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Entrevista del caso Blas, Transcripciones de Clínica Medica

Este documento es la entrevista que se realizó a Blas, su diagnóstico es psicosis, esta documentación se utilizó en la materia de psicodiagnostico y se identifico todo acerca del caso antecedentes significativos

Tipo: Transcripciones

2023/2024

Subido el 17/10/2024

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celia-gutierrez-menchaca 🇧🇴

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Caso Blas: "Soy un bebé"
Julio Canosa, Marina Esborraz, Águeda Pereyra
"Felices los normales, esos seres extraños,
los que no tuvieron una madre loca, un padre
borracho, un hijo delincuente, una casa en ninguna
parte, una enfermedad desconocida (…)
Pero que den paso a los que hacen los mundos,
los sueños, las ilusiones, las sinfonías, las palabras
que nos desbaratan…" Roberto Fernández Retamar
"Oh my I didn´t want to hurt you
I´m just a jealous guy". John Lennon
Perversas locuras
Hablar de perversión nos fuerza a invocar su plural: las perversiones. Freud retoma este término de la
psiquiatría, que hasta entonces se limitaba a designar las desviaciones sexuales respecto de la norma,
haciéndolo extensivo a la sexualidad humana, sin que ello implique anular la existencia de las práccas
perversas en tanto tales. Lacan a su vez destacará el carácter perverso del fantasma neuróco enunciado
previamente por Freud, y le dará endad de estructura subjeva al igual que a las neurosis y las psicosis,
destacando posteriormente lo que denominará "père-version", el que redefine la función paterna
arculada al sinthome.
Del mismo modo encontramos dicha polisemia respecto de la locura, término que el saber popular liga a
la falta de razón, al arrebato, a las pasiones. En la enseñanza de Lacan es posible ubicar múlples
acepciones de la locura, de las cuales destacaremos dos: una locura como "inherente" al ser, estructural
y, una locura como fenómeno clínico, observable.
Intentaremos realizar un recorte de esta polisemia, como lo sugiere la formalización de la clínica, y ubicar
dentro del campo fenoménico la existencia de locuras que apuntan a un anudamiento de la estructura
funcionando como suplencias, y otras que dan cuenta del desencadenamiento.
"Un caso dicil"
Blas ene 42 años y una larga historia de internaciones y diversos tratamientos psiquiátricos. Actualmente
se trata de manera ambulatoria en una instución pública. Durante un buen empo su tratamiento estará a
cargo de un médico psiquiatra con quien había establecido un vínculo amable. Cuando este profesional
comienza sus vacaciones, lo deriva al servicio de psicología, definiéndolo como "un caso dicil".
Durante la primera entrevista, el paciente refiere querer hablar de algo " que nunca hablé con el doctor",
y despliega una demanda específica que será la que sostendrá las siguientes entrevistas.
Blas se presenta diciendo "Any -una vecina-, me daba la teta", entre los seis y los catorce años, aclara, "y
yo quedé fijado. Ahora no lo soporto". Se le pregunta: "¿Qué es lo que no soportás?", él refiere que "Se
suben mamás a los colectivos y les dan la teta a los bebés. Y no lo soporto. Me hace mal. Me da envidia."
Blas afirma ser un bebé, y plantea lo que necesita. Desconociendo casi todo acerca del caso, se lo
escucha con el fin de alojar esta demanda.
"Si no consigo lo que quiero mi vida no tiene sentido". Se lo interroga sobre lo que él quiere. "La teta",
responde. Habla sobre chupetes, mamaderas. Usa pañales, afirmando que "no retiene" desde los 6 años,
momento en el cual se produce el encuentro con esta mujer.
Blas presenta un aspecto un poco desalineado, y casi siempre espera a su analista con el chupete y un
osito de peluche muy viejo.
Durante las primeras entrevistas habla mucho sobre Any. A los 14 años dejó de verla "se fueron, rápido,
no sé a dónde". Ella lo trataba como a un bebé. Vivía con su marido y no tenían hijos. " Él no era bueno.
No quiero hablar por el momento. Ya te voy a contar."
Entramado
Blas cuenta que su papá le pegaba "mucho, mucho". Lo define como un monstruo, como una besa "nació
bestia y va a morir bestia", afirma. Tomaba alcohol, aunque no necesitaba tomar alcohol para pegarle
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Caso Blas: "Soy un bebé"

