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biomecanica de las articulaciones, Resúmenes de Biomecánica

biomecanica de las articulaciones

Tipo: Resúmenes

2019/2020

Subido el 08/01/2020

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Biomecánica
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¡Descarga biomecanica de las articulaciones y más Resúmenes en PDF de Biomecánica solo en Docsity!

Biomecánica

Parte

I

Desde los primeros tiempos de la quiropráctica, los terapeutas que se han dedicado a ella han tratado las articulaciones extra- vertebrales. D. D. Palmer (1910) dejó constancia de su trata- miento de los dedos de los pies poco después de descubrir las posibilidades de la quiropráctica. Desde entonces, los profesio- nales de este arte han promovido y desarrollado múltiples procedimientos adaptados para tratar las dolencias de las articu- laciones periféricas. ¿Cuáles son los motivos fundamentales por los que se deben tratar las articulaciones periféricas? Entre las razones expuestas por Laedermann (1984), que pueden abarcar los principales campos, están el tratamiento de los problemas biomecánicos locales, el síndrome funcional del reflejo provocado, una pres- cripción de tiempo, razones psicológicas y un efecto placebo. Las tres primeras razones implican una participación activa del quiropráctico, pero las dos últimas podrían significar que el quiropráctico puede tener un papel activo o pasivo. Consi- deremos cada una de estas razones por separado.

EL REINO DE LA PSICOLOGÍA

La actitud atenta y solícita del terapeuta, el efecto placebo que produce ser examinado por un especialista y la consiguiente aplicación de un tratamiento adecuado son ‘cuestiones’ que están inextricablemente ligadas. Sin embargo, el beneficio psico- lógico real que obtiene el paciente es difícil de cuantificar, aunque se considere extremadamente importante para su recu- peración. Laedermann (1984) habla de la gran importancia que tiene observar, y por supuesto tocar, no sólo lo que podría ser el nivel vertebral de la causa de la dolencia, sino también la extre- midad donde se pueden sentir los síntomas. Con razón, se hace esta pregunta retórica: “¿Cuántas veces se oye a un paciente quejarse de que su anterior terapeuta centraba su examen única- mente en la columna vertebral por ser la causa de su problema, permanecía sentado a su mesa buscando su cuaderno de recetas y ni siquiera le miraba la zona de la extremidad donde el paciente experimentaba los síntomas?

PROBLEMAS BIOMECÁNICOS LOCALES

Son los más fáciles de identificar, ya que en estos casos es casi siempre un dolor, una hinchazón, una parestesia y en ocasiones

una combinación de dolor y miedo lo que mueve al paciente a buscar nuestra ayuda. Entre estos problemas biomecánicos locales se incluyen la fascitis plantar (Ambrosius y Kondracki, 1992), las luxaciones, la rigidez, la incapacidad de las articula- ciones para realizar ciertos movimientos, como la pronación del pie, y las lesiones deportivas.

PRESCRIPCIÓN DE TIEMPO

A lo que se refería Laedermann con la expresión “prescripción de tiempo” es al aumento en la calidad de vida que se le propor- ciona a un paciente cuando se le trata de manera paliativa o más específica en lo que se refiere a las enfermedades que le limitan en sus actividades de la vida diaria, como la capsulitis del hombro, con el fin de moderar sus efectos negativos a lo largo de un tiempo, o período, de prueba.

