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Las siete tesis de Irene Vasilachis
Qué aprenderás
Tipo: Monografías, Ensayos
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¡No te pierdas las partes importantes!
Este volumen forma parte de una serie de tres dedicada a las Metodologías Cualitativas y que se constituirá de este modo: I.- Los problemas teórico-epistemológicos, II.- La práctica de la investigación y III.-Antología comentada. En gran parte, esta serie resume las actividades llevadas a cabo en el marco del "Seminario sobre Metodologías Cualitativas" que, desde hace seis años, se lleva a cabo en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL) dependiente del Consejo Nacional de Investi- gaciones Científicas y Técnicas (CONICET). En este volumen, de lo que se trata, es de ubicar a las Metodologías Cualitativas con relación a las teorías que -en las Ciencias Sociales- han adquirido el status de paradigma, a partir de una reflexión epistemológica surgida de la práctica de la investigación empírica. El plan de este trabajo comprende la exposición de siete tesis, cuyo explicitación permitirá al lector determinar cuál es nuestra orientación y cuál nuestro objetivo y concluye con el desarrollo de esas tesis, a fin de fundamentarlas y justificarlas científicamente.
TESIS Nª1: La sociología requiere de una reflexión epistemológica a partir de sus desarrollos teóricos y de la práctica de la investigación científica. TESIS Nº2: La reflexión epistemológica tiene como objetivo la elucidación de los paradigmas presentes en la producción sociológica. Estos paradigmas son definidos como los marcos teórico-metodológicos uti- lizados por el investigador para interpretar los fenómenos sociales en el contexto de una determinada sociedad. TESIS N º 3: En la sociología coexisten en la actualidad tres paradigmas: el materialista-histórico, el positivista y el interpretativo; cada uno de ellos suscita una distinta reflexión epistemológica cuyos resultados no pueden a- plicarse a los restantes. TESIS Nº4: Dos son los paradigmas consolidados en la producción sociológica: el materialista histórico y el positivista. TESIS N º 5: El paradigma interpretativo esta en vías de consolidación y su supuesto básico es la necesidad de comprensión del sentido de la acción social en el contexto del mundo de la vida y desde la perspectiva de los participantes. TESIS N º 6: Los métodos cualitativos suponen y realizan los presupuestos del paradigma interpretativo. TESIS Nº 7: La estrategia de la Triangulación a través de la cual se combina la aplicación de metodologías cuantitativas y cualitativas , entre otras, da cuenta de la posibilidad de la coexistencia de los paradigmas en la práctica de la investigación sociológica.
Las ciencias no poseen una estructura común, no hay elementos que se den en toda investigación científica y que no aparezcan en otros dominios. La investigación con éxito no obedece a estándares generales: ya se apoya en una regla, ya en otra, y no siempre se conocen explícitamente los movimientos que la hacen avanzar. Una teoría de la ciencia que apunta a estándares y elementos estructurales comunes a todas las actividades científicas y las autorice por referencia a alguna teoría de la racionalidad del quehacer científico, puede parecer muy importante pero es un instrumento demasiado tosco para ayudar al científico en su investigación. No puede haber ninguna teoría del conocimiento y de la ciencia que sea a la vez adecuada e informativa prescindiendo de qué ingredientes sociales, económicos, etc., quiera uno añadir a la teoría. El mundo en que vivimos es demasiado complejo como para ser comprendido por teorías que obedecen a principios generales epistemológicos (Feyerabend, 1984). Tales consideraciones llevan a este autor a sostener que es imposible una teoría de la ciencia en virtud de que sólo existe un proceso de investigación, ya que hay todo tipo de reglas empíricas que nos ayudan en nuestro intento de avanzar. Estas reglas tienen que ser siempre examinadas para asegurar que siguen siendo útiles. Coincidimos con la afirmación de Feyerabend (1981) respecto de que la idea de que la ciencia puede, y debe, regirse según reglas fijas y universales, es a la vez irrealista y perniciosa. Es irrealista porque supone una visión demasiado simple del talento de los hombres y de las circunstancias que animan, o producen, su desarrollo. Y es perniciosa porque el intento de reforzar las reglas esta condenado a incrementar nuestra calificación profesional a expensas de nuestra humanidad. Además, semejante idea es perjudicial para la ciencia misma porque olvida las complejas condiciones físicas e históricas que influyen sobre el cambio científico. Aunque aceptamos con el autor citado la aseveración del hecho de que la imposición de cá- nones estrictos y de dogmas rígidos al proceso de investigación obstaculizan el desarrollo científico futuro, no concordamos con su suposición de que la ciencia reclama una epistemo- logía anarquista. La elucidación de los paradigmas presentes en el quehacer sociológico nos conducirá, más bien, a buscar la relación profunda entre éstos y las diversas reflexiones
