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Aristóteles, el cielo, un resumen de las principales características del libro, Resúmenes de Filosofía

Aristóteles, partiendo de lo expuesto en libro I, afirma que el cielo es uno y eterno, que no tiene ni principio ni fin, y que por tanto contiene todo el tiempo. Partiendo de esto continúa exponiendo que hay algo inmortal y divino que posee movimiento sin límite, movimiento incesante a lo largo del tiempo infinito, causa del comienzo de todo lo que tiene movimiento y también punto final. Según el pensador Griego, los antiguos asignaron a los dioses el cielo, por considerar que era inmortal. E

Tipo: Resúmenes

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ARISTÓTELES DE CAELO: LIBRO II
Presentado por: Gustavo Valencia
1. Perfección del cielo: Aristóteles, partiendo de lo expuesto en libro I, afirma que el cielo es uno y
eterno, que no tiene ni principio ni fin, y que por tanto contiene todo el tiempo. Partiendo de esto
continúa exponiendo que hay algo inmortal y divino que posee movimiento sin límite, movimiento
incesante a lo largo del tiempo infinito, causa del comienzo de todo lo que tiene movimiento y
también punto final. Según el pensador Griego, los antiguos asignaron a los dioses el cielo, por
considerar que era inmortal. Ellos a su vez decían que el cielo era una creación del dios Atlas, y así se
asemejaron a los autores recientes de su época, quienes creían en la existencia de una necesidad
animada. Pero el cielo, según el Estagirita, no necesita de ninguna fuerza ajena que lo reprima, o
cause algo en él, además no existe modo de que sea alterado, pues es incorruptible e ingenerable.
Para terminar este apartado, dice que si existiera, esa necesidad animada que moviera el cielo de
manera continua, esta, no podría experimentar cansancio ni penas al igual que el hombre, sino que
necesariamente tendría que ser algo eterno e indeterminable. Esta sería una forma adecuada de
concebir la eternidad de la divinidad primordial, para empezar a omitir juicios acordes sobre ella.
2. Derecha e izquierda del universo: Según los pitagóricos, dice Aristóteles, el cielo tiene un lado
derecho e izquierdo; por ello hay que investigar si es o no como ellos dicen, para aplicar unos
principios correctos al cuerpo del universo. Posteriormente afirma que hay cuerpos, que tienen en sí
mismos el principio del movimiento por ser animados. Por principios, se deben entender aquellos
puntos de donde parten los movimientos: “el «arriba» (principio de la longitud) y el «abajo», la
«derecha» (principio de la anchura) y la «izquierda», el «delante» (principio de la profundidad) y el
«detrás»”. Ahora bien, de arriba parte el crecimiento, de lo situado a la derecha, el movimiento local
y de delante, el sensorial. Sin embargo hay cuerpos inanimados como el fuego que poseen ciertos
movimientos, pero estos con referencia al punto de vista del cual sean observados, pues giran en
torno a los seres animados, que son en realidad los que catalogan sus movimientos. El pensador
griego explica que los pitagóricos solo tenían en cuenta dos principios para referirse al cielo: la
derecha y la izquierda, y por ende descuidaron los demás, pese a no ser menos importantes. Sin
embargo, si creían que debían darse en todo el resto de las cosas. Ahora bien, es claro que en las
cosas que poseen un principio de movimiento se dan las potencias mencionadas con anterioridad, y
“como el cielo es animado y posee un principio de movimiento, está claro que tiene también
«arriba» y «abajo» y «derecha» e «izquierda»”.
El estagirita continúa diciendo que aunque el universo tuviese una forma esférica, no se podría negar
que tiene un lado derecho y uno izquierdo, pero debido a la homogeneidad de la figura no es posible
diferenciar estos principios. Sobre el principio del movimiento, que nunca tiene comienzo, explica
que necesariamente necesita de un principio, del cual se hubiese originado si hubiera empezado a
moverse, y por el cual en caso de detenerse se movería de nuevo.
