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Orientación Universidad
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Apuntes de filosofía para la vida, Monografías, Ensayos de Filosofía

ensayos de filosofía con apuntes de reflexión personal.

Tipo: Monografías, Ensayos

2020/2021

Subido el 22/04/2021

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mauricio-tapias 🇨🇴

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Seminario de filósofo clásico: Platón
PLATÓN, República, Libro VII, Ed. Gredos, Madrid 1992 (Traducción de C.
Eggers Lan).
LIBRO VII
Alegoría de la caverna.
La alegoría de la caverna pretende poner de manifiesto el estado en que, con
respecto a la educación o falta de ella, se halla nuestra naturaleza, es decir, el
estado en que se halla la mayoría de los hombres con relación al conocimiento de
la verdad o a la ignorancia. Así, los prisioneros representan a la mayoría de la
humanidad, esclava y prisionera de su ignorancia e inconsciente de ella, aferrada
a las costumbres, opiniones, prejuicios y falsas creencias de siempre. Estos
prisioneros, al igual que la mayoría de los hombres, creen que saben y se sienten
felices en su ignorancia, pero viven en el error, y toman por real y verdadero lo que
no son sino simples sombras de objetos fabricados y ecos de voces.
Este aspecto del mito sirve a Platón para ejemplificar, mediante un lenguaje
plagado de metáforas, la distinción entre mundo sensible y mundo inteligible
(dualismo ontológico), y la distinción entre opinión y saber (dualismo
epistemológico). La función principal del mito es, no obstante, exponer el proceso
que debe seguir la educación del filósofo gobernante, tema central del libro VII.
Este proceso está representado por el recorrido del prisionero liberado desde el
interior de la caverna hasta el mundo exterior, y culmina con la visión del sol. El
mito da a entender que la educación es un proceso largo y costoso, plagado de
obstáculos y, por tanto, no accesible a cualquiera. El prisionero liberado debe
abandonar poco a poco sus viejas y falsas creencias, los prejuicios ligados a la
costumbre; debe romper con su anterior vida, cómoda y confortable, pero basada
en el engaño; ha de superar miedos y dificultades para ser capaz de comprender
la nueva realidad que tiene ante sus ojos, más verdadera y auténtica que la
anterior. De ahí que el prisionero deba ser “obligado”, “forzado”, “arrastrado”, por
una “áspera y escarpada subida”, y acostumbrarse poco a poco a la luz de fuera,
hasta alcanzar el conocimiento de lo auténticamente real, lo eterno, inmaterial e
inmutable: las Ideas. Pero no acaba aquí la tarea del filósofo: una vez formado en
el conocimiento de la verdad, deberá “descender nuevamente a la caverna” y,
aunque al principio se muestre torpe y necesite también un período de adaptación,
deberá ocuparse de los asuntos humanos, los propios del mundo sensible (la
política, la organización del Estado, los tribunales de justicia, etc.).
Es muy importante relacionar este mito con los conocimientos generales sobre la
filosofía de Platón, en especial con la teoría de las Ideas, la distinción entre
conocimiento y opinión, etc., y poner especial atención en interpretar
correctamente las abundantes metáforas del mito (“la visión”, “las cadenas”, “las
cosas del interior”, “las cosas de arriba”, “el sol”, etc.) traduciéndolas a los
respectivos conceptos de la filosofía platónica.
(514a) – Después de eso –proseguí– compara nuestra naturaleza respecto de
su educación y de su falta de educación con una experiencia como ésta.
Represéntate hombres en una morada subterránea en forma de caverna, que
tiene la entrada abierta, en toda su extensión, a la luz. En ella están desde
niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben permanecer
allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas les impiden girar en
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Seminario de filósofo clásico: Platón PLATÓN, República , Libro VII, Ed. Gredos, Madrid 1992 (Traducción de C. Eggers Lan).

LIBRO VII

Alegoría de la caverna.