Julio Canosa, Marina Esborraz, Águeda Pereyra "Felices los normales, esos seres extraños, los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente, una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida (…) Pero que den paso a los que hacen los mundos, los sueños, las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan…" Roberto Fernández Retamar " Oh my I didn´t want to hurt you I´m just a jealous guy ". John Lennon Perversas locuras Hablar de perversión nos fuerza a invocar su plural: las perversiones. Freud retoma este término de la psiquiatría, que hasta entonces se limitaba a designar las desviaciones sexuales respecto de la norma, haciéndolo extensivo a la sexualidad humana, sin que ello implique anular la existencia de las práccas perversas en tanto tales. Lacan a su vez destacará el carácter perverso del fantasma neuróco enunciado previamente por Freud, y le dará endad de estructura subjeva al igual que a las neurosis y las psicosis, destacando posteriormente lo que denominará "père-version", el que redefine la función paterna arculada al sinthome. Del mismo modo encontramos dicha polisemia respecto de la locura, término que el saber popular liga a la falta de razón, al arrebato, a las pasiones. En la enseñanza de Lacan es posible ubicar múlples acepciones de la locura, de las cuales destacaremos dos: una locura como "inherente" al ser, estructural y, una locura como fenómeno clínico, observable. Intentaremos realizar un recorte de esta polisemia, como lo sugiere la formalización de la clínica, y ubicar dentro del campo fenoménico la existencia de locuras que apuntan a un anudamiento de la estructura funcionando como suplencias, y otras que dan cuenta del desencadenamiento.

"Un caso dicil"

Blas ene 42 años y una larga historia de internaciones y diversos tratamientos psiquiátricos. Actualmente se trata de manera ambulatoria en una instución pública. Durante un buen empo su tratamiento estará a cargo de un médico psiquiatra con quien había establecido un vínculo amable. Cuando este profesional comienza sus vacaciones, lo deriva al servicio de psicología, definiéndolo como "un caso dicil". Durante la primera entrevista, el paciente refiere querer hablar de algo " que nunca hablé con el doctor ", y despliega una demanda específica que será la que sostendrá las siguientes entrevistas. Blas se presenta diciendo " Any -una vecina-, me daba la teta ", entre los seis y los catorce años, aclara, " y yo quedé fijado. Ahora no lo soporto". Se le pregunta: "¿Qué es lo que no soportás?", él refiere que " Se suben mamás a los colectivos y les dan la teta a los bebés. Y no lo soporto. Me hace mal. Me da envidia ." Blas afirma ser un bebé, y plantea lo que necesita. Desconociendo casi todo acerca del caso, se lo escucha con el fin de alojar esta demanda. " Si no consigo lo que quiero mi vida no tiene sentido ". Se lo interroga sobre lo que él quiere. " La teta ", responde. Habla sobre chupetes, mamaderas. Usa pañales, afirmando que " no retiene " desde los 6 años, momento en el cual se produce el encuentro con esta mujer. Blas presenta un aspecto un poco desalineado, y casi siempre espera a su analista con el chupete y un osito de peluche muy viejo. Durante las primeras entrevistas habla mucho sobre Any. A los 14 años dejó de verla "se fueron, rápido, no sé a dónde". Ella lo trataba como a un bebé. Vivía con su marido y no tenían hijos. " Él no era bueno. No quiero hablar por el momento. Ya te voy a contar ." Entramado Blas cuenta que su papá le pegaba " mucho, mucho ". Lo define como un monstruo, como una besa " nació bestia y va a morir bestia ", afirma. Tomaba alcohol, aunque no necesitaba tomar alcohol para pegarle

tanto a él como a su madre. El padre vivió en su casa con ellos hasta el 2005 " por eso yo me iba". Afirma que su madre nunca sabía dónde él estaba: " yo era muy callejero, y mamá me decía que debía ser un niño callado ". Actualmente vive con su madre, con quien manene una relación conflicva. Ella le demanda cosas que él dice no poder hacer: "ella quiere que haga todo en el momento… yo ya lo voy a hacer, pero no puedo… ella grita… pide las cosas mal". En esos casos, él se va a llorar a su cuarto. Hablamos sobre esta demanda materna. "Ella me dice que me trata mal para que cuando se muera yo no sufra tanto… lo que ella no sabe es que yo me voy a ir antes, se va a llevar una sorpresa". Comienza a relatar más recuerdos sobre Any y así se va tejiendo una historia en la que Blas empieza a inscribirse como agente de lo que le acontece. Ubica una escena en la cual, luego de ir corriendo a la casa de estos vecinos, llorando por los golpes que había recibido por parte de su padre, Any lo consuela y lo llama " Mi bebé ". A parr de estas palabras, que según refiere nunca había recibido por parte de su madre, él comienza a solicitarle a su vecina que le dé el chupete, la mamadera, y luego la teta. "Supe que era lo que necesitaba", afirma, dando cuenta de algo del orden de la certeza que se plantea como inquebrantable. Es él quien comienza a succionar de esa teta de la que extrae " un líquido que era leche ". Cuenta que Any ha hecho cosas feas, que no le gustaban, pero aun así dice que era buena con él, a diferencia de su marido. Divide esta época en recuerdos de "lo bueno y lo malo". Lo malo es ubicado en la figura del marido de Any quien abusaba de él. Any y los cuidados que le proporcionaba quedan inscriptos como "lo bueno", lo que añora, lo que quiere. Comenta la tristeza que le causó el día que se fueron "como huyendo de algo", y relata cómo su hermana mayor, María, le propició durante un empo los cuidados que él necesitaba. Despliega su historia, entramando cuesones relavas al origen, plantea que "mamá no pudo amamantarme cuando nací" , ubica una falta de amor en relación a este padre-monstruo, relata sus casgos con suma precisión. Se relatan hechos sueltos, cargados de detalles pero desafecvizados, donde no se puede ubicar nada del orden de la neurosis infantil: no hay represión, no hay la Otra escena, no se determina nada en relación a lo novelado, sino más bien una candad de sucesos que serán reinterpretados en función del delirio. Pese a poder sostener las entrevistas, hay algo que insiste, y que se vincula con " querer desaparecer ", ya que sin lo suyo, afirma, " la vida no tiene sentido". Al respecto dice que al pasar por las vías del tren "… me dan unas ganas …". Sobre su muerte, y con una lógica impecable, dice que cree en la reencarnación: "lo vi por Infinito… voy a reencarnar en un bebé. Si en cuatro meses no consigo ser un bebé voy a dejar una carta para vos… quiero quedar como desaparecido." La idea de quitarse la vida da cuenta de la caída de determinado lugar, lo cual muestra a la locura como efecto de disolución de lo imaginario que supone un desencadenamiento psicóco. Pero al propio empo, y al no contar con un armado delirante, la muerte se le impone como la única solución posible, indicando una encrucijada paradojal: él es un bebé que debe morir para reencarnarse como tal. Ante estas cuestiones, y considerando la inminencia de un pasaje al acto, se decide por un lado modificar la medicación, que el paciente hasta entonces tomaba de manera muy desordenada. Por otro, se interviene diciéndole que hay que tener paciencia, que se necesita hablar de muchas cosas, intentando poner un empo a la urgencia. Él accede. Un día comienza la entrevista diciendo: "Estuve pensando algo que te quería decir. ¿Viste lo que vos me pediste? Que tenga paciencia. Bueno, voy a esperar hasta diciembre. Si en diciembre no consigo lo que quiero, ahí sí. Ya sé que no te gusta la idea." Este empo de su tratamiento encuentra al analista como tesgo, como escriba, ordenando algunos datos que trae y tomando estas " cosas que aún no puede contar " como un impulso a connuar trabajando. " Ya te voy a contar, porque vos me escuchás", dice, "no quiero hablar con nadie más, para hablar te tengo a vos ". En las disntas sesiones relata la constante búsqueda de un partenaire que pueda darle eso que él refiere necesitar, lo que lo lleva a realizar acciones ubicadas en el límite de lo legal y exponiéndose a situaciones francamente riesgosas para sí. Mamá amaneció muerta Blas llama a su analista un domingo a las 7:30 a.m. Dice que el lunes no vendrá a sesión porque "mamá amaneció muerta". Comenta que está por llamar a sus hermanos, que no puede reaccionar. En la entrevista siguiente se muestra triste. Relata cómo encontró a su madre en el piso y " la carita " que tenía. Se lamenta: "pobrecita, justo ahora que me estaba aceptando con mis cosas…" Y dice que " ahora más

De vez en cuando, menciona la idea de quitarse la vida al no conseguir lo que quiere, pero ha perdido peso a lo largo del tratamiento, o al menos ya no se presenta como la única solución posible a su padecer. Además de los dibujos, traerá discos en calidad de préstamo. La idea es que su analista los escuche durante la semana para luego realizar una devolución. Se acepta esta idea y se reservan siempre unos minutos para hablar de música. Un día se presenta llorando. Ha esperado a su analista durante una hora. Le reprocha "atendiste a un paciente cuarenta minutos. A mí me ves menos". No se responde a esto y se le pide que elija un tema de la lista. Al día siguiente la analista recibe un llamado telefónico. Blas dice llorando "ustedes no me quieren, no tengo lo que quiero. Voy a tomar una decisión, no quiero vivir más". Se le responde que se lo esperará la próxima sesión en el consultorio. Se presentará afirmando estar muy avergonzado y al finalizar la entrevista entrega un disco de John Lennon diciendo "Escuchalo, te recomiendo la canción número diez: Jealous guy".