Llamó «longitud» a la distancia entre los polos, y que uno de los polos es el «arriba» y el otro el
«abajo». Asimismo, lo que acostumbramos a llamar los costados del mundo son lo que queda fuera
de los polos, lo transversal, o sea lo que queda fuera del «arriba» y el «abajo». Después de tener los
principios del movimiento claros, afirma que el lado derecho de las cosas, es aquel del cual surge el
movimiento local. El principio creador del cielo, es de donde surgen los astros (la derecha), y donde
tienen lugar los ocasos (la izquierda). De los polos, el que aparece sobre nosotros es la parte inferior
del universo, y el que nos resulta invisible, la parte superior. Sin embargo, las partes del universo y
sus distinciones con arreglo de lugar, son concebidas dependiendo de la posición donde se encuentre
cada quien, pues teniendo en cuenta la ubicación se pueden establecer las dimensiones.
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ARISTÓTELES DE CAELO: LIBRO II

Presentado por: Gustavo Valencia

1. Perfección del cielo: Aristóteles, partiendo de lo expuesto en libro I, afirma que el cielo es uno y eterno, que no tiene ni principio ni fin, y que por tanto contiene todo el tiempo. Partiendo de esto continúa exponiendo que hay algo inmortal y divino que posee movimiento sin límite, movimiento incesante a lo largo del tiempo infinito, causa del comienzo de todo lo que tiene movimiento y también punto final. Según el pensador Griego, los antiguos asignaron a los dioses el cielo, por considerar que era inmortal. Ellos a su vez decían que el cielo era una creación del dios Atlas, y así se asemejaron a los autores recientes de su época, quienes creían en la existencia de una necesidad animada. Pero el cielo, según el Estagirita, no necesita de ninguna fuerza ajena que lo reprima, o cause algo en él, además no existe modo de que sea alterado, pues es incorruptible e ingenerable. Para terminar este apartado, dice que si existiera, esa necesidad animada que moviera el cielo de manera continua, esta, no podría experimentar cansancio ni penas al igual que el hombre, sino que necesariamente tendría que ser algo eterno e indeterminable. Esta sería una forma adecuada de concebir la eternidad de la divinidad primordial, para empezar a omitir juicios acordes sobre ella. 2. Derecha e izquierda del universo: Según los pitagóricos, dice Aristóteles, el cielo tiene un lado derecho e izquierdo; por ello hay que investigar si es o no como ellos dicen, para aplicar unos principios correctos al cuerpo del universo. Posteriormente afirma que hay cuerpos, que tienen en sí mismos el principio del movimiento por ser animados. Por principios, se deben entender aquellos puntos de donde parten los movimientos: “el «arriba» (principio de la longitud) y el «abajo», la «derecha» (principio de la anchura) y la «izquierda», el «delante» (principio de la profundidad) y el «detrás»”. Ahora bien, de arriba parte el crecimiento, de lo situado a la derecha, el movimiento local y de delante, el sensorial. Sin embargo hay cuerpos inanimados como el fuego que poseen ciertos movimientos, pero estos con referencia al punto de vista del cual sean observados, pues giran en torno a los seres animados, que son en realidad los que catalogan sus movimientos. El pensador griego explica que los pitagóricos solo tenían en cuenta dos principios para referirse al cielo: la derecha y la izquierda, y por ende descuidaron los demás, pese a no ser menos importantes. Sin embargo, si creían que debían darse en todo el resto de las cosas. Ahora bien, es claro que en las cosas que poseen un principio de movimiento se dan las potencias mencionadas con anterioridad, y “como el cielo es animado y posee un principio de movimiento, está claro que tiene también «arriba» y «abajo» y «derecha» e «izquierda»”. El estagirita continúa diciendo que aunque el universo tuviese una forma esférica, no se podría negar que tiene un lado derecho y uno izquierdo, pero debido a la homogeneidad de la figura no es posible diferenciar estos principios. Sobre el principio del movimiento, que nunca tiene comienzo, explica que necesariamente necesita de un principio, del cual se hubiese originado si hubiera empezado a moverse, y por el cual en caso de detenerse se movería de nuevo. Llamó «longitud» a la distancia entre los polos, y que uno de los polos es el «arriba» y el otro el «abajo». Asimismo, lo que acostumbramos a llamar los costados del mundo son lo que queda fuera de los polos, lo transversal, o sea lo que queda fuera del «arriba» y el «abajo». Después de tener los principios del movimiento claros, afirma que el lado derecho de las cosas, es aquel del cual surge el movimiento local. El principio creador del cielo, es de donde surgen los astros (la derecha), y donde tienen lugar los ocasos (la izquierda). De los polos, el que aparece sobre nosotros es la parte inferior del universo, y el que nos resulta invisible, la parte superior. Sin embargo, las partes del universo y sus distinciones con arreglo de lugar, son concebidas dependiendo de la posición donde se encuentre cada quien, pues teniendo en cuenta la ubicación se pueden establecer las dimensiones.

