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Este documento analiza el caso de katharina, presentado por sigmund freud en sus historiales clínicos, donde se discute si se trató de una entrevista o un análisis psicoanalítico. El texto también aborda la motivación de freud para realizar la intervención de manera no ortodoxa y los elementos presentes en el proceso de análisis.
Tipo: Apuntes
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Subido el 28/10/2019
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“¿Debía emprender aquí un intento de análisis? Por cierto que no me atrevía a trasplantar las hipnosis a esa altitud…” (Freud, Sigmund 1893.1895).
“Hice una excursión a los Hohe Tauern como para olvidar por un tiempo la medicina, y en particular, las neurosis” (Freud, Sigmund 1893.1895).
CASO KATHARINA…
En las vacaciones de 189… hice una excursión a los Hohe Tauern como para olvidar por un tiempo la medicina y, en particular, las neurosis. Casi lo había logrado, cuando cierto día me desvié de la ruta principal para ascender a un retirado monte, famoso por el paisaje que ofrecía y por su bien atendido refugio. Llegué, pues, a la cima tras dura ascensión y, ya recuperado y descansado, quedé absorto en la contemplación de arrobadoras vistas, tan olvidado de mí que a punto estuve de no darme por aludido cuando escuché esta pregunta: <<¿El señor es un doctor?>>. Pero la pregunta se dirigía a mí, y provenía de una muchacha de unos dieciocho años que me había servido en el almuerzo con gesto bastante fastidiado y a quien la posadera llamó por el nombre de Katharina. Por su vestido y su porte no podía ser una doméstica, sino que debía de ser hija o parienta de la posadera.
Ya vuelto en mí, le respondí: <<Sí, soy un doctor. ¿Cómo lo sabe?>>.
<<El señor se ha inscrito en el libro de viajeros, y yo me dije que si el señor doctor tuviera ahora un poquitito de tiempo… <<Es que estoy enferma de los nervios y ya una vez estuve en casa de un doctor en L.; es cierto que él algo me ha dado, pero todavía no estoy buena>>.
Heme, ahí de nuevo con las neurosis, pues de otra cosa no podía tratarse en esta muchacha grande y vigorosa, de gesto apesadumbrado. Me interesó que las neurosis se hubieran propagado a más de 2,000 metros de altura, y seguí
Desde que se inició el dialogo, se comienza a gestar una alianza terapéutica y una transferencia productiva.
La paciente se percata que tiene un problema y desea encontrar una solución buscando ayuda profesional. Esta actitud se cataloga como egodistónica.
Era realmente un ataque de angustia, y por cierto que introducido por los signos del aura histérica; o, mejor dicho, era un ataque histérico que tenía por contenido la angustia.
¿No habría algún otro contenido?
<<Piensa usted siempre lo mismo, o ve algo frente a sí cuando tiene el ataque?
.
<<Sí, siempre veo un rostro horripilante; me mira tan espantosamente; yo le tengo miedo>>.
Ahí se ofrecía, quizás, un camino para avanzar con rapidez hasta el núcleo de la cuestión.
<<¿Reconoce usted ese rostro? Creo que será un rostro que usted ha visto realmente alguna vez>>.
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<<¿Sabe usted de dónde provienen sus ataques?>>.
<
<<¿Cuándo los tuvo por primera vez?>>.
<<La primera vez fue hace dos años, cuando aún estaba con mi tía en el otro monte. Antes tuvo ahí el albergue; ahora estamos aquí desde hace un año y medio, pero eso me sigue viniendo>>.
¿Debía emprender aquí un intento de análisis? Por cierto que no me atrevía a trasplantar la hipnosis a esa altitud, pero quizá lo consiguiera en una simple plática. Debía arriesgarme. Harto a menudo había discernido la angustia en muchachas jóvenes como una consecuencia del horror que invade a un ánimo virginal cuando el mundo de la sexualidad se le abre por primera vez.
Enfocándose en los síntomas, se saca una probable hipótesis de padecimiento.