epistemológicas que suscitan. La realidad de las diferentes prácticas científicas reside en su distinción -cada una tiene su propio objeto, su teoría, sus métodos y su desarrollo desigual; sin embargo, estas diferencias son reabsorvidas por el supuesto en que se funda una ciencia de las ciencias o una filosofía de las ciencias (Lecourt, 1985). Para superar las discusiones académicas y las formas académicas de superarlas, es necesario someter la práctica científica a una reflexión que, a diferencia de la filosofía clásica del conocimiento, se aplique no a la ciencia hecha, ciencia verdadera cuyas condiciones de posibilidad y de coherencia, cuyos títulos de legitimidad sería necesario establecer, sino a la ciencia que se está haciendo. Esa tarea de carácter epistemológico consiste en descubrir en la práctica científica misma, el pasaje de una aproximación más lejana a otra más cercana a la realidad (Bourdieu y col., 1986 , Bourdieu, 1987). De tal modo, los interrogantes acerca de cómo es posible el conocimiento científico en general son sustituidos por aquéllos referidos a cuál es la forma, mediante qué procesos una ciencia en especial pasa de un conocimiento limitado o insuficiente o un conocimiento considerado superior no por ser aplicado a mayor número de objetos sino por introducirse más pro- fundamente en las peculiaridades de los fenómenos y de los objetos.
La reflexión epistemológica que nos suscita la sociología que emerge y que hoy se esta haciendo, es la que se caracteriza por la convergencia metodológica, por la pluralidad de métodos utilizados a fin de obtener distintos puntos de vista sobre el objeto o fenómeno bajo estudio y a partir de diversas fuentes de conocimiento. Un científico que desee maximizar el contenido empírico de los puntos de vista que sustenta y que quiera comprenderlos tan claramente como sea posible, tiene que introducir otros puntos de vista; es decir, tiene que adoptar una metodología pluralista. La tarea del científico no ha de ser por más tiempo "la búsqueda de la verdad", "la sistematización de la observaciones" o "el perfeccionamiento de las predicciones". Todos estos no son sino efectos marginales de una actividad que consiste en hacer de la causa más débil la causa más fuerte. La ciencia en su mejor aspecto , esto es, la ciencia en cuanto es practicada por los científicos, es una habilidad, o un arte, pero no una empresa "racional" que obedece a estándares inalterables de la razón y que usa conceptos bien definidos, estables "objetivos" y por eso también independientes de la práctica. La idea de un método que contenga principios firmes, inalterables y absolutamente obligatorios que rijan el quehacer científico, tropieza con dificultades considerables al ser confrontada con los resultados de la investigación histórica (Feyerabend, 1981 y 1984). La intención que persigue este autor a través de dichas afirmaciones, no es sustituir un conjunto de reglas generales por otro conjunto de reglas, sino producir el convencimiento de que todas las metodologías , incluidas las más obvias, tienen sus límites. Volveremos sobre este supuesto
La noción de paradigma que hemos propuesto ha sido elaborada como resultado del análisis de los aportes teórico-metodológicos más relevantes realizados al campo de la sociología, y una vez que se determinó cuales son los fundamentos que, en cada uno de ellos, podrían estar aso- ciados a lo que se entiende por paradigma en otras ciencias, a fin de considerar si en la sociolo- gía este concepto adquiere características especiales. El paradigma presupuesto en la aplicación de una determinada teoría, o en la negación a utilizar o verificar teoría alguna en la investigación científica realizada por los sociólogos, podría ser determinado intentando responder a los siguientes interrogantes: 1.- ¿ Desde qué, con qué y con quién ?, 2.- ¿ Cómo ?, 3.- ¿ Con qué ?, 4.- ¿ Cuando y dónde ?, 5.- ¿ Para qué? y 6.- ¿Qué?. Nos referiremos a continuación a cada uno de estos interrogantes.