3. Multiplicidad de las traslaciones: el filósofo griego argumenta que puesto que no existe un movimiento circular contrario a otro movimiento circular, hay que investigar porque existen múltiples traslaciones, aun sabiendo que se sabe muy poco al respecto de estos asuntos. Todo lo que realiza una operación, existe en función de ella. Si miramos la divinidad, su acto es ser eterna, y por ende su movimiento es eterno. Al ser el cielo un cuerpo divino, tiene movimiento circular debido a su naturaleza. Pero la parte del centro del cielo es la única en permanecer quieta. Sin embargo su naturaleza sigue siendo el movimiento circular, y no puede ser otro, pues nada contrario a la naturaleza es eterno. Lo contrario a la naturaleza en este caso sería una perturbación de lo conforme a ella. La tierra, es aquella parte que reposa en el centro. Pero al existir la tierra, es necesario también que exista el fuego, y ambos, al ser contrarios, existen por naturaleza, pues la materia de los contrarios es la misma, y la afirmación es anterior a la privación (Ej.: el reposo y lo pesado se dicen por privación de la ligereza y del movimiento.) Si existen estas dos fuerzas debe haber algo que las genere, pues ninguna de las dos es eterna. Además al tener movimiento, y al este, no ser eterno, es obvio que necesitan de algo que les imprima dicho movimiento. Si hay generación, es necesario que haya también algún otro desplazamiento, sea uno o sean varios, para que se puedan establecer diferencias entre una y otra cosa. En conclusión, el estagirita dice que se puede afirmar que “es necesario que haya generación, y hay generación sólo si hay fuego, y existe éste y los otros elementos porque existe la tierra; la razón de que exista ésta, por otro lado, es que forzosamente ha de haber algo siempre inmóvil si realmente ha de haber también algo que se mueva siempre”. 4. Esfericidad del universo: sobre este tema empieza exponiendo que es necesario que el cielo tenga forma esférica, pues esta figura es la más adecuada a la entidad celeste y la primera por naturaleza. Al ser lo uno, anterior a lo múltiple, se puede decir que al estar lo curvilíneo, formado por una sola línea, y lo rectilíneo por varias; la primera figura plana es el circulo. Como mencionó antes, si hay algo perfecto, no le puede ser añadido nada. La línea del círculo en este sentido es perfecta, por el contrario a la recta, siempre le puede ser añadido algo. Si lo perfecto es anterior a lo imperfecto, el círculo es la primera de las figuras. Al igual que el circulo es la perfección en las figuras planas, en las sólidas lo es la esfera, que está delimitada por una superficie única. La esfera, es el único cuerpo que no se descompone al poseer solo una superficie. Al contrario, las demás superficies se pueden dividir en distintas especies. Sobre esto, expone lo siguiente: “Al dar a las figuras un orden con arreglo a un número, lo más lógico es colocarlas así: el círculo, en correspondencia con el uno, el triángulo, con la díada, puesto que hay en él dos rectos. En cambio, si se pone el uno en correspondencia con el triángulo, el círculo no será ya una figura. Y puesto que la primera figura es propia del cuerpo primero, y el cuerpo primero es el que se halla en el primer orbe, lo que gira con movimiento circular será esférico.” Pero también lo será lo inmediatamente contiguo, y a su vez lo contiguo a esto, y así sucesivamente, “de modo que cada uno de los orbes será esférico: pues todos los cuerpos están en contacto y son contiguos con las esferas”. Aristóteles dice entonces que el universo, debe ser por tanto, circular y esférico, y en el deben estar contenidos todos los orbes, pues fuera de él no existe vacío ni lugar. Toda figura poliédrica, lenticular u ovoidal, se sitúa en espacios diferentes