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Enfermedades y Geopolítica en Colombia, Monografías, Ensayos de Biología

El presente artículo analiza la relación entre las enfermedades y la geopolítica en colombia a lo largo de la historia. Se describe cómo las regiones marginadas y las poblaciones discriminadas, como los indígenas y los afrodescendientes, han sido más afectadas por problemas de salud pública. Se explica cómo la conquista, la esclavitud, las guerras civiles y la economía extractiva han introducido y propagado enfermedades como el paludismo, la lepra y el cólera en el país. Además, se aborda cómo el conflicto armado y el narcotráfico han generado nuevos retos sanitarios en las últimas décadas. Una perspectiva histórica y social sobre la evolución de las enfermedades en colombia, destacando cómo están estrechamente vinculadas a los procesos geopolíticos y de marginación de ciertos grupos de la población.

Tipo: Monografías, Ensayos

2021/2022

Subido el 06/10/2023

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Enfermedades y Geopolítica en Colombia
Hugo Armando Sotomayor Tribín
E
l presente artículo "Enferme-
dades y geopolítica en
Colombia" relacionará las enfer-
medades con dos fenómenos so-
ciales y políticos que han pesado
grandemente en la conformación
histórica de nuestro país: el acen-
to político y el progreso económi-
copara algunas regiones, al tiempo
que el descuido y abandono para
otra, y el racismo.
El primero, el relacionado con
la asignación de una mayor impor-
tancia en un momento dado a al-
gunas regiones y su contrapartida,
el descuido de otras, aunque se
podría considerar de forma aisla-
da y el segundo, el racismo, si bien
podría entenderse sólo en la pers-
pectiva social de la marginación,
ellos en nuestra historia no se han
presentado aislados uno de otro
sino que se han superpuesto. En
Colombia las regiones donde las
políticas emanadas del Estado han
dejado menos beneficios son aque-
llas donde las poblaciones domi-
nantes han sido las indígenas y las
negras. Al descuido de regiones
geográficas se le ha sumado el ra-
cismo. Es en esta perspectiva his-
tórica social y política con la que
trataré el tema.
El fenómeno de la marginación
racial y social no lo he enfrentado
sólo desde el punto de vista geo-
gráfico y político, como provenien-
te de afuera, sino que lo he querido
analizar como un fenómeno cultu-
ral de respuesta, objeto de un estu-
dio y una aproximación antropo-
lógica, de los grupos humanos vis-
tos -por los grupos de poder, la
ideología dominante y el Estado-
como inferiores.
La historia de las enfermeda-
des no se puede hacer aislada de
los determinantes sociales, políti-
cos, económicos e históricos ge-
nerales, no se puede hacer sin
conocer las respuestas que los gru-
pos humanos dan a la realidad
cotidiana del enfermar, de su vi-
vencia, de las transformaciones de
sus hábitats ni de sus experiencias
como dueños de un sentido de te-
rritorialidad o identidad.
Desde hace muchos años la his-
toria de la medicina, el desarrollo
de lo que se ha llamado medicina
social ha enfatizado que las solu-
ciones para los problemas de sa-
lud de un grupo, un pueblo, no
dependen de las decisiones im-
puestas desde fuera de ellos sino
que ellas dependen de que las co-
munidades afectadas se apropien
y desarrollen de los avances técni-
cos y médicos generados en su
propio seno o fuera de él y partici-
pen activamente en la superación
de sus problemas sociales y
económicos.
Para entender la historia de las
enfermedades y su relación con la
geopolítica en Colombia es nece-
sario primero que todo ver cuál de-
bió ser el panorama sanitario de las
sociedades prehispánicas en lo que
hoyes Colombia.
Revista Medicina· No. 45 1997
De ellas se puede decir que no
tuvieron altas densidades, ni fueron
constituidas por familias numero-
sas, ni presentaron una natalidad
desordenada; que aunque tuvieron
expectativas de vida probablemen-
te bajas conocieron y respetaron a
los viejos; que eran compulsiva-
mente aseados con su cuerpo y su
vivienda; que no convivieron con
animales intradomiciliarios; que por
razones de densidad de población,
tipo de economía y conceptos reli-
giosos y mágicos cuidaron de las
aguas y de los recursos alimenticios;
que aprovecharon maravillosamen-
te los enormes recursos alimenticios
de las diversas regiones del territo-
rio y que no sufrieron de hambre ni
malnutrición proteico-calórica
-como se colige de los datos
etnohistóricos, arqueológicos y
etnográficos- ni de carencias espe-
cíficas de vitaminas -escorbuto,
pelagra, beriberi, raquitismo-; que
no padecieron de paludismo,
uncinariasis por Necator ame-
ricanusfiebre amarilla urbana, den-
gue, cólera, filariasis -diferente a la
ocasionada por la Mansonella
ozzardi en las regiones más orien-
tales de nuestra Amazonia-, que
desconocieron el tifo exantemático
y el murino, que no padecieron por
las tenias saginata ni solium, que no
tuvieron la plaga de los roedores
de Rattus rattus, R. norvegicus
y
Mus musculus y sus pulgas, la
Xenopsilla cheopis, que por no vi-
vir con perros -muchas de las co-
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Enfermedades y Geopolítica en Colombia

Hugo Armando Sotomayor Tribín

E

l presente artículo "Enferme- dades y geopolítica en Colombia" relacionará las enfer- medades con dos fenómenos so- ciales y políticos que han pesado grandemente en la conformación histórica de nuestro país: el acen- to político y el progreso económi- co para algunas regiones, al tiempo que el descuido y abandono para otra, y el racismo. El primero, el relacionado con la asignación de una mayor impor- tancia en un momento dado a al- gunas regiones y su contrapartida, el descuido de otras, aunque se podría considerar de forma aisla- da y el segundo, el racismo, si bien podría entenderse sólo en la pers- pectiva social de la marginación, ellos en nuestra historia no se han presentado aislados uno de otro sino que se han superpuesto. En Colombia las regiones donde las políticas emanadas del Estado han dejado menos beneficios son aque- llas donde las poblaciones domi- nantes han sido las indígenas y las negras. Al descuido de regiones geográficas se le ha sumado el ra- cismo. Es en esta perspectiva his- tórica social y política con la que trataré el tema. El fenómeno de la marginación racial y social no lo he enfrentado sólo desde el punto de vista geo- gráfico y político, como provenien- te de afuera, sino que lo he querido analizar como un fenómeno cultu- ral de respuesta, objeto de un estu-

dio y una aproximación antropo- lógica, de los grupos humanos vis- tos -por los grupos de poder, la ideología dominante y el Estado- como inferiores. La historia de las enfermeda- des no se puede hacer aislada de los determinantes sociales, políti- cos, económicos e históricos ge- nerales, no se puede hacer sin conocer las respuestas que los gru- pos humanos dan a la realidad cotidiana del enfermar, de su vi- vencia, de las transformaciones de sus hábitats ni de sus experiencias como dueños de un sentido de te- rritorialidad o identidad. Desde hace muchos años la his- toria de la medicina, el desarrollo de lo que se ha llamado medicina social ha enfatizado que las solu- ciones para los problemas de sa- lud de un grupo, un pueblo, no dependen de las decisiones im- puestas desde fuera de ellos sino que ellas dependen de que las co- munidades afectadas se apropien y desarrollen de los avances técni- cos y médicos generados en su propio seno o fuera de él y partici- pen activamente en la superación de sus problemas sociales y económicos. Para entender la historia de las enfermedades y su relación con la geopolítica en Colombia es nece- sario primero que todo ver cuál de- bió ser el panorama sanitario de las sociedades prehispánicas en lo que hoyes Colombia.

De ellas se puede decir que no tuvieron altas densidades, ni fueron constituidas por familias numero- sas, ni presentaron una natalidad desordenada; que aunque tuvieron expectativas de vida probablemen- te bajas conocieron y respetaron a los viejos; que eran compulsiva- mente aseados con su cuerpo y su vivienda; que no convivieron con animales intradomiciliarios; que por razones de densidad de población, tipo de economía y conceptos reli- giosos y mágicos cuidaron de las aguas y de los recursos alimenticios; que aprovecharon maravillosamen- te los enormes recursos alimenticios de las diversas regiones del territo- rio y que no sufrieron de hambre ni malnutrición proteico-calórica -como se colige de los datos etnohistóricos, arqueológicos y etnográficos- ni de carencias espe- cíficas de vitaminas -escorbuto, pelagra, beriberi, raquitismo-; que no padecieron de paludismo, uncinariasis por Necator ame- ricanusfiebre amarilla urbana, den- gue, cólera, filariasis -diferente a la ocasionada por la Mansonella ozzardi en las regiones más orien- tales de nuestra Amazonia-, que desconocieron el tifo exantemático y el murino, que no padecieron por las tenias saginata ni solium, que no tuvieron la plaga de los roedores

de Rattus rattus, R. norvegicus y

Mus musculus y sus pulgas, la Xenopsilla cheopis, que por no vi- vir con perros -muchas de las co-

munidades- no padecieron por el Toxocara canis; no conocieron in- fecciones respiratorias como la gri- pe, ni enfermedades transmitidas por vía aérea como la viruela, el sarampión, la rubeola y la parotiditis; muy probablemente no sufrieron de hepatitis B, no cono- cieron la gonorrea, etc.; pero sí co- nocieron la sífilis, el carate y la toxoplasmosis; en algunas regiones pudieron padecer por el mal de Chagas y la leishmaniasis muco- cutánea y en otras pudo haber tu- berculosis. Si bien entre las diferentes etnias hubo frecuentes conflictos y luchas, en sus guerras no se buscó el aniquilamiento del contendiente; si algunas sociedades practicaron la esclavitud ésta nun- ca fue motivada por razones eco- nómicas sino que fue más bien practicada por razones de prestigio tribal y ritual; si hubo discrimina- ción de algunas comunidades sobre otras ese fenómeno no se equiparó al racismo. Todas ellas al disfrutar de un profundo sentido de territo- rialidad e identidad con su historia, y hábitat fueron en ese sentimiento una poderosa barrera psicosocial contra muchas enfermedades. Con la llegada de los españoles el espacio del mundo indígena fue determinado por las necesidades militares, económicas y políticas de la conquista primero y de la defen- sa de la colonia después. La costa Atlántica y la defensa de sus puer- tos se convierte en la prioridad mi- litar de los españoles ante los intentos de sus enemigos europeos; el dominio de las poblaciones indí- genas del interior andino e interandino y la explotación de los negros esclavos de las minas del bajo Cauca, Chocó, son las tareas económicas sobre las que se cons-

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truye el poder colonial español. Las preocupaciones del poder español estaban centradas básicamente en la frontera del mar Caribe y las tie- rras donde había indios encomen- dados y negros esclavizados. Con la conquista y su guerra de tierra arrasada surge el primer azote epidémico que afecta el mun- do indígena de Colombia: el ham- bre; en vísperas de crearse la Real Audiencia de Santafé se presenta la primera epidemia de gripe que, proveniente del Perú, asola y diez- ma la población del sur del Nuevo Reino; unos años después de ha- berse erigido la Real Audiencia ingresa al territorio desde la costa caribe la primera epidemia de vi- ruela; aunque sólo hasta finales del siglo XVI hablan los cronistas con claridad de fiebres tercianas o cuartanas-paludismo-, la variedad más grave del paludismo, el falciparum, seguramente ya afec- taba a las personas que lo trajeron, los negros, en las zonas mineras del bajo Cauca; cosa igual puede decirse del otro parásito que llegó con ellos, el Necator americanus -favorecido en su ciclo vital por las condiciones del cultivo del plá- tano alrededor de sus minas, y por sus hábitos de defecación y no cal- zar zapatos; la lepra, si bien afectó a algunos españoles, desde un prin- cipio se instaló como enfermedad epidémica entre los negros boza- les desembarcados y depositados como mercancía en los puertos negreros del Caribe -principal- mente Cartagena-. La destrucción de las familias indígenas por la acción sinérgica de las infecciones transmitidas por las vías respiratorias -gripe, virue- la, sarampión, entre las principa- les-, el trabajo forzado, el hambre,

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la separación obligada de los cón- yuges indígenas, el abuso sobre las mujeres indígenas por parte de los aventureros solitarios de la empre- sa conquistadora española, la hui- da, no sólo es la responsable de lo que se ha llamado la catástrofe in- dígena sino que ese proceso de derrota física, familiar, ideológica, cultural, etc., creó las condiciones ideales para que entre las sobrevi- vientes sociedades indígenas apa- recieran hábitos propios de la baja autoestima, como el desaseo per- sonal y el descuido de sus entornos. Por eso en la década de los años treinta del siglo XVII el territorio Muisca ve aparecer en- tre sus pobladores una devastadora epidemia de tifo exantemático como consecuencia de la pérdida del hábito de aseo corporal y por comenzar a usar ropas de lana, seguida por unos nada desprecia- bles picos epidémicos de tifo murino debidos a que la reproduc- ción de las ratas y ratones impor- tados a la zona ya había llegado a un número crítico indispensable para que sus pulgas comenzaran a afectar a los indígenas. El hábito indígena de tomar chicha, muy poco fermentada, en sus momen- tos de intercambio se torna en una conducta de desesperación y hui- da ante su nueva realidad de ex- plotados, derrotados, y obligados a renunciar a sus costumbres y creencias. La chicha, ahora más fermentada, por agregarle azúcar de la importada caña de azúcar, comienza a ser perseguida por las autoridades españolas, achacándo- le a ella la causa del poco interés que los indios muestran por el tra- bajo en semejantes condiciones. Simultáneamente con las enferme- dades transmitidas por vía aérea,

patriotas, el poder español mueve su interés geopolítico de la costa Caribe al interior del país. Con la vida republicana co- mienza para el país la apertura al comercio internacional y así es como en 1830, 4 años después de comenzar la navegación a vapor del río Magdalena, se presenta en Honda la primera epidemia de fie- bre amarilla urbana en el interior del territorio y en 1848 en Carta- gen a aparece la primera epidemia de cólera, después de haber llega- do a esa ciudad un barco proce- dente de Colón que traía viajeros afectados desde Nueva ürleans con destino a las recientemente descubiertas minas de oro de California. En 1875 con la navegación del río Putumayo y la tala de árboles de la selva se presenta entre miem- bros de la expedición quinera de Rafael Reyes una epidemia de fie- bre amarilla selvática. Pero con la actividad mercan- tilista de la república también se dan múltiples guerras civiles y con ellas serios problemas de abaste- cimiento para la tropa y en gene- ral mayor pobreza para el pueblo. En 1885 se presenta la primera epidemia de beriberi registrada en el país, entre un grupo de sol- dados de una base en Cali y co- mienza a registrarse con más frecuencia, lo que el médico José Félix Merizalde, en 1828, llamó la enfermedad de guayabo y más tarde chichismo, que en pocas veces fue pelagra. Las guerras, la liquidación de los resguardos, la migración de] campo a ]a ciu- dad producen enorme pobreza y gran hambre entre los campesinos de origen indígena, mestizo, mu- latos, negro y en general de los

descendientes de los todavía con- siderados despectivamente indios y negros a pesar del reconoci- miento de su condición de ciuda- dano que se le dio a los indígenas desde la fundación de la repúb]i- ca y de la libertad de esclavos de- cretada por José Hilario López en

  1. Epidemiología y antropo- ]ogía médica de las guerras civi- les, del mercantilismo y el racismo larvado. A partir de 1850 comienza para la gran cuenca amazónica el terri- ble ciclo de explotación del cau- cho en el que la esclavización indígena por obra de bandas arma- das da paso a una nueva exp]ota- ción estructurada sobre la política del "endeude" y en la que el alco- hol juega un papel preponderante. Primero los aventureros y em- presarios brasileños, luego los pe- ruanos, y colombianos, todos amparados en la negligencia y de- bilidad de sus Estados y en la ideo- logía racista que considera al indígena como un ser ignorante, de poco valor para la sociedad y sal- vaje, montan empresas de explota- ción cauchera donde la violencia, los castigos más terribles, la viola- ción de mujeres y el alcohol son lo único que reciben las diferentes etnias amazónicas. Epidemio- logía y antropología médica del capitalismo, de la economía extractiva, aplicado sobre unos se- res despreciados y en unos territo- rios ambicionados por los Estados .. clTcunvecmos. Así como el comercio del cau- cho gira alrededor del ]quitos pe- ruano y el Manaos brasileño, así también esos puertos fluviales fue- ron epicentros de la esclavización y de la fiebre amarilla para toda nuestra cuenca amazónica.

El país minero de la colonia se vuelve lentamente cafetero desde la segunda mitad del siglo XIX y así la anemia perniciosa, ]a enfer- medad del tuntun ya no afecta prin- cipa]mente a los negros de las minas sino que afecta a los cam- pesinos de la colonización antioqueña y otras que descalzos y defecando en las tierras de culti- vos se infectan con las uncinarias. Las permanentes ambiciones peruanas hacen que el gobierno colombiano lleve en 1910 a La Pedrera un destacamento de 100 hombres de tropa, derrotados por el beriberi y una fuerza fluvial pe- ruana en 1911, Ytrate de impulsar colonias militares de] Putumayo en 1910 y de] Putumayo y Caquetá en 1930. Ellas por estar constitui- das principalmente por campesinos pobres del Tolima son fuente para la zona de uncinarias y paludismo. El gobierno desde la perspectiva que ve ]a selva como un lugar in- fernal funda una colonia penal en Mocoa en 1910 que sólo la man- tiene unos cuatro o cinco años. Con la invasión peruana a Leticia en 1932 y la consiguiente respuesta político-mi]itar colom- biana, esa región inicia un progre- sivo y lento proceso de integración geopolítica a la nación, todavía centrada en los Andes y la costa Caribe, que hace que migren a ella más campesinos pobres de regio- nes del To]ima y e] Huila, etc., afec- tadas por paludismo, uncinariasis y pian. Uno de los destacamentos colombianos enviados a la zona padece una seria y grave epidemia de beriberi por los problemas logísticos y de hábitos alimentarios de la tropa. A partir de 1935 el gobierno nacional, nuevamente mirando ]a selva amazónica como

un lugar infernal, donde se deben expiar las deudas de los peores criminales, erige en proximidades al cañón del Araracuara, sobre el río Caquetá, otra colonia penal. Esta colonia parece que se com- portó como un foco importante para difundir en la región la hepa- titis B. Por el proceso de la llamada "Violencia" de los años cincuenta, los Llanos Orientales comienzan a ser objeto de migraciones de cam- pesinos pobres de los Andes y a ser terrenos de operaciones mili- tares de insurgentes y de las fuer- zas del gobierno. En los años sesenta grupos de mestizos o "blancos" practican cacería huma- na sobre las etnias indígenas. El fenómeno de la guerra de gue- rrillas, iniciado en los años sesenta, apoyado en la marginación de regio- nes y poblaciones yen la cultura se- cular de oposición de muchas de ellas al Estado y por unas circuns- tancias políticas internacionales fa- vorables, sólo hace presencia en las zonas del piedemonte amazónico hasta mediados de los ochenta. La leishmaniasis, obligada zoonosis y facultativa antro- pozoonosis, comienza, por la guerra de movimientos y los desplazamientos de hombres por los hábitats de ese parásito, a afectar cada vez a las fuerzas contendientes. Los años sesenta traen para la sociedad norteamericana la moda y el encanto del consumo de subs- tancias alucinógenas y estimulan- tes; la guerra norteamericana contra el pueblo vietnamita y su derrota político-militar disparan ese consumo al interior de aquella sociedad. Al ponerse de moda la marihuana en ese país grupos de

comerciantes ilegales colombianos impulsan la siembra y cosecha de ese producto en varias partes de Colombia con la tolerancia, por no sufrir el pueblo colombiano los efectos de la adicción a la Cannabis sp, del resto de la na- ción y sus autoridades. Con el tiempo los gustos de los marihua- neros norteamericanos son cubier- tos por su producción nacional y se dispara en ese país la adicción a la cocaína. Esta nueva demanda es cubierta rápidamente por los ma- yores productores tradicionales de hoja de coca del Perú y Bolivia y luego por los recién llegados a ella, los sembradores y comerciantes colombianos. Desde mediados de 1985 el cultivo de la coca, la obtención de la cocaína, comienzan a apoderarse de enormes regiones de la Amazonia y otras regiones del país y se forman los criminales cárteles de Medellín y Cali y el po- der de ellos invade a la mayoría de las instituciones y grandes sectores de la guerrilla que así puede exten- der sus operaciones a prácticamente todo el territorio. El consumo norteamericano de la cocaína y factores internos for- talecen las bandas criminales na- cionales y hace que la guerrilla convierta a todo el país en territo- rio de guerra. El mesianismo demente hace que las prácticas de guerra de cier- tos sectores guerrilleros dañen de- liberadamente la naturaleza con derrames de petróleo, y quema de bosques, etc. La obsesión de dine- ro de los jefes narcotraficantes, de los "raspachines" de hoja de coca, convierten a las selvas y a sus mo- radores indígenas en obstáculos a superar: se "tumba monte" para sembrar coca y se levantan labo-

ratorios de procesamiento de co- caína, se presiona a los aborígenes para que siembren coca y trabajen en los laboratorios de los trafican- tes. Se embate contra la diversi- dad étnica y la biodiversidad a nombre de la guerra, las necesida- des del capitalismo y por el afán del dinero del narcotráfico. La guerra se generaliza, al tiempo que la corrupción y la vio- lencia callejera y del comercio ile- gal de cocaína se convierten en la principal causa de muerte en Co- lombia. Epidemiología y antropo- logía médica de la corrupción y el narcotráfico. Época de riesgo de agresiones políticas a Colombia por parte de Estados Unidos por cuenta de la doble moral y del con- sumo de la cocaína en ese país y por el sueño del rey Midas de los narcotraficantes colombianos. En plena época de la bio- tecnología, de la informática apa- recen en Colombia en 1991 la segunda epidemia de cólera y bro- tes recientes de beriberi en tropas destacadas en Coveñas y en El Banco. La historia sanitaria de Colom- bia es la historia de áreas margina- das, de sectores de población discriminados, de culturas popu- lares ajustadas, con prácticas de riesgo epidemiológico, a sus enor- mes problemas de salubridad que se comportan como focos de dis- persión de enfermedades para las otras regiones del país. Es la his- toria de la venganza, de la némesis, expresada en gérmenes y violen- cia, contra aquellas regiones y per- sonas que han querido medrar de espaldas a las necesidades del cre- cimiento armonioso y justo: en la colonia uncinarias y paludismo desde las zonas mineras y lepra