Este interrogante alude a la cosmovisión filosófica del sociólogo que determina su opción a favor de otros paradigmas y/o teorías -a los que adopta, adapta, critica o crea- de acuerdo o en disidencia con otros pensadores predecesores o contemporáneos. Las concepciones del mundo son interpretaciones de la realidad que expresan el sentido y significado de la vida y "en la estructura de la visión del mundo siempre se halla contenida una relación interior de la experiencia de la vida con la imagen del mundo, relación de la que se puede derivar siempre un ideal de vida" (Dilthey, 1960). Esa experiencia comprende, en el contexto de cada sociedad en un momento determinado, un sistema cognitivo de referencia, un acervo social de conocimiento (Schutz y Luckmann, 1977), que supone categorías propias de un determinado estado de la ciencia (Lecourt, 1975) con el que el investigador se enfrenta y respecto del que hace opciones de acuerdo con su particular visión del mundo, ya se privilegie respecto de ésta el plano individual, el colectivo o ambos (Goldmann, 1979). Todos estos aspectos no se tienen en cuenta, por lo general, cuando se opta a favor de una teoría sociológica consolidada como paradigma respecto de la que, por su éxito, se considera que es aplicable a todo fenómeno independientemente de sus circunstancias espacio- temporales. Cuando esto es así "surge la sospecha de que el pretendido éxito se debe al hecho de que la teoría, al extenderse más allá de su punto de partida, se ha convertido en una rígida ideología" (Feyerabend, 1981). La elección a favor de uno o varios paradigmas -o de una o varias teorías sociológicas consolidadas como tales- supone la adopción -en todo o en parte- de las leyes, los métodos, los conceptos, las construcciones auxiliares implícitos en "el" o en "los" paradigmas adoptados.
Esto mismo es aplicable en el caso de que se reflexione epistemológicamente acerca de los paradigmas vigentes en la producción sociológica de otros sociólogos (Vasilachis de Gialdino, 1975). La respuesta a los restantes interrogantes esta ínsita en la del primero; de allí que la escisión que proponemos en seis cuestionamientos sea más analítica que real.
Esta pregunta refiere al modo, manera o método utilizado por el investigador para aproximarse al conocimiento de los fenómenos sociales. La elección de un método de investigación supone una decisión a favor del paradigma que incluye a esa estrategia o a ese instrumento como forma posible de acceso a la realidad, es decir, que los métodos de investigación "representan a los diferentes medios de operar sobre el contexto del científico" (Denzin, 1978). Cuando la elección es a favor de más de un paradigma puede haber convergencia metodológica siempre y cuando se mantenga la coherencia respecto de los criterios de validez presentes en cada paradigma, ya que esos criterios no pueden integrarse del mismo modo en que se intentan integrar los resultados de la aplicación de los distintos métodos. Volveremos sobre estos temas al tratar sobre la Triangulación.
Esta interpelación alude al instrumental conceptual que utiliza -o crea- el sociólogo para interpretar a los fenómenos que estudia. Esos conceptos pertenecen, por lo general, a una determinada teoría consolidada como paradigma que determina, respecto de dichos conceptos, su ámbito de aplicación, su relación con otros conceptos, definiciones, hipótesis, etc. de esa teoría. En razón de que los distintos paradigmas se crean, en un primer momento, como teorías que intentan dar cuenta de un con- junto de fenómenos de una sociedad ubicada histórica y geográficamente es importante poner de resalto las peculiaridades de las condiciones de creación de los conceptos de ese paradigma a fin de evaluar la posibilidad de su aplicación. "La división clásica que separaba la teoría de su aplicación ignoraba esta necesidad de incorporar las condiciones de aplicación en la esencia misma de la teoría" (Bachelard, 1973).
Esta pregunta se refiere tanto a la sociedad, determinada en tiempo y espacio, a la que pertenece el investigador que crea la teoría -o que la aplica- como a aquélla en la que suceden los fenómenos que se analizan. De este modo, los logros, la capacidad interpretativa, las sugerencias, el valor de un paradigma tienen que medirse en relación con las circunstancias de su creación, con su base histórica, más que en vinculación con situaciones futuras desconocidas. "La teoría de la sociedad debe permanecer consciente del contexto en que ha
contexto social, 5) una forma de compromiso existencial y 6) una elección respecto de los fenó- menos sociales que analiza. De acuerdo con esta noción de paradigma podría suponerse que todas las teorías sociológicas constituyen paradigmas. Pero esto no es así; sólo algunas teorías alcanzan el status de paradigma: aquéllas cuya referencia -ya sea para confirmarlas, refutarlas, negarlas o superarlas- es recurrente en la producción sociológica. Los paradigmas se originan, por lo general, en una teoría, pero presuponen una pluralidad de ellas. Sin embargo, esto no significa que esa teoría sea una teoría general del conocimiento científico hábil para justificar la presencia de todos los paradigmas. De acuerdo con nuestro supuesto -desarrollado en la primera tesis - de que la reflexión epistemológica surge de la práctica de la investigación científica es a partir de ésta, y no siguiendo el camino inverso, que los investigadores: a) se plantean interrogantes acerca de los paradigmas que presuponen y b) justifican la legitimidad de su utilización a través de elaboraciones de carácter epistemoló- gico.
Nos ocuparemos, en primer lugar, del problema de la coexistencia de los paradigmas para, en las tesis siguientes, referirnos a cada uno de ellos y a sus correspondientes reflexiones epis- temológicas. La originalidad de los grandes teóricos de la sociedad como Comte, Marx, Weber, Durkheim, Parsons, Mead, para no hablar, por ahora, de los más recientes, reside en que han introducido paradigmas que, en cierto modo, siguen compitiendo hoy en pie de igualdad. Por otro lado, los paradigmas guardan en las ciencias sociales una conexión interna con el contexto social del que surgen y en el que operan, tal como lo hemos expuesto al tratar lo atinente al interrogante ¿Cuándo y dónde? en el desarrollo de la tesis anterior. En los paradigmas "se refleja la comprensión que del mundo y de sí tienen los colectivos: sirven de manera mediata a la interpretación de los horizontes de aspiración y de expectativa. De allí que para toda teoría de la sociedad la conexión con la historia de la teoría represente también una especie de test. Cuanto mayor sea la naturalidad con que pueda recoger, explicar, criticar y proseguir ideas de tradiciones teóricas anteriores, tanto más inmunizada se verá contra el peligro de que en la propia perspectiva teórica sólo se hagan valer subrepticiamente intereses particulares" (Habermas, 1987). En nuestros días, muchos investigadores han acogido con entusiasmo la diversificación de la teoría social, en la opinión de que la competencia entre tradiciones de pensamiento es su- mamente deseable y provechosa. Para esta perspectiva, la proliferación de tradiciones teóricas es una forma de evitar el dogmatismo fomentado por el compromiso dominante con un solo marco de pensamiento. En ocasiones se pone en evidencia que "el estudio de la conducta humana es necesariamente un asunto controvertido; sólo en una sociedad totalitaria existiría un único marco incuestionable para el análisis de la conducta social humana" (Giddens, Turner y col., 1990). Además, los diferentes tipos de fenómenos sociales requieren "una comprensión y explicación teórica diferente" por lo que los sistemas rígidos no pueden abarcar todos los fenómenos sociales (Craib, 1984). La idea de esta coexistencia de los paradigmas en sociología surgió de nuestra práctica de investigación, en el transcurso de una indagación que tenía por objetivo determinar cuál era el criterio vigente en la jurisprudencia respecto de la decisión de los casos de enfermedades y accidentes derivados de las condiciones de trabajo. En aquel momento, al preguntarnos qué era la sentencia como producto de la acción del juez en una determinada situación social, nos encontramos con que podíamos definirla como un acto de dominación, de control o de poder social según presupusiésemos al paradigma materialista histórico, al positivista o al interpretativo, respectivamente
producción sociológica, pero esta circunstancia no determina que al conocimiento sociológico se lo califique de maduro, ya que este atributo supone algún tipo o modelo de desarrollo o progreso del conocimiento científico que no puede ser elaborado sino por cada disciplina en el ámbito de la práctica científica. 3.2.2.-Supuestos que se oponen a la tesis que propone una definición de paradigma producto del análisis de la práctica de investigación sociológica. a) Un paradigma no surge frente a "anomalías" que llevan a que la ciencia "aprenda a ver la naturaleza de una manera diferente". El nacimiento de la sociología se produce con la aparición de un fenómeno social de características inéditas hasta entonces: la revolución industrial; pero frente a ese mismo fenómeno surgen para interpretarlo dos paradigmas distintos: el positivista de Comte y el materialista histórico de Marx.El primero supone que el orden es la condición del progreso y el segundo que el conflicto es la condición del progreso. Estas dos interpretaciones de la realidad están aún vigentes en nuestros días - no sólo respecto de los científicos sociales-, y en las connotaciones de la palabra "progreso", tan distintas para cada paradigma, se hace manifiesta la continuidad de la problemática sociológica. b) Entendemos que la elección entre paradigmas no "es una elección comunitaria", aunque consideramos que no puede soslayarse la importancia del contexto histórico y social en esta decisión, para nosotros aspectos tales como la visión del mundo del investigador, sus experiencias, sus expectativas, sus aspiraciones juegan respecto del sociólogo el mismo papel de relevancia que respecto de los investigadores de otras disciplinas. 3.2.3.- Supuestos que se oponen a la tesis de la coexistencia de los paradigmas en la sociología a) Las circunstancias "raras en las que pueden coexistir pacíficamente dos paradigmas en el último período" en la sociología, no configuran una excepción sino que, por el contrario, constituyen una constante que la caracteriza desde su nacimiento como ciencia, tal como lo hemos visto. b) La aceptación de un paradigma no lleva necesariamente al reemplazo por otro porque sino opera este reemplazo "se rechaza a la ciencia misma". La sociología no progresa "reemplazan- do las antiguas teorías por otras nuevas" (Khun, 1978). c) Si aceptamos el supuesto de que "sin la aceptación de un paradigma no habría ciencia normal" y que las revoluciones científicas se inician con un sentimiento creciente de la co- munidad científica "de que un paradigma existente ha dejado de funcionar adecuadamente en la exploración de un aspecto de la naturaleza, hacia el cual, el mismo paradigma había previamen- te mostrado el camino", tenemos que concluir que de acuerdo al contenido de las tesis expuestas hasta aquí, los conceptos de Khun de ciencia normal y de revolución científica no son aplicables a la sociología. Para concluir este parágrafo podemos sostener que la epistemología -y no hablamos de reflexión epistemológica por sus pretensiones de universalidad- de Kuhn es aplicable en el campo de la sociología, predominantemente al paradigma positivista. Para este autor los miembros de las comunidades científicas deben preferir "lo simple a lo complejo, lo genuino a
lo ad hoc , lo fecundo a lo estéril, lo preciso a lo vago" y estas oposiciones nos recuerdan las acepciones del término positivo que para Comte (1965) resumían los caracteres "del verdadero espíritu filosófico" que eran : lo real, lo útil y lo preciso.