S ÍNDROMES FUNCIONALES PROVOCADOS POR REFLEJOS

Como resultado de una disfunción local, puede desarrollarse una serie de fenómenos estructurales y/o neurológicos. Janse (1976) advirtió que, a menudo, las mecánicas defectuosas del cuerpo son consecuencia de una serie de disfunciones distintas más que de una sola lesión. Tanto Hoppenfeld (1976) como Bergmann, Peterson y Lawrence (1993) proporcionaron ejem- plos similares que demostraban que un desarreglo en una parte de la cadena cinética puede afectar a otra parte de ella, tanto proximal como distal. Este hecho puede deberse a una variedad de causas: deficiencias mecánicas, como que haya alguna dife- rencia en las piernas (Jones, 1953; Beech, 1965), o los problemas mecánicos o musculares que provocan la pronación del pie o la desviación de las rodillas hacia afuera (Kenel, 1965). Gillet (1964) aventuró la hipótesis de que las rigideces de la parte inferior de la cadena cinética, el pie, pueden provocar rigi- deces reflejas en la columna vertebral y en sus apéndices. Otro fenómeno que también se ha observado habitualmente durante el examen de los pacientes es la condición hipotónica de varios músculos ligados al tronco que responden de modo positivo cuando se aplica un tratamiento manual al pie (Greenwalt, 1981) (Blennerhasset, 1997; Walther, 1981). Aunque se han hecho muy pocos estudios científicos para determinar la eficacia de estos fenómenos, hay muestras o ejemplos lo bastante importantes

1

La relevancia de las articulaciones periféricas

en la práctica clínica: una visión general

Raymond T. Broome

17

Probablemente, la mayor parte de los médicos clínicos estarían de acuerdo en que la biomecánica de las articulaciones perifé- ricas, en el mejor de los casos, es tediosa. En cualquier caso, más allá de este tipo de consideraciones, alcanzar un conocimiento básico de este tema, como por ejemplo de las posiciones de reposo y de bloqueo o los movimientos osteocinemáticos y artrocinemáticos, es clínicamente muy importante si se quiere aplicar al más alto nivel el arte de la quiropráctica. En este capí- tulo intentaremos simplificar la gran cantidad de información que se puede encontrar sobre la biomecánica normal de las arti- culaciones periféricas con el fin de que estudiantes y profesio- nales puedan mejorar su comprensión sobre este tema. Existen muchas fuentes detalladas que contienen profundos estudios y análisis de la biomecánica de las articulaciones. A quienes estén interesados, les animamos a utilizar la bibliografía en caso de que sientan la necesidad de ampliar sus conocimientos. La posición de reposo de la mayoría de articulaciones peri- féricas es el punto en el que se produce un menor contacto con la superficie de la articulación y la mayor relajación de la cápsula de la articulación (Schafer y Faye, 1989). Las fuerzas mecánicas aplicadas a una articulación en posición de reposo tienen un poderoso efecto sobre la cápsula y los ligamentos y músculos intrínsecos. Es lo que defienden Lawrence y Bergmann (1993), quienes afirman que si se aplica una fuerza demasiado intensa a una articulación que esté en la posición de reposo, es probable que se produzca una dislocación o una distensión de los tejidos blandos. Quien esto escribe opina también que la mayor parte de aberturas articulares (separación), y la consiguiente cavita- ción, se produce en posiciones de reposo de la articulación. Por el contrario, la posición de bloqueo es el punto en que se produce el mayor contacto con la superficie de la articulación y la mayor tensión articular (Schafer y Faye, 1989). Si a una articulación que esté en posición de bloqueo se le aplica una fuerza muy intensa es probable que se produzca una fractura o una dislocación (Lawrence y Bergmann, 1993). Si se evitan las posiciones de bloqueo durante la terapia manual se prevendrá o limitará el empeoramiento de los tejidos duros y blandos. Por tanto, para tratar los tejidos blandos sin que ello afecte a los duros (cartílago y hueso), la mayor parte de articulaciones con disfunciones deben movilizarse y/o manipularse, inicialmente, en posición de reposo, y luego en otras posiciones restrictivas que se acerquen cada vez más a la posición de bloqueo. De este modo se llevará a cabo un sistema de tratamiento ‘de menor a mayor agresividad’, que probablemente es el más seguro respecto al tema que nos concierne.