dentro del universo, al no ocupar siempre el mismo espacio. “Además, si la traslación del cielo es la medida de todos los movimientos, por ser la única continua, regular y eterna”, debe ser por tanto el movimiento más rápido de todos. El movimiento más corto, es aquel que se da en la circunferencia; y si el cielo es el movimiento más rápido, ha de ser por tanto esférico. Sabiendo que la superficie del agua es esférica, y que todo lo contiguo a de ser también esférico, y también lo que tiene contacto con lo contiguo, obligatoriamente el cielo ha de ser esférico. El agua es esférica porque fluye siempre hacia la parte más cóncava, y lo mas cóncavo es

8. Movimiento de los astros: Al respecto de esto dice que los astros y el cielo pueden moverse al mismo tiempo. O pueden estar los astros quietos, y el cielo en constante movimiento. Pero no pueden estar en reposo ambos. Los círculos en los cuales se encuentra cada astro, determinan su velocidad, pero no en todos los casos, pues algunos astros tienen traslación propia. Si esto llega a darse, ha de ser en muy pocos. “En las cosas que son por naturaleza no se da al mismo tiempo el azar, ni en las que se encuentran por todas partes y en todo se da el resultado de la casualidad”. Si pasa lo contrario, o sea que los astros se muevan y no los círculos, va a ocurrir exactamente lo mismo, de igual manera también, la velocidad corresponderá a la magnitud de los círculos. Pero esto también sería ilógico. “Así, puesto que no es lógico que se muevan a la vez ambos ni que se mueva sólo uno de los dos, sólo cabe que se muevan los círculos y que los astros permanezcan quietos y se desplacen por estar fijos en los círculos; sólo así, en efecto, no se deriva nada ilógico”. Al ser los astros esféricos, y solo poder tener dos movimientos, el rodar y la rotación; si poseyeran movimiento propio seria uno de los mencionados antes, pero al parecer, no lo hacen de ninguna de estas maneras. “En efecto, si rotaran, permanecerían en el mismo sitio y no cambiarían de lugar, lo cual es manifiesto que no hacen y todo el mundo lo dice”. Más adelante dice que la visión que tenemos del sol, al estar este tan lejano, es sin duda una percepción débil, y por eso creemos que es el único astro que tiene siempre el mismo movimiento, más, cuando vemos que sale y se pone. Con respecto a las estrellas que están siempre fijas, creemos que están temblando porque la visión se dilata debido a su lejanía. La luna es un claro ejemplo de que los astros no ruedan por sí mismos, pues siempre vemos de ella la misma cara, por eso, sabiendo que los astros no se mueven con arreglo a sus propios movimientos, es claro que no poseen movimiento por sí mismos. Al parecer hay una gran diferencia entre los astros que no poseen movimiento, y los animales que poseen órganos para su movimiento. Tal vez los primeros, cuando fueron creados, fueron privados de esa capacidad de una manera intencional. “Por ello parece razonable que el cielo en su conjunto, así como cada astro, sea esférico. En efecto, para el movimiento sobre sí mismo, la esfera es la más idónea de las figuras pues es tanto la que puede moverse más deprisa como la que mejor puede mantenerse en el mismo lugar; en cambio, es la menos idónea para el avance: pues es la menos semejante a los seres que se mueven por sí mismos; en efecto, no tiene ninguna parte distinguible ni prominente, como el poliedro, sino que por su figura se diferencia al máximo de los cuerpos aptos para la progresión”. Debido a todas estas razones es claro que el cielo se mueva con arreglo propio y que los demás cuerpos no avancen por sí mismos, así el cielo, estará siempre máximamente en movimiento y los astros, máximamente en reposo. 