Consideramos que la coexistencia de paradigmas podría explicarse aceptando el supuesto de la teoría de la acción comunicativa, para la cual existen tres mundos, los que constituyen conjun- tamente el sistema de referencia que los hablantes suponen en común en los procesos de comunicación. El mundo externo alude a los mundos objetivo y social, y el interno al mundo subjetivo. Es decir que, para esta concepción, el hablante, al ejecutar un acto de habla, entabla una relación pragmática con: -algo en el mundo objetivo (como totalidad de las entidades sobre las que son posibles enunciados verdaderos); o -algo en el mundo social (como totalidad de las relaciones interpersonales legítimamente reguladas); o -algo en el mundo subjetivo (como totalidad de las propias vivencias a las que cada cual tiene un acceso privilegiado y que el hablante puede manifestar verazmente ante un público), relación en la que los referentes del acto de habla aparecen al hablante como algo objetivo, como algo normativo o como algo subjetivo (Habermas, 1987). El hablante y el oyente se entienden desde y a partir; del mundo de la vida que les es común, sobre algo en el mundo objetivo, en el mundo social y en el mundo subjetivo. La verdad, la rectitud y la veracidad, respectivamente, son los criterios de verdad. El mundo de la vida es el lugar trascendental en que el hablante y el oyente se salen al encuentro planteándose esas pretensiones de validez; es el horizonte de convicciones comunes aproblemáticas en el que se da la acción comunicativa (Habermas,1990). Independientemente de que los presupuestos de la teoría de la acción comunicativa sean aceptados como fundamentos de una teoría general de la acción social, consideramos que la copresencia de mundos que esta teoría postula hace por demás evidente la complejidad de los fenómenos sociales y la dificultad de analizarlos a partir de la perspectiva de un sólo paradig- ma. De este modo, desde la mira del paradigma positivista se accedería al mundo objetivo y aquellos aspectos del mundo social que se tradujeran en comportamientos observables, luego, los resultados de la investigación han de ser enunciados en proposiciones verdaderas -si su contenido esta en correspondencia con la realidad-. Si el paradigma presupuesto es el interpretativo, para no hablar más que de dos de los paradigmas, el foco estará puesto en el mundo social, en el mundo subjetivo y, principalmente en el mundo de la vida, y los criterios de validez de los enunciados científicos serán, es especial, la veracidad y la rectitud normativa; sin excluir la verdad respecto del mundo objetivo De alguna manera, la teoría de la acción comunicativa viene a resolver el aparente conflicto entre paradigmas mediante la asimilación y la superación de gran parte de presupuestos que aparecían como irreconciliables.
En los parágrafos siguientes trataremos de hacer referencia a los principales aportes a estos dos paradigmas. No obstante, necesario es aclarar que estas menciones se realizarán de acuerdo con los siguientes criterios: a) no se considerará toda la obra de los diversos autores sino, solamente aquellas referencias que se vinculen específicamente con el objetivo de este trabajo que radica, en parte, en la elucidación de los paradigmas presentes en la producción sociológica de acuerdo con el concepto propuesto de paradigma; b) se aludirá, en especial, a las reflexiones epistemológicas llevadas a cabo dentro de cada paradigma; de allí que la atención se centrará en lo referente a los supuestos teórico-metodológicos; y c) sólo se mencionarán algunos ejemplos de las diversas teorías enroladas en los distintos paradigmas.
4.1.1.- El origen Para Marx (1962), una de las más grandes realizaciones de Feuerbach es haber fundado "el verdadero materialismo y la ciencia positiva al hacer de la relación social del "hombre con el hombre"" el principio básico de su teoría. Pero este autor no queda exento de la crítica que Marx (1969 b)) hace a todo el materialismo anterior y que radica en que "concibe el objeto, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación , pero no como actividad sensorial humana , como práctica , no de un modo subjetivo. De allí que el lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal". Pero, para Marx, esta forma abstracta,lógica y especulativa de ver el proceso histórico no expresa la historia real del hombre sino la de su creación. De esta forma, Marx elabora los fundamentos de su metodología: el materialismo histórico y el método dialéctico, incorporando y enfrentando, a la vez, a dos de las concepciones paradigmá- ticas presentes en el acervo de conocimiento de su época: el materialismo de Feuerbach y el idealismo de Hegel. La ciencia real y positiva, "la exposición de la acción práctica, del proceso práctico de desarrollo de los hombres" comienza para Marx (1970 a)) allí donde termina la especulación, esto es, en