Atención Flotante que permite seguir indagando en los síntomas y no quedarse con una única hipótesis.
Resistencia que se opone al análisis y al cambio.
Le dije entonces: <<Si usted no lo sabe, yo le diré de dónde creo que le han venido sus ataques. En algún momento, dos años atrás, usted ha visto o escuchado algo que la embarazó mucho, que preferiría no haber visto>>.
Y ella: <<¡Cielos, sí! ¡He pillado a mi tío con la muchacha, con Franziska, mi prima !>>.
¿Qué historia es esa la de la muchacha? ¿No quiere contármela usted?.
<<A un doctor una puede decírselo todo. Sepa, pues, que mi tío, el marido de mi tía a quien usted ha visto, tenía entonces la posada con mi tía en el monte X. Ahora se han separado, y yo soy la culpable de que estén separados, pues por mí se destapó que él se entiende con Franziska>>.
<< Bien; ¿cómo llegó usted a ese descubrimiento?>>.
<<Fue así… Cierta vez, hace dos años, unos señores habían ascendido allá y pidieron de comer. La tía no estaba en casa, y a Franziska no se la encontraba por ninguna parte; era la que siempre cocinaba. Tampoco se hallaba al tío. Buscamos por doquier, y entonces el muchacho, Alois, mi primo, dice: “Al cabo, Franziska está con el padre”. Entonces los dos echamos a reír, pero sin pensar en cosa mala. Vamos al dormitorio que tiene mi tío, y la puerta está con tranca. Pero me resultó llamativo. Y dice Alois: “En el pasillo hay una ventana, desde ahí se puede mirar dentro del dormitorio”. Vamos al pasillo. Pero Alois no se anima a la ventana, dice que tiene miedo. Entonces yo digo: “!Ah, muchacho tonto! Voy yo, no tengo miedo ninguno”. Pero en todo eso yo andaba sin malicia ninguna. Miro adentro, el dormitorio estaba bastante oscuro, pero ahí veo al tío y a Franziska, y él yace sobre ella>>.
<<¿Y entonces?>>.
<<Al punto me he apartado de la ventana, me he apoyado en la pared y me entró la falta de aire que desde entonces tengo; se me nubló el entendimiento, sentí un peso sobre los ojos y en la cabeza me martillaban y todo bullía>>.
Freud se cuestiona el tipo de intervención a utilizar y considera que lo más adecuado es una plática.
Furor Curandis en Sigmund Freud.
Realiza un señalamiento.
Transferencia Positiva.
Mecanismo de Defensa. Elemento psicodinamico
<< Pues, que los dos han de haber escuchado ruido. Enseguida salieron. Yo estuve muy mal todo el tiempo, no podía dejar de pensar y pensar; dos días después fue domingo, hubo mucho que hacer, trabajé el día entero, y el lunes por la mañana sentí de nuevo el mareo y vomité y permanecí en cama, y vuelta y vuelta a los vómitos durante tres días>>.
A menudo habíamos comparado [Breuer y yo] la sintomatología histérica con una escritura figural que, tras descubrir algunos casos bilingües, atinábamos a leer, En ese alfabeto, vómito significa asco. Le dije entonces: <<Si usted tres días después vomitó, creo que en ese momento, cuando miró dentro del dormitorio, usted sintió asco>>.
<<Si, asqueada tengo que haber estado>>, dice pensativa.
<<Pero, ¿de qué?>>.
<<¿Quizá vio algún desnudo? ¿Cómo estaban las dos personas en el dormitorio?>>.
<<Estaba demasiado oscuro para ver algo, y los dos estaban con ropa puesta. ¡Ah, si supiera qué me dio asco en ese momento!>>.
Tampoco yo lo sabía. Pero la exhorté a seguir contando lo que se le ocurriera, con la expectativa cierta de que fuese justamente lo que me hacía falta para esclarecer el caso.
Informa entonces que por fin comunicó a su tía, quien la hallaba cambiada y sospechaba algún secreto, lo que había descubierto; siguieron escenas muy afligentes entre tío y tía; los niños escucharon cosas que les abrieron los ojos sobre muchos puntos, y que mejor no hubieran escuchado; hasta que la tía se decidió a tomar a su cargo esta otra posada, con sus hijos y sobrina, y dejar solo al tío con Franziska, que entretanto había quedado embarazada. Pero luego, para mi asombro, ella abandona este hilo y empieza a contar dos series de historias más antiguas, que se remontaban de dos a tres años atrás del momento traumático. La primera serie contiene ocasiones en que ese mismo tío la asediaba sexualmente a ella, cuando sólo tenía catorce años. Cómo cierta vez hace con él una excursión al valle, y allí
Interpretación Incorrecta.
Interpretación fuera de Timing.
Alianza Terapéutica.
Reacción postergada que se genera del recuerdo que
lo produce.
pernocta en la posada. Él se quedó bebiendo y jugando a las cartas en el salón, a ella le vino sueño y se fue temprano a la habitación que les habían asignado a ambos. No dormía muy profundamente cuando él subió; después se volvió a dormir, y de repente se despertó y <<sintió su cuerpo>> en la cama. Se levantó de un salto y le hizo reproches: >>¿Qué haces, tío? ¿Por qué no te quedas en tu cama?>>. El intentó engatusarla: <<Anda, muchacha tonta, quédate quieta; tú no sabes qué bueno es eso>>. <<No me gusta lo bueno de usted, ni siquiera dormir la dejan a una>>. Permaneció de pie junto a la puerta, lista para escapar al pasillo, hasta que él desistió y se durmió a su vez. Entonces ella se metió en la cama y durmió hasta la mañana. Por la modalidad de defensa de que ella informa, parece desprenderse que no discernió claramente el ataque como sexual; preguntaba si sabía qué quería hacer él con ella, respondió: <
Me he visto precisado a informar en detalle sobre este episodio porque posee gran significatividad para entender todo lo que siguió. ----- Luego cuenta otras vivencias de un tiempo algo posterior, cómo otra vez tuvo que defenderse de él en una posada, cuando estaba totalmente bebido, etc. A mi pregunta sobre si en esas ocasiones sintió algo semejante a la posterior falta de aire, responde con precisión que todas las veces tuvo la presión sobre los ojos y sobre el pecho, pero ni con mucho tan intensa como en la escena del descubrimiento.
Inmediatamente después de concluida esta serie de recuerdos empieza a referir una segunda, en la que se trata de oportunidades en que algo le llamó la atención entre su tío y Franziska. Cómo una vez toda la familia pasó la noche vestida en un pajar y ella de pronto se despertó a causa de un ruido; creyó notar que su tío, que yacía entre ella y Franziska, se movía de sitio y Franziska se estaba acostando. Cómo otra vez pernoctaron en una posada de la aldea N., ella y su tío en una habitación, Franziska en otra contigua. A la noche se despertó de repente y vió una figura larga y blanca junto a la puerta, en tren de bajar el picaporte:
<<¡Cielos, tío! ¿Es usted? ¿Qué hace en la puerta?>>.
Interpretación.
Señalamiento.
Nuevamente se presenta la resistencia a recordar.
Incitación a la asociación libre.
Al pasarse de un evento a otro, se pone de manifiesto la importancia de la asociación libre.
<<Ahora sí, claro está>>.
<<Digame entonces con exactitud: ¿qué fue lo que sintió de su cuerpo aquella noche?>>.
Pero ella no da una respuesta precisa; sonríe turbada y como convicta y confesa, como uno que debe admitir que ahora se ha llegado a la raíz de las cosas, sobre la cual ya no cabe decir mucho más. Puedo imaginarme cuál fue la sensación táctil que más tarde aprendió a interpretar; su gesto paréceme decir que presupone que yo me imagino lo correcto, pero ya no puedo seguir ahondando en ella; sólo me resta agradecerle que resulte tanto más fácil hablar con ella que con las mojigatas damas de mi práctica urbana, para quienes todas las cosas naturales son obscenas.
