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La historia sobre como los gringos robaron al choco, Resúmenes de Administración de Empresas

documento investigativo sobre la historia de como los gringos ingresaron al chocó para extraer oro y terminaron robando al choco

Tipo: Resúmenes

2018/2019

Subido el 17/09/2019

luis-mena-morales
luis-mena-morales 🇨🇴

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LA HISTORIA SOBRE CÓMO LOS GRINGOS ROBARON AL CHOCÓ
La compañía minera Chocó Pacífico burló las leyes colombianas y no pagó por el
oro y el platino que explotó entre 1916 y 1925
La compañía Chocó Pacífico fue una síntesis de una historia sórdida y oscura de
sobornos, despojos, pillaje y segregación racial. Una compañía que impuso en su
sede en Andagoya, en el corazón del Chocó, un apartheid similar al de los
bantustanes sudafricanos, donde los negros no podían transitar libremente por sus
calles sin un permiso especial.
Andagoya fue una ciudad moderna, lujosa y opulenta, donde solo tenían acceso
los negros de la servidumbre y al otro lado del río, Andagoyita, un caserío
miserable, donde la pobreza y la miseria hacían destrozos en la vida de miles de
chocoanos que morían de hambre y de las enfermedades tropicales.
Una empresa que, con la Compañía Minera de Nariño S.A., la Frontino Gold Mines
Limited y la Consolidated Gold Dredging Limited formaron parte del emporio
minero de la multinacional International Mining de Nueva York. Un emporio que
mientras miles de chocoanos se morían de hambre en casuchas miserables sobre
los cascotes de piedras y arenas, sus accionistas con las ganancias del oro y el
platino del Chocó regalaron la construcción del Yankee Stadium a Nueva York.
Un conglomerado que fue el principal beneficiario de la más grande bonanza
platinífera en la historia colombiana de 1916 a 1930, cuando Colombia fue el
primer productor mundial de platino. En aquel período no solo expandió sus
dominios comprando tierras y derechos mineros a precios irrisorios y con
amenazas de muertes de sus escuadrones de malhechores, sino que inició las
explotaciones de los grandes yacimientos de platino de Colombia en el río San
Juan y sus tributarios Condoto, Iró y Opogodó.
Ciclo en que se enfrentó en un litigio por el control de esos yacimientos de oro y
platino con la British Platinium & Gold Corp., compañía británica que después de
una engorrosa disputa jurídica abandonó el Chocó en 1927. Entonces, sin
competencia, la Chocó Pacífico controló de manera monárquica durante más de
cuatro decenios el desarrollo minero del Chocó, con el agravante que arrodilló a la
mayoría de la clase dirigente chocoana y la puso al servicio de sus intereses
económicos. Fueron contados los líderes políticos chocoanos que no sucumbieron
ante sus sobornos y su poder imperial.
Por la falta de coherencia en legislación minera, entre las competencias
nacionales y las regionales, en cuanto a las entregas de títulos mineros en el siglo
XIX y concesiones en la primera década del siglo XX. Fue uno de los elementos
que utilizó la Chocó Pacífico para burlar las leyes colombianas y no pagar un solo
peso de regalías por el oro y el platino que explotó entre 1916 y 1925 y, de allí en
adelante, durante 50 años, pagó exiguas regalías al Estado colombiano.
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LA HISTORIA SOBRE CÓMO LOS GRINGOS ROBARON AL CHOCÓ

La compañía minera Chocó Pacífico burló las leyes colombianas y no pagó por el oro y el platino que explotó entre 1916 y 1925

La compañía Chocó Pacífico fue una síntesis de una historia sórdida y oscura de sobornos, despojos, pillaje y segregación racial. Una compañía que impuso en su sede en Andagoya, en el corazón del Chocó, un apartheid similar al de los bantustanes sudafricanos, donde los negros no podían transitar libremente por sus calles sin un permiso especial.

Andagoya fue una ciudad moderna, lujosa y opulenta, donde solo tenían acceso los negros de la servidumbre y al otro lado del río, Andagoyita, un caserío miserable, donde la pobreza y la miseria hacían destrozos en la vida de miles de chocoanos que morían de hambre y de las enfermedades tropicales.

Una empresa que, con la Compañía Minera de Nariño S.A., la Frontino Gold Mines Limited y la Consolidated Gold Dredging Limited formaron parte del emporio minero de la multinacional International Mining de Nueva York. Un emporio que mientras miles de chocoanos se morían de hambre en casuchas miserables sobre los cascotes de piedras y arenas, sus accionistas con las ganancias del oro y el platino del Chocó regalaron la construcción del Yankee Stadium a Nueva York.

Un conglomerado que fue el principal beneficiario de la más grande bonanza platinífera en la historia colombiana de 1916 a 1930, cuando Colombia fue el primer productor mundial de platino. En aquel período no solo expandió sus dominios comprando tierras y derechos mineros a precios irrisorios y con amenazas de muertes de sus escuadrones de malhechores, sino que inició las explotaciones de los grandes yacimientos de platino de Colombia en el río San Juan y sus tributarios Condoto, Iró y Opogodó.

Ciclo en que se enfrentó en un litigio por el control de esos yacimientos de oro y platino con la British Platinium & Gold Corp., compañía británica que después de una engorrosa disputa jurídica abandonó el Chocó en 1927. Entonces, sin competencia, la Chocó Pacífico controló de manera monárquica durante más de cuatro decenios el desarrollo minero del Chocó, con el agravante que arrodilló a la mayoría de la clase dirigente chocoana y la puso al servicio de sus intereses económicos. Fueron contados los líderes políticos chocoanos que no sucumbieron ante sus sobornos y su poder imperial.

Por la falta de coherencia en legislación minera, entre las competencias nacionales y las regionales, en cuanto a las entregas de títulos mineros en el siglo XIX y concesiones en la primera década del siglo XX. Fue uno de los elementos que utilizó la Chocó Pacífico para burlar las leyes colombianas y no pagar un solo peso de regalías por el oro y el platino que explotó entre 1916 y 1925 y, de allí en adelante, durante 50 años, pagó exiguas regalías al Estado colombiano.

Pese a que durante en las primeras décadas del siglo XX el Estado buscó unificar la política minera del país no pudo anular los títulos otorgados en el siglo XIX de carácter privado, ni los adjudicados como recursos públicos en los primeros decenio del siglo XX.

Un siglo después, aún el país no tiene una política minera clara en cuento a la renta minera y se siguen entregando títulos mineros sin rigor técnico y jurídico. Fueron por esas fallas en el ordenamiento jurídico del sector minero colombiano que aprovecho La Chocó Pacífico para evadir los controles y enviar la producción de oro y platino en sus aviones privados desde su aeropuerto privado en Condoto directo a Nueva York.

Compañía que estructuró un enorme poder económico que puso de rodillas y a sus servicios al poder político y judicial regional, y con su complicidad causó muertes selectivas, desplazamientos, despojos y atropellos contra los chocoanos. Sólo a partir de la creación de una autoría minera, las autoridades colombianas detectaron que La Chocó Pacífico durante más de una década había conejeado al fisco nacional.

En 1974, cuando se habían agotado la productividad de las minas, en una maniobra oscura y de testaferrato de una supuesta colombianización del oro, la empresa Mineros Colombiano S.A, constituida por el famoso Grupo Empresarial Gran Colombiano de Jaime Michelsen Uribe, el Grupo del Banco de Bogotá, liderado por Jorge Mejía Salazar y los empresarios antioqueños Carlos Gutiérrez Bravo, Emilio Álvarez Santamaría, Octavio Escobar y Guillermo Mora Londoño. Fueron los que supuestamente “compraron” la Chocó Pacífico, en una negociación oscura, cuyo coco fue el empresario caldense, Luis Prieto Ocampo, quién, actualmente, funge en sociedad caldense como un adalid de la moralidad fue el nefasto vendepatria que renunció a la presidencia de la ANDI para asumir el nuevo reto de la “colombianización” de las riquezas mineras del país.

Su rol fue de simplemente esquirol para engañar al pueblo colombiano con la creación de la Empresa Mineros del Chocó S.A, como filial del conglomerado de Mineros Colombianos. Con él se iniciaba el supuesto nuevo ciclo donde las riquezas del oro y platino pasaban a manos de empresarios colombianos con la falacia fue “la colombianización del oro”.

Un año después se descubrió que todo había sido una operación de testaferrato con una compra ficticia a los gringos para engañar al gobierno colombiano. Todo salió a la luz cuando se solicitó al gobierno autorización para girar el 50% de sus utilidades al exterior.

Una sociedad que 12 años después entró en crisis y fue liquidada por el expresidente Álvaro Uribe, quien formó parte del complot de explotadores, que orquestaron el otro plan siniestro de estafar a los trabajadores y pensionados con la entrega de acciones como forma de pago de sus prestaciones para crear una nueva empresa, Metales Preciosos, que solo la constituían chatarras.