la vida real, y "toda ciencia verdadera y real resulta suprimida en cuanto no es la individualidad la que domina en la naturaleza misma de las cosas" (1970 b)). Estas dos re- ferencias aluden, respectivamente, al objeto y sujeto de conocimiento en lo que, para nosotros, son parte de las reflexiones epistemológicas expresadas por Marx. Las premisas de las que parte Marx son, para él, premisas reales que no constituyen ningún dogma y de las que sólo es posible abstraerse en la imaginación. Estas premisas son "los indivi- duos reales, su acción y sus condiciones materiales de vida, tanto aquellas con las que se han encontrado como las engendradas por su propia acción". Determinados individuos que como productores actúan de un determinado modo, contraen entre sí relaciones sociales y políticas
determinadas, y la observación empírica tiene que poner de relieve la trabazón existente entre la organización social y política y la producción. La organización social y el Estado brotan constantemente del proceso de vida de determinados individuos tal como realmente son. Los hombres son los productores de sus representaciones, las ideas son las cosas materiales transpuestas, interpretadas en la cabeza de los hombres. "No se parte de lo que los hombres di- cen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o imaginado, para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; se parte del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los procesos ideológicos...No es la conciencia la que determina la vida,sino la vida la que determina la conciencia" (1970 a)) El método científicamente correcto para conocer la realidad es, para Marx (1970 c)), el que se eleva de lo simple a lo más complejo, a lo más abstracto, ya que "lo concreto es concreto porque es la síntesis de muchas determinaciones, es decir, unidad de lo diverso. Por eso, lo concreto aparece en el pensamiento como proceso de síntesis, como resultado, y no como punto de partida, aunque sea el verdadero punto de partida y, por consiguiente, el punto de partida también de la percepción y de la representación". De tal modo, para este autor, la totalidad concreta, como totalidad de pensamiento, como un concreto de pensamiento, es el producto del pensar, del concebir y no el producto del concepto que se engendra a sí mismo. Con esta afirmación Marx esta proponiendo la superación de la dialéctica hegeliana mediante otra forma de interpretar la historia, en la que el pensamiento no sea el demiurgo de la realidad sino que "lo que constituye el movimiento dialéctico es la coexistencia de dos lados contradictorios, su lucha, su fusión en una categoría nueva. Sólo con plantear el problema de eliminar el lado malo, se paraliza de repente el movimiento dialéctico". Desde el momento mismo que empieza la civilización, la producción empieza a fundarse sobre el antagonismo de las órdenes, de los estados, de la clases y, finalmente, sobre el antagonismo del trabajo acumulado -el polo positivo de la antinomia- con el trabajo inmediato -el polo negativo -. "Sin antagonismo no hay progreso. Tal es la ley a la que la civilización ha obedecido hasta nuestros días" (1969 b)). El objetivo de estas referencias de la teoría de Marx, con especial énfasis en sus reflexiones epistemológicas, radica en que nos permitirá observar como esta teoría adquiere el status de paradigma mediante su incorporación por diversas teorías que, a su vez, sirvieron de marco a la investigación empírica. La citas se incluyen a modo de ejemplo y sin la pretensión de ser exhaustivas. 4.1.2-La consolidación La influencia del paradigma materialista alcanza a toda la producción sociológica, sin embargo, su consolidación se expresa en dos vertientes una, a la que llamamos neomarxista, en la que se ubican, entre otros, Lefebvre y Goldmann y otra, la denominada teoría crítica, en la que encontramos a Marcuse, Adorno, Horkheimer y al temprano Habermas. Ambas corrientes, desde perspectivas no siempre asimilables, critican al paradigma positivista, al igual que lo hacen los aportes teóricos que incluimos en el paradigma interpretativo. Cuando hablamos de coexistencia nos referimos, también, a esa forma de estar comprendido un paradigma, implícitamente, dentro de la producción de otro que lo cuestiona de manera tal que ese cuestionamiento no puede ser interpretado sino conociendo la naturaleza y los alcances de