El conocimiento del movimiento osteocinemático de la articulación (la dirección y la cantidad de movimiento en una articulación) permite al examinador hacer pruebas activo y pasivo de la amplitud del movimiento. Con esta información, el examinador puede realizar un tipo de palpación pasivo del movimiento denominada palpación del movimiento osteoci- nemático pasivo (PMOP). En mi opinión éste es un método muy útil para valorar la disfunción articular antes de efectuar otros exámenes accesorios del movimiento o un tratamiento terapéutico. En el siguiente capítulo se describen los procedi- mientos para llevar a cabo el PMOP. Las valoraciones de los movimientos osteocinemáticos que aparecen en este capítulo y en el siguiente han sido extraídas de Hoppenfeld (1976), Kapandji (1982, 1987), Bergmann (1993) y Evans (1994). En los casos en que han aparecido significantes discrepancias, se ha optado por elegir la mejor valoración. El movimiento artrocinemático es el tipo de movimiento que se produce en la superficie de la articulación. La mayor parte de los movimientos articulares es curvilínea (en parte rotacional y en parte traslacional), y generalmente hay uno o más movi- mientos artrocinemáticos reconocidos para cada movimiento osteocinemático. Éstos se describen por la manera en que los puntos de una superficie articular se mueven con relación a los puntos de una superficie articular opuesta. El movimiento de una estructura se producirá por su rotación alrededor de un eje (rotación) o su deslizamiento (traslación) a lo largo de un eje. En general, este eje del movimiento de la superficie articular es para- lelo o perpendicular a la superficie articular opuesta. Los movi- mientos artrocinemáticos que se producen en las articulaciones periféricas son deslizantes, ondulantes y deslizantes o con algún tipo de rotación (Lawrence y Bergmann, 1993). El deslizamiento (traslación) es el movimiento más común en las articulaciones planas (conocidas también como articula- ciones deslizantes o artroesféricas), como la articulación tibio- peronea proximal y las articulaciones carpiana y tarsiana (Hamill y Knutzen, 1995). Este movimiento se define como ‘un punto de una superficie que contacta con varios puntos de la superficie opuesta’. En este caso, para dos superficies relativa- mente planas el punto de interés en una superficie articular simplemente se desliza a lo largo de múltiples puntos de la superficie opuesta, cubriendo en general una distancia muy pequeña (Fig. 3.1). Generalmente, para que se produzca una gran cantidad de movimiento, las articulaciones tienen que presentar movi- mientos ondulantes y deslizantes y las superficies articulares

3

Cinemática de las articulaciones periféricas

Christopher J. Good

27

28 Técnica quiropráctica de las articulaciones periféricas

Fig. 3. Ejemplo de deslizamiento superior e inferior en la articulación tibio- peronea proximal

Fig. 3. Ejemplo de ondulación en que varios puntos de una superficie contactan con una superficie opuesta en el mismo intervalo

Fig. 3. Ejemplo de deslizamiento en el que la superficie en movimiento se desliza a lo largo de un plano o de una serie de planos paralelos a la superficie articular opuesta

Palpación del movimiento osteocinemático pasivo 47

REGIÓN DEL TOBILLO

ARTICULACIÓN TIBIOPERONEA DISTAL

Para esta articulación fibrosa en la literatura no se describe ningún movimiento osteocinemático. Por consiguiente no se lleva a cabo la palpación pasiva del movimiento osteocinemá- tico, sino únicamente la de los movimientos accesorios.

ARTICULACIÓN DEL TOBILLO (ARTICULACIONES

TALOTIBIAL Y PERONEOASTRAGALINA) Y ARTICULACIÓN

SUBASTRAGALINA (ARTICULACIÓN ASTRAGALOCALCÁNEA)

Estas articulaciones se evalúan conjuntamente porque efectúan juntas sus movimientos. Es importante distinguir la dirección y la cantidad de movimiento de cada una de ellas. Para más expli- cación sobre el tema, véase el Capítulo 3, que trata de la cinemá- tica de las articulaciones periféricas.

ARTICULACIÓN DEL TOBILLO

Postura del paciente Supina, rodilla recta, pie con ligera flexión plantar y separado del borde de la superficie de apoyo del pie y de la pierna. Posición del quiropráctico Pata de la mesa, a un lado del pie. Mano izquierda Mano izquierda (hacia la cabeza) con la membrana del pulgar sobre la articulación tibioperonea distal anterior, en el espacio articular y bajo el maléolo. Mano derecha Con el dorso de las manos frente a frente, la mano derecha (caudal) debe coger la zona del astrágalo distal desde la superficie dorsal del pie utilizando la membrana del pulgar como agarre.