Con esto estaría aclarado el caso; pero, un momento: ¿de dónde proviene la alucinación de la cabeza que le provoca pavor y es recurrente en el ataque? Ahora se lo pregunto. Como si en esta plática se hubiera ensanchado su entendimiento, responde enseguida: <<Sí, ahora lo sé: la cabeza es la de mi tío, ahora la reconozco, pero no de aquel tiempo. Más tarde, después que se desataron todas las querellas, mi tío concibió una absurda furia contra mí; siempre ha dicho que soy la culpable de todo; si no hubiera soplado, nunca se hubiera llegado a la separación; siempre me ha amenazado con hacerme algo; cuando me vio a lo lejos, su rostro se desfiguró por la furia y se abalanzó sobre mí con la mano levantada. Siempre me he escapado de él, y siempre con la mayor angustia de que me atrapara de improviso en algún lado. El rostro que yo ahora veo siempre es su rostro cuando estaba furioso>>.
Esta noticia me hace acordar de que el primer síntoma de la histeria, el vómito, ha pasado ya; el ataque de angustia permaneció y se llenó con el nuevo contenido. Según eso, se trata de una histeria ya abreaccionada en gran parte. Es que, en efecto, ella ha comunicado su descubrimiento al poco tiempo a su tía.
¿Ha contado a su tía también las otras historias, cómo él la asediaba?.
Sí; no enseguida, pero después, cuando ya se había hablado de divorcio. Entonces tía dijo: “Esto lo dejamos para más tarde; si opone dificultades ante la
Translaboración.
Se presenta la resistencia a recordar claramente.
La Contratransferencia permite que el terapeuta se perciba el cambio que ha dado la paciente en su rostro.
justicia, lo diremos también”.
Puedo comprender que justamente del último tiempo, cuando las escenas inquietantes en la casa se acumularon, cuando su estado dejó de despertar el interés de la tía reclamada por la querella; que de ese tiempo, digo, de acumulación y de retención, quedara el símbolo mnémico [del rostro alucinado].
Espero que el declararse conmigo haya hecho algún bien a esta muchacha tan prematuramente lastimada en su sentir sexual; no la he vuelta a ver.
Epicrisis.
Nada podré objetar si en este historial clínico alguien ve menos un caso de histeria analizada que uno resuelto por mero colegir. Es cierto que la enferma admitió todo lo que yo interpolé en su informe como verosímil; empero, no estaba en condiciones de reconocerlo como algo vivenciado. Opino que para ello habría hecho falta la hipnosis. Si supongo que colegí rectamente, y ahora intento reducir este caso al esquema de una histeria adquirida, tal como resultó del caso 3, parece natural comparar las dos series de vivencias eróticas con unos momentos traumáticos, y la escena del descubrimiento de la pareja, con un momento auxiliar. La semejanza reside en que en las primeras se creó un contenido de conciencia que, excluido de la actividad pensante del yo, permaneció guardado, mientras que en la última escena una nueva impresión fuerza la reunión asociativa de esos grupos, que se encontraban apartados, con el yo. Por otra parte, hallamos también divergencias que no pueden ser descuidadas. La causa del aislamiento no es, como en el caso 3, la voluntad del yo, sino la ignorancia del yo, que aún no sabe qué hacer con unas experiencias sexuales. En este aspecto, el caso de Katharina es típico; en el análisis
Psicodinámia.
Mediante el desplazamiento y la condensación Katharina puso en la escena del trauma eventos pasados.
Interpretación se llega a lo profundo o causa original.
Translaboración, en los que el insight, el recuerdo y el cambio se influye mutuamente.
Mediante el lenguaje facial da una respuesta a la pregunta antes realizada. La transferencia se hace notar.
propio padre. Una desfiguración como la practicada por mí en este caso debería evitarse a toda costa en un historial clínico. Naturalmente, no es tan irrelevante para entenderlo como lo sería, por ejemplo, el traslado del escenario de un monte a otro.
BIBLIOGRAFÍA