9. La armonía de las esferas: Expone inicialmente que algunos afirman que el movimiento de traslación hace que se produzcan sonidos a modo de acordes, sin afirmar aun que esto se ha real. Pero es casi imposible, que cuando se desplaza un astro de la magnitud del sol, no se produzca sonido alguno. El sonido a la vez depende de la velocidad a la que se transporte cada astro, y esto hace que se produzca una armonía determinada. Afirman que la cusa de que nosotros no escuchemos nada es que “desde que nacemos, el sonido está ya presente, de modo que no es distinguible por contraste con un silencio opuesto, pues el discernimiento del sonido y el silencio es correlativo”. Por más que intenten exponer por qué no se oye nada, es absurdo que lo hagan pues. “Al desplazarse cuerpos tan grandes, y transmitiéndose el sonido en magnitud proporcional a la del cuerpo transportado, necesariamente debería llegar hasta aquí con redoblada magnitud y la intensidad de su fuerza debería ser descomunal. Pero es lógico que no lo oigamos y que los cuerpos no parezcan sufrir ningún efecto violento, ya que no se produce sonido alguno. En efecto, todas aquellas cosas que se desplazan producen ruido e impacto; en cambio, cuantas se hallan fijas o

incluidas en el cuerpo que se traslada, como las partes de un barco, no pueden hacer ruido, como tampoco el propio barco si se desplaza con la corriente de un río. Si los cuerpos de aquellos astros se trasladaran en medio de una masa de aire o de fuego esparcida por el universo, como algunos dicen, necesariamente producirían un ruido de extraordinaria magnitud, y al producirse éste, llegaría hasta aquí y causaría estragos. Queda dicho, pues, que los astros son esféricos y que no se mueven por sí mismos”.

10. Ordenación de los astros: Los movimientos de los astros, “guardan una proporción con las distancias, siendo unos más rápidos y otros, más lentos”. El cielo, al poseer movimiento simple pero a la vez el más rápido de todos, determina la velocidad del movimiento de los demás astros. Así pues, el más cercano a él, será el que poseerá movimiento más lento; mientras el más lejano, tendrá un movimiento más veloz. 11. Forma esférica de los astros: El estagirita dice que sería lógico pensar que los astros tienen forma esférica, pues la naturaleza, ha dotado a todas las cosas inmóviles, de la figura menos móvil que viene a ser la esfera, esto se daría simplemente “por no tener ningún órgano apto para el movimiento.” Según sus observaciones, al ser la luna esférica, todos los demás astros de igual forman deben poseer dicha forma. 12. Paradojas de los movimientos astrales: Aristóteles plantea un interrogante sobre el movimiento de los astros: ¿Por qué los astros intermedios, tienen más movimientos que aquellos que se encuentran más distantes de la primera revolución? Al respecto de esto dice lo siguiente: “parecería lógico que, al moverse el primer cuerpo con una sola traslación, el más próximo a él se moviera con el mínimo de movimientos, pongamos dos, el siguiente con tres, o cualquier otra ordenación semejante”. Pero más adelante afirma que ocurre lo opuesto, con el siguiente enunciado: “pues el sol y la luna se mueven con menos movimientos que algunos de los astros errantes: y sin embargo, estos últimos se hallan más lejos del centro y más cerca del primer cuerpo que aquéllos”. Según esto, es notorio que Aristóteles concluye que los astros no se mueven como él lo estaba planteando. Por eso, argumenta, que ellos deben ser pensados, no solamente como unidades inanimadas, sino como unidades “dotados de actividad y de vida: de este modo, en efecto, no parecerá irracional lo que sucede”. Posteriormente, argumenta que el bien se da en todas las cosas que tienen perfección sin que estas tengan actividad alguna, por el contrario, las cosas imperfectas, necesitan de alguna actividad para alcanzarlo. Sin embargo