Fig. 4. (a) Flexiones plantar y dorsal de la articulación del tobillo (b) Inversión/eversión y abducción/aducción de la articulación del tobillo

(a)

(b)

En primer lugar examinaremos los tipos de nervios presentes para luego hacer un rápido resumen de la articulación en sí. A con- tinuación, se analizará el concepto de reflejo en sus distintos aspectos, así como el confuso término de neuroplasticidad. Los temas que más preocupan a los médicos –sobre todo los tras- tornos y dolencias y sus curaciones, sin olvidar la rehabilitación del paciente– constituirán el argumento principal de este capítulo.

INERVACIÓN PERIFÉRICA

GENERACIÓN

Empezar desde el principio, es decir, desde la embriología del sistema nervioso, nos adentra en un asunto complejo. Por esta razón bastará decir que, desde esta perspectiva, hay que consi- derar dos elementos del sistema nervioso periférico: los nervios con cuerpos celulares (somáticos) exteriores al sistema nervioso central (SNC) y los que tienen sus cuerpos celulares dentro del mismo. Las neuronas cuyos cuerpos celulares están fuera del SNC derivan de las células de la cresta neural y entre ellas están tanto las células del ganglio de la raíz dorsal como las de la cadena autónoma, mientras que las celulas de la médula espinal y otros cuerpos celulares que están dentro del SNC derivan del tubo neural tras el cierre y la separación de la cresta neural.

CRECIMIENTO Y FACTORES DE CRECIMIENTO

Parece que el crecimiento de las fibras nerviosas periféricas hasta convertirse en brotes de otras ramas depende de la pre- sencia de agentes químicos que las fibras nerviosas atraen. A estos agentes se les llama factores de crecimiento. Para mantener la actividad del sistema nervioso es necesario que la secreción del factor de crecimiento sea continua: ¡incluso después de que se haya terminado el crecimiento! Si en una zona hay pocos factores de crecimiento los nervios se encogen o mueren; en cambio, si hay demasiados factores de crecimiento los nervios se desarrollarán aún más en esa zona o se ramificarán. Según parece, el crecimiento de estos dos componentes de la cresta neural del sistema nervioso periférico (el motor autó- nomo y las neuronas aferentes primarias) se lleva a cabo en los

miembros en competición. Las fibras nerviosas que se están desarrollando compiten por los mismos factores de crecimien- to. La carencia de uno de los dos componentes, del aferente primario o del eferente simpático, podría tener por conse- cuencia un mayor grado de inervación del otro (Hill y otros, 1988; Anand y otros, 1996; Apfel y Kessler, 1996). Las fibras que componen el motor somático también nece- sitan un factor de crecimiento, pero parece que este grupo deriva de las fibras de músculos esqueléticos. Inicialmente hay más fibras nerviosas y sinapsis de las necesarias. Esto es evidente en un músculo esquelético, en que las fibras musculares están inervadas polineuronalmente. Más tarde se pierde ese excesode neuronas, debido aparentemente a que no han sido capaces de conseguir la cantidad de ‘factor de crecimiento’ necesaria para sobrevivir. De nuevo, esto es más evidente en los músculos esqueléticos, ya que en ellos el resultado final es una fibra muscular inervada mononeuronalmente. Esta pérdida de células es consecuencia de la activación de un sistema estándar de muerte programada de células (apoptosis) que se desarrolla a causa de un desequilibrio general, es decir, de una relativa falta de ‘factores de desarrollo’ para todos los nervios (Henderson y otros, 1994). En principio, la inervación excesiva de tejido es una medida de protección. En efecto, asegura que todas las estructuras que necesitan inervación la obtengan. Al mismo tiempo, este sistema tiene como resultado que se equilibren las proporciones de las tres principales poblaciones de neuronas en la periferia. Someramente, estos tres tipos de neuronas pueden clasificarse así:

1 Motoneuronas somáticas 2 Motoneuronas autónomas 3 Neuronas sensitivas aferentes primarias

Los tres grupos neuronales están representados en los tejidos articular y muscular, aunque sus funciones pueden no estar del todo claras. Se está investigando la intervención de los agentes del crecimiento de los nervios en las disfunciones nerviosas degenerativas, como las afecciones de las motoneu- ronas o la neuropatía diabética (Riaz y Tomlinson, 1996). Como se está evidenciando, esta área temática no se podrá

5

Consecuencias neurológicas de los trastornos

biomecánicos de las articulaciones periféricas

Peter McCarthy y Susan Hill

57

Parte

II

Manipulación articular

INTRODUCCIÓN

En nuestra sociedad, los dolores de cabeza y de cuello se han convertido prácticamente en una epidemia. Es sabido que, a lo largo de su vida, el 86% de la población experimenta algún tipo de dolor en la parte baja de la espalda y que el 25% puede padecer alguna incapacidad fruto de esa afección. Un dato menos conocido es que el 40% de la población padece dolores de cabeza y de cuello que causan alguna incapacidad. El número de las personas que acuden a tratarse el dolor de cabeza incapa- citador es casi tres veces mayor que el de las que buscan un tratamiento para los dolores de la parte baja de la espalda (20 millones frente a 7 millones respectivamente), y su coste es de 3 billones de dólares anuales frente a 20 billones de dólares para los tratamientos de la parte baja de la espalda (White y Gordon, 1982; Kelsey, 1982). Muchos de nuestros pacientes sufren dolores de cabeza y de cuello, pero aun así nuestra ense- ñanza trata muy poco este problema. El coste consiguiente para la población en lo que hace a productividad, calidad de vida y tensión psicológica nunca se ha valorado completamente (Schurr y otros, 1990). La importancia que tienen estos datos para este capítulo se evidencia al considerar que se estima que alrededor del 30% de los dolores de cabeza los causa la articulación temporomandi- bular (Reik y Hale, 1981). También se ha calculado que el 85–90% de la población padece en su vida algún tipo de síndrome de disfunción dolorosa de la articulación temporo- mandibular (SDD de la ATM) (Saghafi y Curl, 1995). El síndrome de disfunción dolorosa de la articulación temporomandibular (SDD de la ATM) es objeto de un caluroso debate debido a que hay distintas teorías etiológicas, así como al hecho de que en su tratamiento se han cosechado tanto éxitos como fracasos. Los informes que indican que distintos tipos de tratamiento han tenido alguna eficacia inciden en el hecho de que la lesión es multifactorial (Marotta, 1993). Tal como ilustra- remos a continuación, la lesión tiene diferentes subcategorías específicas que se reúnen en un solo diagnóstico. Cada compo- nente tiene características únicas y requiere un enfoque clínico diferente. Los tratamientos quiroprácticos han demostrado ser una terapia efectiva para muchos aspectos de esta dolencia. Entre los pacientes que muestran por lo menos un síntoma, los estudios

han demostrado que el 30-40% de ellos consiguen beneficios mediante un tratamiento de este tipo (Saghafi y Curl, 1995). El mayor mérito de este tratamiento consiste en un reconoci- miento apropiado de la lesión, que permite activar rápidamente sobre los componentes del síndrome. En ninguna disciplina médica se ha comprendido bien el SDD de la ATM, ni se ha estudiado suficientemente; además, su tratamiento ha sido casi siempre inapropiado. Para el quiroprác- tico es tan importante saber cuándo y cómo hay que manipular la articulación como saber cuándo no hay que manipularla. Cuando se haya puesto en marcha un tratamiento que incluya manipulación, el médico no debe suponer que las posibilidades quiroprácticas para ese caso ya se han agotado, pues sería un enfoque demasiado simplista, ya que sería como pensar que sólo tenemos una herramienta para ayudar al paciente. En cambio, es importante que el médico examine todas las posibilidades de la manera más completa y exhaustiva posible. En la literatura hay buenos ejemplos de descripción completa del diagnóstico y de consideraciones diferenciales del SDD de la ATM, así como de sus subcategorías. En cambio, es difícil encontrar procedimientos de examen más sencillos, de ‘baja tecnología’ para la práctica diaria. Para acabar esta intro- ducción, diremos que los tipos de tratamiento(s) y de pronós- tico para cada subcategoría de la dolencia deben presentarse de forma conjunta. Estos son los propósitos y objetivos de este capítulo, elaborado con la idea de que lo puedan usar quiroprác- ticos de niveles muy distintos. También puede servir para dar información a otros grupos de profesionales, ya que todos trabajamos con el propósito de entender mejor este síndrome.

ANATOMÍA, BIOMECÁNICA Y PATOLOGÍA

El SDD de la ATM puede tratarse y controlarse con eficacia clínica y sin que el coste sea excesivo. Sin embargo, la lesión es multifactorial y por tanto requiere un enfoque multifactorial. El tratamiento quiropráctico incluye una evaluación propia y unas técnicas manuales que incluyen la movilización y la manipula- ción, así como fisioterapia, ejercicios y consejos clínicos auxi- liares. A pesar de que el tratamiento quiropráctico es importante y completo, no es un enfoque o una pauta médica que se use mucho. Los médicos tienen que entender perfectamente el

7

Examen y técnicas de la articulación

temporomandibular

Daniel J. Proctor

85

Fig. 7. Evaluación del juego articular, en concreto del deslizamiento medial, para detectar posibles adherencias intracapsulares

Fig. 7. Contacto intraoral con distensión hacia abajo y hacia atrás para percibir cómo llega la articula- ción al final del movimiento de apertura de la mandíbula, y así poder detectar patologías capsulares o de los ligamentos

Fig. 7. Contacto intraoral con distensión hacia abajo y lateral para detectar posibles problemas capsu- lares

Examen y técnicas de la articulación temporomandibular 93

MÉTODOS CORRECTORES

Las técnicas que presentamos en este capítulo tienen por obje- tivo tratar las disfunciones biomecánicas para restablecer su funcionamiento normal, usando los métodos más suaves, es- pecíficos y eficientes posibles. El capítulo se divide en dos secciones principales, una dedicada a las extremidades supe- riores y otra a las inferiores. Cada sección comienza descri- biendo las técnicas para las articulaciones más cercanas al tronco, y sigue por orden hasta las más distantes del mismo. Siempre que ha sido posible, para regiones como las forma- das por la muñeca y la mano o el pie y el tobillo, donde las partes anatómicas son relativamente pequeñas, se ha optado por incluir algunos dibujos como complemento de las fotografías. El propósito es ilustrar con mayor claridad las posiciones y posturas de la mano, los lugares de contacto y las direcciones de las presiones o fuerzas correctoras que deben aplicarse en cada técnica. Por uniformidad, se explican todas las técnicas como si se aplicasen en el lado derecho del cuerpo. Obviamente, tanto el terapeuta como el estudiante tienen que ser igual de habilidosos y expertos a la hora de aplicar las técnicas en ambas partes del cuerpo y, por supuesto, es preciso que practiquen en ambos lados. Para trabajar en los miembros de la parte izquierda del cuerpo, el lector sólo tiene que invertir las descripciones, las fotografías y los dibujos que aparecen en el texto. Para alcanzar la destreza técnica, no hay nada mejor que usar modelos anatómicos de la muñeca, la mano, el pie y el to- billo, ya que son de inestimable valor para que estudiantes y terapeutas se familiaricen con el lugar exacto de los puntos de contacto, con las distintas partes anatómicas y con la comple- jidad de los ángulos de las articulaciones; también son de gran ayuda para practicar la aplicación de las técnicas y la realización del diagnóstico (Logan, 1995). Se recomienda encarecidamente que los usen todos los estudiantes de las técnicas de las articula- ciones periféricas.

NOMENCLATURA

Aunque el autor es consciente de las posibles diferencias emo- tivas y connotativas, en este texto los términos ‘corrección’ y

‘manipulación’ se pueden intercambiar sin ningún problema, ya que se han utilizado indistintamente. Por otro lado, el término ‘movilización’ no siempre significa lo mismo en cada país. En este capítulo, la palabra movilización se ha usado con el signifi- cado de movimiento pasivo parcial o completo de una articula- ción sin intención explícita de producir una cavitación.

ELECCIÓN DE LA TÉCNICA

Si la disfunción de una articulación periférica es crónica y/o el paciente es de edad avanzada, o si la articulación está rígida porque el paciente tuvo en ese lugar una fractura ya curada, el tratamiento debe iniciarse con la selección de los métodos de movilización y trabajando adecuadamente los tejidos blandos; luego podrán ponerse en práctica métodos más vigorosos. Las técnicas se describen siguiendo también un orden rela- cionado con las direcciones de la fuerza: primero las que van de arriba a abajo, luego las que se aplican de delante a atrás y así sucesivamente; sin embargo, esto sólo debe considerarse una guía práctica. En la práctica, las direcciones de la fuerza deben seguir directa y exactamente las líneas de plano de las articu- laciones implicadas. Al aplicar las técnicas, estas variaciones de- ben adaptarse a cada caso.

EVALUACIÓN DEL JUEGO ARTICULAR

El método usado en este libro para examinar el juego articular es la palpación del movimiento (Gillet, 1964, 1981; Schafer y Faye, 1990; Gillet, 1996), pero llevando el movimiento más alla de la amplitud de movimiento voluntario, es decir realizando el movi- miento pasivo que la articulación aún puede hacer antes de llegar a la barrera elástica (Sandoz, 1976). La disfunción articular en la zona del movimiento pasivo se ha definido como una pérdida del juego mecánico de la articulación sinovial (Mennell, 1964; Gale, 1991). La pérdida de este juego articular causa dolor y una inha- bilitación, al menos parcial, de la articulación. Los ejercicios, tanto activos como pasivos, ni la producen ni la curan (Schafer y Faye, 1990). Cuando se activan los mecanorreceptores en condi- ciones extremas inhiben a los músculos adyacentes (Hearon, 1991). Una función muscular dañada causa el deterioro de la

8

Evaluación del juego articular y métodos

correctores para las articulaciones periféricas

Raymond T. Broome

97

8.1.A Evaluación del juego articular de la articulación esternoclavicular en su deslizamiento mediolateral, lateromedial y anteroposterior 8.1.B Evaluación del juego articular de la articulación esternoclavicular en su deslizamiento superoinferior e inferosuperior 8.1.1 Técnica de empuje superoinferior de la articulación esternoclavicular en posición supina 8.1.2 Técnica de empuje superoinferior de la articulación esternoclavicular con el paciente sentado 8.1.3 Técnica de empuje inferosuperior de la articulación esternoclavicular en posición supina 8.1.4 Técnica de empuje mediolateral de la articulación esternoclavicular con el paciente sentado 8.1.5 Técnica de tirón unilateral o bilateral desde delante hacia atrás de la articulación esternoclavicular con el paciente sentado 8.1.6 Técnica de movilización anteroposterior y con los brazos cruzados para la articulación esternoclavicular en posición supina. 8.1.7 Técnica de retroceso para la articulación esternoclavicular en posición supina

8.

La articulación esternoclavicular

Clavícula

Manubrio del esternón

117

La articulación esternoclavicular 121

8.1.5 Técnica de tirón unilateral o bilateral desde delante hacia atrás de la articulación esternoclavicular con el paciente sentado

Aplicación Pérdida de deslizamiento anteroposterior del juego articular de la clavícula sobre el esternón.

Postura del paciente El paciente debe estar sentado en una silla sin respaldo.

Posición del quiropráctico El quiropráctico tiene que estar detrás del paciente y, depen- diendo de la diferencia de tamaño de ambos, podrá estar de pie o sentado. El quiropráctico tiene que estabilizar al paciente presionando su propio pecho contra las escápulas del paciente.

Contacto El quiropráctico debe rodear los hombros del paciente con ambos brazos. Las dos muñecas deben estar estiradas y las bases anteriores de los metacarpianos puestas sobre sendas articula- ciones esternoclaviculares. Los dedos pueden estar entrelazados.