La alegoría de la caverna pretende poner de manifiesto el estado en que, con respecto a la educación o falta de ella, se halla nuestra naturaleza, es decir, el estado en que se halla la mayoría de los hombres con relación al conocimiento de la verdad o a la ignorancia. Así, los prisioneros representan a la mayoría de la humanidad, esclava y prisionera de su ignorancia e inconsciente de ella, aferrada a las costumbres, opiniones, prejuicios y falsas creencias de siempre. Estos prisioneros, al igual que la mayoría de los hombres, creen que saben y se sienten felices en su ignorancia, pero viven en el error, y toman por real y verdadero lo que no son sino simples sombras de objetos fabricados y ecos de voces. Este aspecto del mito sirve a Platón para ejemplificar, mediante un lenguaje plagado de metáforas, la distinción entre mundo sensible y mundo inteligible (dualismo ontológico), y la distinción entre opinión y saber (dualismo epistemológico). La función principal del mito es, no obstante, exponer el proceso que debe seguir la educación del filósofo gobernante, tema central del libro VII. Este proceso está representado por el recorrido del prisionero liberado desde el interior de la caverna hasta el mundo exterior, y culmina con la visión del sol. El mito da a entender que la educación es un proceso largo y costoso, plagado de obstáculos y, por tanto, no accesible a cualquiera. El prisionero liberado debe abandonar poco a poco sus viejas y falsas creencias, los prejuicios ligados a la costumbre; debe romper con su anterior vida, cómoda y confortable, pero basada en el engaño; ha de superar miedos y dificultades para ser capaz de comprender la nueva realidad que tiene ante sus ojos, más verdadera y auténtica que la anterior. De ahí que el prisionero deba ser “obligado”, “forzado”, “arrastrado”, por una “áspera y escarpada subida”, y acostumbrarse poco a poco a la luz de fuera, hasta alcanzar el conocimiento de lo auténticamente real, lo eterno, inmaterial e inmutable: las Ideas. Pero no acaba aquí la tarea del filósofo: una vez formado en el conocimiento de la verdad, deberá “descender nuevamente a la caverna” y, aunque al principio se muestre torpe y necesite también un período de adaptación, deberá ocuparse de los asuntos humanos, los propios del mundo sensible (la política, la organización del Estado, los tribunales de justicia, etc.). Es muy importante relacionar este mito con los conocimientos generales sobre la filosofía de Platón, en especial con la teoría de las Ideas, la distinción entre conocimiento y opinión, etc., y poner especial atención en interpretar correctamente las abundantes metáforas del mito (“la visión”, “las cadenas”, “las cosas del interior”, “las cosas de arriba”, “el sol”, etc.) traduciéndolas a los respectivos conceptos de la filosofía platónica. (514a) – Después de eso –proseguí– compara nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación con una experiencia como ésta. Represéntate hombres en una morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda su extensión, a la luz. En ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas les impiden girar en

derredor la cabeza. Más arriba y más lejos se halla la luz de un fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto, junto al cual imagínate un tabique construido de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima del biombo, los muñecos.

  • Me lo imagino.
  • Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan hombres que llevan toda clase de utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera y de diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan.
  • Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros.
  • Pero son como nosotros. Pues en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o unos de los otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte de la caverna que tienen frente a sí?
  • Claro que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas.
  • ¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro lado del tabique?
  • Indudablemente.
  • Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar nombrando a los objetos que pasan y que ellos ven?
  • Necesariamente.
  • Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno de los que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿no piensas que creerían que lo que oyen proviene de la sombra que pasa delante de ellos?
  • ¡Por Zeus que sí!
  • ¿Y que los prisioneros no tendrían por real otra cosa que las sombras de los objetos artificiales transportados?
  • Es de toda necesidad.
  • Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz, y al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá

«preferiría ser un labrador que fuera siervo de un hombre pobre» o soportar cualquier otra cosa, antes que volver a su anterior modo de opinar y a aquella vida?

  • Así creo también yo, que padecería cualquier cosa antes que soportar aquella vida.
  • Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol?
  • Sin duda.
  • Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas sombras, en ardua competencia con aquellos que han conservado en todo momento las cadenas, y viera confusamente hasta que sus ojos se reacomodaran a ese estado y se acostumbraran en un tiempo nada breve, ¿no se expondría al ridículo y a que se dijera de él que, por haber subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿no lo matarían, si pudieran tenerlo en sus manos y matarlo?
  • Seguramente.
  • Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada–prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público.
  • Comparto tu pensamiento, en la medida que me es posible.

