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Manuel Belgrano y la Educación en Argentina: Un Análisis Histórico, Apuntes de Historia

Este documento es sobre Rivadavia y su promulgación hacia la educación argentina

Tipo: Apuntes

2021/2022

Subido el 09/08/2022

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PROFESORADO EN EDUCACION SECUNDARIA EN HISTORIA
IES “Prof. Juan Manuel Chavarría”
Historia y Política de la Educación Argentina
CURSO 2º AÑO
Docente CARLOS CARABAJAL
Manuel Belgrano y la Educación
La narrativa de la historia de la educación Argentina, suele tomarse como punto de partida la
confrontación del debate pedagógico con las posiciones enfrentadas de Cornelio Saavedra y
Mariano Moreno. El presidente de la Primera Junta, conservador y fiel a las ideas coloniales
educativas, con Moreno que se posicionaba en la corriente “pedagogía liberal”, admirado de la
Revolución Francesa y a sus ideólogos, especialmente de Jean Jacques Rousseau que pensaba
a las escuelas como instituciones formadoras de ciudadanía. En este debate no podemos dejar
de pensar en la figura de Manuel Belgrano.
Manuel Belgrano surge como el primer estadista-educador de la sociedad criolla pre y pos
revolucionaria. Asumió el compromiso político en articular los saberes de la economía política
con los nuevos conocimientos de las ciencias experimentales, las artes mecánicas de la
Revolución Industrial, con visualización de la institución escolar en la formación de una
sociedad moderna pos colonial. A los historiadores de la educación les atrajo la figura de
Manuel Belgrano por sus posiciones frente a la importancia relevante del trabajo manual-
intelectual como eje de la vida individual y social, productiva y cultural. Sostenía, Belgrano, que
sólo a través de la educación las personas pueden emanciparse, conocer sus intereses que le
permitirán vincularse con el desarrollo de la sociedad.
Formado bajo los principios de la Ilustración, piensa que la felicidad pública es una
construcción moderna, que está guiada por la ética, permitiendo una acción productiva del
Bien Común. Promueve el cambio político, la búsqueda de las libertades y el desarrollo
personal. Los caminos para lograr estos objetivos son el trabajo y la adquisición de saberes,
para poder cambiar las estructuras sociales, combinando los principios de innovación y
modernización cultural y económica en el proceso de formación del Estado Nacional.
En las Memorias del Consulado, Belgrano enuncia posicionamientos de democratización de la
ciencia aplicada que conducen a la formación de “hombres industriosos”, así denomina a los
sujetos trabajadores, disciplinados y ordenados para su propio trabajo, en el que pueden
vincular y articular su interés y el conocimiento. Hace alusión al dibujo como saber
interdisciplinario, articulador entre la formación de artistas y los artesanos. En 1799, crea la
Escuela de Dibujo. Fue el primer intento de enseñanza artística en el país. Los argumentos a
favor de su creación, también los encontramos en las Memorias de Consulado, en las que hace
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PROFESORADO EN EDUCACION SECUNDARIA EN HISTORIA

IES “Prof. Juan Manuel Chavarría”

Historia y Política de la Educación Argentina CURSO 2º AÑO Docente CARLOS CARABAJAL Manuel Belgrano y la Educación La narrativa de la historia de la educación Argentina, suele tomarse como punto de partida la confrontación del debate pedagógico con las posiciones enfrentadas de Cornelio Saavedra y Mariano Moreno. El presidente de la Primera Junta, conservador y fiel a las ideas coloniales educativas, con Moreno que se posicionaba en la corriente “pedagogía liberal”, admirado de la Revolución Francesa y a sus ideólogos, especialmente de Jean Jacques Rousseau que pensaba a las escuelas como instituciones formadoras de ciudadanía. En este debate no podemos dejar de pensar en la figura de Manuel Belgrano. Manuel Belgrano surge como el primer estadista-educador de la sociedad criolla pre y pos revolucionaria. Asumió el compromiso político en articular los saberes de la economía política con los nuevos conocimientos de las ciencias experimentales, las artes mecánicas de la Revolución Industrial, con visualización de la institución escolar en la formación de una sociedad moderna pos colonial. A los historiadores de la educación les atrajo la figura de Manuel Belgrano por sus posiciones frente a la importancia relevante del trabajo manual- intelectual como eje de la vida individual y social, productiva y cultural. Sostenía, Belgrano, que sólo a través de la educación las personas pueden emanciparse, conocer sus intereses que le permitirán vincularse con el desarrollo de la sociedad. Formado bajo los principios de la Ilustración, piensa que la felicidad pública es una construcción moderna, que está guiada por la ética, permitiendo una acción productiva del Bien Común. Promueve el cambio político, la búsqueda de las libertades y el desarrollo personal. Los caminos para lograr estos objetivos son el trabajo y la adquisición de saberes, para poder cambiar las estructuras sociales, combinando los principios de innovación y modernización cultural y económica en el proceso de formación del Estado Nacional. En las Memorias del Consulado, Belgrano enuncia posicionamientos de democratización de la ciencia aplicada que conducen a la formación de “hombres industriosos”, así denomina a los sujetos trabajadores, disciplinados y ordenados para su propio trabajo, en el que pueden vincular y articular su interés y el conocimiento. Hace alusión al dibujo como saber interdisciplinario, articulador entre la formación de artistas y los artesanos. En 1799, crea la Escuela de Dibujo. Fue el primer intento de enseñanza artística en el país. Los argumentos a favor de su creación, también los encontramos en las Memorias de Consulado, en las que hace

referencia, a los beneficios de una escuela de Dibujo y Arquitectura para el ejercicio de las profesiones y el adelanto industrial. Insiste de manera reiterada sobre las ventajas del arte en los aprendizajes de la “sociedad moderna”, el 29 de Mayo de 1799 inaugura la Escuela en el Consulado y entre las innovaciones que proponía era la entrega de “útiles a los pobres” y permitía el ingreso a los aficionados al dibujo sin requisitos previos. También, desde el Consulado haría la propuesta de creación de escuela de dibujo en las principales ciudades del Virreinato, afirmando que el dibujo es “el alma de las artes” Toda la obra de Manuel Belgrano tiene una impronta pedagógica, como relata Adriana Puiggrós, “imaginó un país de gente laboriosa, que cultivará la tierra, explotará las minas y producirá manufacturas,…, fundó la Sociedad Patriótica, Literaria y Económica, proyecto que vinculaba el progreso económico con el estimulo a la educación”. Durante sus campañas militares, la Primera Junta le encomendó la creación de cuatro escuelas, Puiggrós continúa relatando la gesta educativa belgraniana, el prócer dictó un Reglamento para las Escuelas del Norte, en el que establecía que estas escuelas debían ser estatales y administradas por los ayuntamientos, también dispuso que en las puertas de ingreso al establecimiento escolar debían estar los emblemas de la Asamblea Nacional Constituyente del año 1813, este hecho es de gran significación simbólica porque las diferencia de las escuelas parroquiales y de las viejas “escuelas del Rey”, se constituían en las “Escuelas del Nuevo Estado”. También Puiggrós señala que en el Reglamento se disponía que la enseñanza se basa y fundamenta en el Espíritu Nacional diferenciándolo del extranjero. En relación a la profesionalización docente y al financiamiento del sistema escolar, indica que el gobernador de los pueblos debía hacerse cargo de los salarios docentes y aportar económicamente para el acceso de los niños pobres a las escuelas. Los docentes se harían cargo de su función a través de una convocatoria pública. Como nos relata Rafael Gagliano en el artículo 18 del Reglamento, las características que debía poseer el docente eran: “el maestro” “… procurará con su conductas y en todas sus expresiones y modos de inspirar a sus alumnos, el amor al orden, respeto a la religión, moderación y dulzura en el trato, sentimiento de honor, amor a la verdad y a las ciencias, horror al vicios, inclinación al trabajo, despego al interés, desprecio de todo lo que deja la profusión y el lujo en el comer, vestir y demás necesidades de la vida, y en un espíritu nacional, que les haga preferir el bien público al privado y estimar más la calidad de americano que la de extranjero”. Hasta el momento nadie había descripto mejor a la clase dirigente porteña y su total desinterés por el progreso del país y sus habitantes. El «industrialismo» de Belgrano tiene uno de sus mayores alegatos en la Memoriapresentada al Consulado en 1802. En ella afirmaba: “Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus Estados a manufacturarse y todo su empeño es conseguir no sólo darles nueva forma, sino aun extraer del extranjero productos para ejecutar los mismos y después venderlos. Nadie ignora que la transformación que se da a la materia prima, le da un valor excedente al que tiene aquella en bruto, el cual puede quedar en poder de la Nación que la manufactura y mantener a las infinitas clases del Estado, lo que no se conseguirá si nos contentamos con vender, cambiar o permutar las materias primeras por las manufacturadas”. Prof. Aldo Nicolini

para la formación de los chicos cuando escribió este reglamento en el año 1813. Él mismo planteaba lo siguiente:

  • Art. 15°. Solo se podrá dar de penitencia a los jóvenes, el que se hinquen de rodillas. Pero por ningún motivo se los expondrá a la vergüenza pública, haciendo que se pongan en cuatro pies, ni de otro cualquier modo impropio.
  • Art. 16°. A ninguno se le podrán dar arriba de seis azotes por defectos graves; y solo por un hecho que pruebe mucha malicia, o sea de muy malas consecuencias en la juventud, se le podrán dar hasta doce, haciéndolo esto siempre separado de la vista de demás jóvenes.
  • Art. 17°. Si hubiere algún joven de tan mala índole o de costumbres tan corrompidas que se manifieste incorregible, podrá ser despedido secretamente de la escuela con acuerdo del alcalde de primer voto, del regidor más antiguo y del vicario de la ciudad, quienes se reunirán a deliberar en vista de lo que previa y privadamente les informe el preceptor. Higiene y buenos hábitos También le prestaba mucha atención al aseo. Belgrano quería que en sus escuelas los estudiantes se vieran pulcros; pero ninguno debía vestir con lujo, “aunque sus padres quieran y puedan costearlo”. Los inspectores y supervisores, hoy tan vigentes, también estaban contemplados en el reglamento. Un día de la semana, al azar, un funcionario del Cabildo tenía la obligación de concurrir con el fin de ver cómo se desarrollaban las clases. A la semana siguiente iría otro; y así, cada semana. De esta manera, podía tener diferentes miradas acerca de la labor del docente. Además, él se reservaba el derecho de enviar a alguien de su confianza para llevar a cabo una “visita extraordinaria”, ver en qué condiciones se daban las clases y cómo se manejaba el maestro. Deseaba estar cerca de la evolución de cada una de las cuatro escuelas. Uno de los principales artículos, el decimoctavo, contenía un decálogo de los temas que debía inspirar el maestro en sus alumnos:
  • Amor al orden.
  • Respeto a la religión.
  • Moderación y dulzura en el trato.
  • Sentimientos de honor.
  • Amor a la virtud y a las ciencias.
  • Horror al vicio.
  • Inclinación al trabajo.
  • Desapego del interés.
  • Desprecio de todo lo que diga a profusión y lujo en el comer, vestir y demás necesidades de la vida.
  • Un espíritu nacional, que les haga preferir el bien público al privado, y estimar en más la calidad de americano, que la de extranjero.
  • Un ejemplo a seguir
  • Una aclaración muy necesaria es que el donante no ofreció el dinero para fundar las escuelas, sino para dotarlas. Esto significa que quería encargarse de todo lo necesario para su funcionamiento. Con el correr del tiempo fueron varias las escuelas que se atribuyeron ser parte del legado del prócer. Entre ellas nombramos a la Escuela Santo Domingo, de Santiago del Estero, que funcionó entre 1815 y 1857, y dos que abrieron sus puertas en 1825, en Tarija y Jujuy, pero cerraron pocos años después por falta de fondos; los que les correspondían —para dotarlas— no llegaban desde Buenos Aires.
  • Lo cierto es que las cuatro que hoy se mencionan como oficiales son: Escuela General Belgrano, en Tarija (del año 1974); Escuela de la Patria Doctor Manuel Belgrano, en San Miguel de Tucumán (1998); Escuela de la Patria, en Loreto, Santiago del Estero (1999), y Escuela Legado Belgraniano, en Campo Verde, San Salvador de Jujuy (2004).
  • Las últimas tres fueron impulsadas a partir de una resolución del Ministerio de Educación de 1997.
  • El reglamento de Belgrano terminó siendo utilizado en Santiago de Chile, en Córdoba y en algunas otras ciudades del país. Fue modelo para escuelas que estaban formándose en el territorio. Como vemos, también se le debe el reconocimiento como inspirador en el área de la educación. Daniel Balmaceda