dice que es una regla que no se cumple en todos los cuerpos. Más adelante expone que para que el hombre pueda alcanzar bienes, posee muchas actividades; a diferencia de los animales y las plantas, a quienes compara con los astros, al ser poseedores de pocas actividades para buscar los bienes. Sobre las diferentes actividades para la búsqueda del bien supremo dice lo siguiente: “Así, pues, hay algo que posee y participa del bien supremo, algo que llega a él con poco esfuerzo, algo que llega con múltiples esfuerzos y algo que ni siquiera lo intenta, sino que tiene bastante con acercarse al bien último”. Posteriormente argumenta que la tierra permanece quieta, pero que los astros cercanos a ella poseen pocos movimientos, sin embargo no alcanzan el bien supremo. En este sentido, el único que alcanza el bien supremo con un solo movimiento, sería el primer cielo; los demás astros, independientemente de su posición, pueden alcanzarlo pero a través de múltiples movimientos. El estagirita dice después que gracias al movimiento de la primera traslación al ser único, mueve muchísimos astros, sin importar esto, hay astros que poseen sus propios movimientos. La primera traslación, tiene una superioridad sobre las demás, sin embargo existe una proporcionalidad que parte de ella. Aristóteles la explica del siguiente modo: “el primero, en

Más adelante, dice que todos los astros que se mueven en torno al centro, lo hacen circularmente y además, poseen más de una traslación; pero es claro que este proceso no se da con la tierra. En cuanto esto, surge el siguiente interrogante ¿es el centro de la tierra el mismo del universo? A esto responde argumentando que “los cuerpos pesados se desplazan hacia el centro de la tierra, pero incidentalmente, en cuanto tiene su centro en el centro del universo”. Después de esto, el estagirita concluye que gracias a todas las causas expuestas hasta el momento, es claro que la tierra se encuentra en el centro y permanece inmóvil. Esto se debe a que la tierra no puede moverse por partes, y si llegase a hacerlo, toda entera tendría que moverse, a menos que una fuerza poderosa, sea la causante de su movimiento. Todas las partes de la tierra tienen un peso que hace que se dirijan hacia el centro, desde la menor, hasta la mayor terminan comprimiéndose y convergiendo una con otra hasta llegar al centro. Las partículas de la tierra, se dirigen hacia el centro al ser ellas arrastradas por la gravedad. Esto queda explicado en el siguiente fragmento: “tanto si las partes convergieron en el centro desde los extremos estando homogéneamente repartidas, como sí lo hicieron estando de cualquier otra manera, el resultado será el mismo. Así, pues, es evidente que, al desplazarse las partículas de todos lados por igual desde los extremos hacia un único centro, la masa resultante será similar por todas partes". Para terminar el libro II, Aristóteles plantea un interrogante: ¿Qué pasaría con la tierra si uno de sus hemisferios fuera más pesado que el otro? en seguida argumenta que si eso pasase ni el centro de la tierra ni el del universo, serian el mismo. Según el estagirita, la tierra se desplaza forzosamente cuando la parte mayor, ejerce tal cantidad de fuerza que ocupa del centro del universo con su propio centro. Hasta que esto sucede, la tierra mantiene su propio impulso. De cualquier forma como la tierra se desplace, y desde cualquier lugar que lo haga, todas sus partes, las menores y las mayores, se trasladaran hasta aquel punto, donde puedan rodear el centro por igual. Para finalizar, el pensador griego habla sobre la luna y los eclipses; como también de la posición en la cual se encuentran los astros cuando son observados, para así argumentar que la tierra es pequeña en relación a otros astros y que su figura ha de ser esférica.