4.2.1.-El origen Este paradigma se inicia con Comte, para quien todas las especulaciones, ya se trate del individuo o de la especie, deben pasar sucesiva e inevitablemente por tres estadios teóricos diferentes: el teológico -en el se intenta acceder a la naturaleza última de las cosas atribuyéndolas a agentes sobrenaturales-, el metafísico -en el que se intenta explicar esa na- turaleza pero a través de entidades abstractas- y el positivo - que se queda en las cosas mismas ateniéndose a la observación y razonamiento sobe los hechos ya que "la verdadera observación es la única base posible de los conocimientos verdaderamente accesibles". En oposición a la lógica especulativa, la lógica positiva "reconoce como regla fundamental que toda proposición que no es estrictamente reductible al simple enunciado de un hecho, particular o general, no puede tener ningún sentido real e inteligible". De tal forma, los caracteres principales del espíritu positivo son: 1) la subordinación de la imaginación a la observación sustituyendo en todo "la inaccesible determinación de las causas propiamente dichas por la simple averiguación de las leyes , o sea de las relaciones constantes que existen entre los fenómenos observados"; 2) la naturaleza relativa del espíritu positivo, porque el estudio de los fenómenos lejos de ser absoluto deber ser relativo "a nuestra organización y a nuestra situación"; 3) la previsión racional como destino de las leyes positivas en razón de que "la verdadera ciencia, lejos de estar formada de simples observaciones tiende a dispensar , en lo posible, de la exploración directa", sustituyéndola por la previsión racional; y
análisis dinámico es la meta última de la investigación científica. Esta meta tiene dos aspectos; en primer lugar, la "explicación causal" de los fenómenos o procesos específicos pasados y la predicción de los acontecimientos futuros y, en segundo lugar, la adquisición de conocimiento analítico generalizado, de "leyes" que puedan aplicarse a un número indefinido de casos específicos, mediante la utilización de los datos de los hechos adecuados. La obtención de esa meta es un acto unitario y los dos aspectos de la misma se presuponen mutuamente. El progreso científico consiste especialmente, para Parsons, en la gradual ampliación del alcance del análisis dinámico. El rasgo esencial de este análisis radica en el tratamiento de un cuerpo de fenómenos interdependientes simultáneamente en el sentido matemático, y "la solución ideal es la posesión de un sistema de generalizaciones dinámicas lógicamente completo que pueda establecer todos los elementos de interdependencia recíproca entre todas las variables del sistema" (Parsons, 1954). El tipo lógico de sistema teórico generalizado que este autor expone es el "sistema estructural-funcional", y consiste en las categorías generalizadas necesarias para una adecuada - descripción de los estados de un sistema empírico. Mientras que la sociedad no es sino "un tipo particular de sistema social" (Parsons, 1973); la sociología se constituye como una disciplina teórica cuyo centro de interés reside en desentra- ñar los problemas de integración de los sistemas sociales con mención especial de los obstáculos que se oponen a ella y la teoría sociológica es para él "aquel aspecto de la teoría de los sistemas sociales que se ocupa de los fenómenos de la institucionalización de las pautas de orientación de valor en el sistema social" (Parsons, 1966). Para Merton, la teoría sociológica se refiere a conceptos lógicamente conectados; pero, a diferencia de Parsons, estos conceptos son de alcance limitado y modesto más bien que amplios y grandiosos. Sólo cuando tales conceptos se relacionan entre sí en forma de un sistema, empieza a aparecer la teoría. Los conceptos, pues, "constituyen las definiciones (o las pres- cripciones) de lo que debe observarse; son las variables entre las que hay que buscar relaciones empíricas. Cuando las proposiciones se relacionan entre sí lógicamente, se ha formado una teoría" (Merton, 1970). La influencia de Durkheim también se hace manifiesta en Merton, para quien el requisito fundamental del sometimiento de los datos sociológicos al análisis funcional, es que el objeto de análisis represente una cosa estandarizada. Como podemos observar en lo expuesto hasta aquí sobre el origen y la consolidación del paradigma positivista, tres son los puntos centrales en torno de los que giran las distintas cons- trucciones teóricas: a) la observación dirigida hacia hechos externos al investigador, b) la importancia de las leyes derivadas de las regularidades observadas en los hechos y como fundamento de las explicaciones causales, y c) el supuesto de la necesidad de teorías verificables. Estas consideraciones nos inducen a pensar que la epistemología elaborada, entre otros, por Carnap, Popper, Lakatos y, en parte, Khun, es más aplicable a la investigación sociológica que presupone, en especial, el paradigma positivista -dejando a salvo la noción de la coexistencia- pero que sus conclusiones se ajustan excepcionalmente a las exigencias que supone las aplicación de los otros dos paradigmas. Las observaciones directas de hechos aislados marcan,para Carnap (1969), el comienzo de la ciencia ya que no hay otra cosa que sea observable. Una regularidad no es observable directa- mente; las regularidades se descubren mediante la comparación de múltiples observaciones y se