicados presentan diferencias bestiales, colosales, como si se refiriesen a mundos distintos. Con el detalle para nada menor de que los medios que se llama “hegemónicos”, comparten entre sí criterios, perspectivas y perfil ideológico. Ignoro si al común de los lectores les ocurre lo mismo, pero a quienes ejercemos el periodismo y la comunicación desde hace años (o a algunos de nosotros, para ser justos) nos da vergüenza ajena leer titulares idénticos en los diarios de mayor venta. Y no una vez, que – bueno– podría suceder… No, es un hecho a repetición. No es que sean títulos parecidos. No. Son idénticos. Exactamente iguales. Es como si los criterios, perspectivas y perfil ideológico que tienen en común los empujara a compartir también el estilo. En las aulas de periodismo, allá lejos y hace tiempo, había profesores que nos decían “lo adecuado es leer el diario que piensa distinto a nosotros”. La idea es que ese ejercicio sometiera a prueba de resistencia nuestras convicciones, fortaleciera nuestro discurso y también nos permitiese conocer las lógicas y los argumentos de nuestros adversarios. Hoy parece haberse impuesto la consigna de que solo se lee aquello que confirma nuestros pareceres. Los diarios tradicionales y hegemónicos escriben a coro, como si los respectivos secretarios de redacción se llamaran por teléfono antes de la hora de cierre y articularan la edición de la mañana siguiente. En frente hay otros medios atomizados y atómicos, que también suelen ser leídos por el público convencido. Y el esquema se reitera en radios y canales de televisión. En estas condiciones, ¿cuál es la trazabilidad de una construcción de comunidades imaginadas? ¿De qué manera se puede superar el abismo entre quienes exhibieron jocosamente su reunión en la nieve neuquina y aquellos a los que el aislamiento preventivo no les permite hacer la diaria? ¿Cuál es el punto de equilibrio entre el cansancio social que provoca el Covid-19 y la necesidad de protegernos entre todos? Qué difícil se hace cuando unos le asignan responsabilidades a la pandemia y otros solo descargan culpas en la cuarentena. La acción mediática bien podría ser el cemento social que solidifique el sentido de comunidad. Pero es muy difícil que lo sea cuando en grandísima medida elige enterrar el cuchillo en heridas que le interesa profundizar. Quizás esa preocupación excluyente sea la razón por la que acontecimientos de enorme significación apenas aparecen o son decididamente ignorados. Esta ceguera voluntaria nos lleva a volver sobre lo que Hannah Arendt^4 definió como la «banalidad del mal». No hace falta ser un cretino ni mucho menos. Es suficiente con que nuestra despreocupación valide los actos reprochables. “Ejercimos un periodismo de guerra” se sinceró oportunamente un periodista de uno de los medios más poderosos de la Argentina y no pasó de ser una frase más, rimbombante tal vez, pero descriptiva de un ejercicio descalificador de la verdad e impugnador de las posibilidades de mancomunarnos para construir imaginativamente una nación. Así nos va. **1) ¿QUÉ PARATEXTOS APARECEN JUNTO AL TEXTO FUENTE Y QUE INFORMACIÓN BRINDA AL LECTOR? 1.50 PTOS ………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………………………………………………………………........... SEGUNDA PARTE: ESCRIBÍ UN INFORME DESCRIPTIVO SOBRE EL TEXTO LEÍDO (7 PTS.). RECORDÁ INCLUIR TODOS LOS ASPECTOS DESCRIPTIVOS, EXPLICATIVOS QUE CORRESPONDEN A LO SOLICITADO: REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA, PRESENTACIÓN, IDEA CENTRAL, ARGUMENTOS DEL TF, ETC. IMPORTANTE: EVITÁ REPETIR FRASES DEL TEXTO. USÁ LA REFORMULACIÓN. (EXTENSIÓN APROXIMADA DE 20 A 25 LÍNEAS).