Procedimiento La tensión de precarga articular se consigue tirando suavemente con los brazos hacia los lados. Luego, sin aflojar la tensión, hay que efectuar un empuje de delante a atrás al mismo tiempo que el paciente espira. Si la pérdida de deslizamiento del juego articular es bilateral, entonces el impulso ha de aplicarse por igual con ambos brazos. En cambio, si la pérdida de deslizamiento del juego articular es unilateral, el tirón será también unilateral y el brazo inactivo hará de estabilizador.

Fig. 8.1.5(a) Las dos muñecas del quiropráctico deben estar extendidas para ayudar a que el contacto con el esternón sea firme

Fig. 8.1.5(b) El punto de contacto es la parte distal anterior del radio

Punto de contacto

Técnicas anteroposteriores para la articulación glenohumeral 8.3.A Evaluación del juego articular del deslizamiento anteroposterior del húmero en la cavidad glenoidea 8.3.1 Técnica de tirón con flexión para la articulación glenohumeral, sentado 8.3.2 Técnica de empuje anteroposterior con flexión para la articulación glenohumeral en posición supina 8.3.3 Técnica de tirón anteroposterior con abducción y rotación externa para la articulación glenohumeral en posición prona 8.3.4 Técnica de retroceso anteroposterior de la articulación glenohumeral en posición supina 8.3.5 Técnica de empuje anteroposterior con abducción y rotación para la articulación glenohumeral en posición supina

Técnicas superoinferiores para la articulación glenohumeral 8.3.B Evaluación del juego articular del deslizamiento superoinferior del húmero en la cavidad glenoidea 8.3.6 Técnica superoinferior con abducción para la articulación glenohumeral en posición supina 8.3.7 Técnica de tirón superoinferior con abducción para la articulación glenohumeral con el paciente de lado 8.3.8 Técnica de movilización superoinferior con abducción para la articulación glenohumeral con el paciente sentado 8.3.9 Técnica de tirón superoinferior con abducción para la articulación glenohumeral en posición prona 8.3.10 Técnica de movilización superoinferior con abducción para la articulación glenohumeral en posición prona

Técnicas inferosuperiores para la articulación glenohumeral 8.3.C Evaluación del deslizamiento inferosuperior del juego articular del húmero en la cavidad glenoidea 8.3.11 Técnica de tirón inferosuperior para la articulación glenohumeral con el paciente sentado 8.3.12 Técnica de tirón inferosuperior con flexión y rotación interna para la articulación glenohumeral con el paciente sentado 8.3.13 Técnica de tirón inferosuperior con flexión y rotación externa para la articulación glenohumeral con el paciente sentado 8.3.14 Técnica de tirón inferosuperior con abducción y rotación externa para la articulación glenohumeral en posición prona

Técnicas mediolaterales para la articulación glenohumeral 8.3.D Evaluación del deslizamiento mediolateral del juego articular del húmero en la cavidad glenoidea 8.3.15 Técnica de movilización mediolateral para la articulación glenohumeral en posición supina

Técnica de movilización en circunducción para la articulación glenohumeral 8.3.16 Técnica de movilización en circunducción con tracción y abducción en posiciones supina o prona

Técnica de movilización con abducción para la articulación glenohumeral 8.3.17 Técnica de movilización en abducción con rotación externa o interna para la articulación glenohumeral en posición supina

8.

La articulación glenohumeral

Acromion

Tuberosidad mayor

Cuello anatómico

Escápula

Apófisis coracoides

Cuello de la escápula

Cavidad glenoidea

Húmero

Tuberosidad menor

133

8.4.1 Técnica de movilización inferosuperior para la articulación escapulotorácica en posición prona 8.4.2 Técnica de movilización lateromedial para la articulación escapulotorácica en posición prona 8.4.3 Técnica de movilización de la rotación de la articulación escapulotorácica en posición prona

8.

Articulación escapulotorácica

Supraspinoso Infraspinoso

Esplenio del cuello Elevador de la escápula Romboides menor

Redondo mayor

Cabeza lateral (tríceps)

Redondo menor

Cabeza larga (tríceps)

Dorsal ancho

Romboides mayor

151