 La ideología según Marx es cualquier producto cultural cuya finalidad sea ocultar al proletariado la verdadera naturaleza de las relaciones sociales y el auténtico fin de la historia. La ideología en Marx es la caverna en Platón. Desarrolla esta afinidad entre Marx y Platón. Platón durante su vida intentó construir la sociedad ideal que está en constante búsqueda del bien, es decir, una sociedad políticamente organizada que lleve a los ciudadanos a vivir en comunidad formando de esta manera un estado, cuya clave fundamental es satisfacer las todas las necesidades que puedan surgir al hombre, la perfecta y justa sociedad para Platón, es la basada en la propia antropología que permite una organización ideal. Para Marx, la sociedad ideal es aquella que cumplía con ciertos requisitos como la inexistencia de la propiedad privada, la sociedad sin ningún tipo de clases ni distinciones y la abolición del estado, Marx considera muy posible que la sociedad sea totalmente igualitaria, destruir la sociedad privada, para que de esa manera “todo sea de todos”, pero a la vez de nadie, lo que proporcionara una armonía constante donde no hay lugar para conflictos. Tanto Platón como Marx han sido pensadores profundamente críticos con la sociedad y con los modelos políticos de sus épocas respectivamente, ambos vivieron y procuraron cambiar lo establecido en la sociedad, creían en una ciudadanía que fura capaz de salir de sí para constituirse en una nueva sociedad donde reinara la justicia. El pensamiento platónico propone la posibilidad de una sociedad idealista, fundamentada en pensamientos muy espirituales, Platón distingue dos mundos, el que habitamos los hombres y el mundo de las ideas donde habita Dios. Marx propone por su parte una sociedad basada en las necesidades materiales de las personas, en cambios económicos y políticos con la finalidad de buscar liberar al proletariado y la ciudadana de la opresión del sistema político para alcanzar la sociedad perfecta. Marx pretende liberar a las personas de la injusticia social mientras que Platón quiere liberar el pensamiento para llegar a la justicia y a un verdadero cambio social.  Según el situacionismo las sociedades tardocapitalistas se caracterizan por ser sociedades del espectáculo donde los sujetos ni experimentan la vida real ni tienen posibilidad de participar en la construcción del mundo en el que viven. Compara esta idea con el mito de la caverna. Busca ejemplos de la sociedad contemporánea que podrían servirle a Platón para ilustrar su mito. La alegoría del mito de la caverna simboliza el mundo sensible aparente y engañoso, o la ciudad ateniense, dominada por la retórica sofista, que trasladándola a la actualidad podemos pensar que la caverna es la televisión, apariencia y engaño así se manipula y se somete a la ciudadanía, la sociedad hoy en día está plagada por el engañoso mundo alienante de la televisión o el espectáculo, el capitalismo político dominante oprime y manipula mediáticamente. Nuestros hogares, los sistemas de salud y educación, las personas, los vicios, a veces también se convierten en cavernas donde nos

atan las cadenas de la mediocridad, los apegos, la materialidad, la ignorancia y la pereza.  Según San Agustín, Siempre tendrá lugar en la historia del mundo la lucha entre la luz y las tinieblas, entre lo eterno y lo temporal, entre lo divino y lo antidivino. En su gran obra la Ciudad de Dios, muestra cómo los poderes del bien tienen que luchar constantemente con los poderes del mal. Su sentido definitivo es el triunfo del bien sobre el mal. ¿qué pensaría Platón de esto? En todo momento habrá lugar para la constante lucha entre las dos fuerzas que mueven el mundo, Platón posee dos mundos el sensible y el de las ideas, en cambio para San Agustín son el creado por Dios y la Eternidad. En Agustín de Hipona solo es eterno Dios, en Platón las ideas y la materia. Platón da a entender su pensamiento a través de la alegoría de la Caverna, donde se habla constantemente de dos realidades la ignorancia y el conocimiento, he ahí una gran similitud con lo que San Agustín denomina el pecado y la gracia. Platón pensaría que el origen del alma misma parte de las ideas y en este caso estaría de acuerdo con que el alma es inmortal, solo que no añadiría a esto la imagen de Dios, así como se trata de salir de la caverna del pecado del mismo modo hay una constante lucha por salir de la caverna de la ignorancia, lo que para San Agustín es la ley moral que da la capacidad de libertad.