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LEYENDA DEL PADRE ALEMEIDA, Apuntes de Ciencias de la Educación

LECTURA LEYENDA DE PADRE ALMADIA 100 ECUATORIANA

Tipo: Apuntes

2021/2022
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EL PADRE ALMEIDA
Narra la leyenda que, en el convento de San Diego, de la
ciudad de Quito, vivía hace algunos siglos un joven
sacerdote, el padre Manuel de Almeida Capilla, quien con
apenas 17 años. Decidió seguir la vida religiosa en la
comunidad franciscana, sin embargo, no era precisamente
el mejor, debido a su mala conducta. El encierro y la
oración hicieron poco para vencer sus ímpetus juveniles. El
joven sacerdote, conocido como Padre Almeida,
aprovechaba cualquier descuido para salir por las noches
del convento de San Diego sin que nadie le viera. Solía
escaparse por el torreón de la iglesia, deslizándose por el
muro hasta la calle.
Se caracterizaba por su afición a las juergas y al
aguardiente. A pesar de haberse ordenado y tomado los
hábitos no dejaba de lado su vida un poco mundana y frívola. Pronto la tentación llamó a su
celda para visitar a unas damiselas y salir de parranda.
Un día, cuando iba a salir de parranda, escuchó que alguien le decía: “¿Hasta cuándo,
padre Almeida?”
El sacerdote pensó que era producto de su imaginación y respondió: “Hasta la vuelta,
señor”. El hombre no se percató que había sido la imagen del cristo que había en lo alto de
la torre, y se marchó.
Horas después, Almeida salió de la cantina dando tumbos. En la calle, divisó a unos
hombres portando un ataúd. Pronto, el féretro cayó al suelo y, para su sorpresa, vio que la
persona que estaba dentro era él mismo.
Cuenta la narración que, desde entonces, el sacerdote decidió abandonar la juerga y
prometió llevar una vida íntegra. Entendió que era una señal de Dios y jamás volvió a
escaparse del convento.
Después de todo lo ocurrido el padre Almeida se convirtió en un ejemplo para quienes
decidieron seguir también el camino de la iglesia, porque fue formador y dio ejemplo de la
su vida espiritual. Además, llegó a ser maestro de novicios, predicados, secretario de
provincia y visitador general de la orden franciscana. Fue famoso en su tiempo y sigue vivo
en la actualidad a través de su leyenda.
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EL PADRE ALMEIDA

Narra la leyenda que, en el convento de San Diego, de la ciudad de Quito, vivía hace algunos siglos un joven sacerdote, el padre Manuel de Almeida Capilla, quien con apenas 17 años. Decidió seguir la vida religiosa en la comunidad franciscana, sin embargo, no era precisamente el mejor, debido a su mala conducta. El encierro y la oración hicieron poco para vencer sus ímpetus juveniles. El joven sacerdote, conocido como Padre Almeida, aprovechaba cualquier descuido para salir por las noches del convento de San Diego sin que nadie le viera. Solía escaparse por el torreón de la iglesia, deslizándose por el muro hasta la calle. Se caracterizaba por su afición a las juergas y al aguardiente. A pesar de haberse ordenado y tomado los hábitos no dejaba de lado su vida un poco mundana y frívola. Pronto la tentación llamó a su celda para visitar a unas damiselas y salir de parranda. Un día, cuando iba a salir de parranda, escuchó que alguien le decía: “¿Hasta cuándo, padre Almeida?” El sacerdote pensó que era producto de su imaginación y respondió: “Hasta la vuelta, señor”. El hombre no se percató que había sido la imagen del cristo que había en lo alto de la torre, y se marchó. Horas después, Almeida salió de la cantina dando tumbos. En la calle, divisó a unos hombres portando un ataúd. Pronto, el féretro cayó al suelo y, para su sorpresa, vio que la persona que estaba dentro era él mismo. Cuenta la narración que, desde entonces, el sacerdote decidió abandonar la juerga y prometió llevar una vida íntegra. Entendió que era una señal de Dios y jamás volvió a escaparse del convento. Después de todo lo ocurrido el padre Almeida se convirtió en un ejemplo para quienes decidieron seguir también el camino de la iglesia, porque fue formador y dio ejemplo de la su vida espiritual. Además, llegó a ser maestro de novicios, predicados, secretario de provincia y visitador general de la orden franciscana. Fue famoso en su tiempo y sigue vivo en la actualidad a través de su leyenda.

El Convento de San Diego, rehabilitado por el Ilustre Municipio de Quito aún se levanta en el lugar que lo edificó. Lo que ha desaparecido es un “Diario” en el que se dice el Padre Almeida escribió sus memorias. Sin embargo, los quiteños insisten que entre las muchas obras que dejó para la posteridad, está el villancico que se suele cantar en la época navideña y que dice: