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todo el analisis de un hospital
Tipo: Diapositivas
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Subido el 31/05/2019
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Arquitectura Hospitalaria
Una ciudad dedicada a cuidar cada detalle
ESPECIAL
Los hospitales son el reflejo de cómo la sociedad trata a sus ciudadanos durante una enfermedad. Por eso,
cada vez más, la “máquina de curar” pasa a ser un “espacio de bienestar”, donde la arquitectura también
forma parte de la capacidad curativa. En ella intervienen la luz, el espacio, el color, las circulaciones o
la organización funcional, todos ellos factores a considerar a la hora de proyectar un nuevo centro
hospitalario, pues ayudarán –o no- a curar mejor y más rápidamente a los pacientes.
Hospital de Ciudad Real. Foto: Ake E:Son Lindman
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Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
a arquitectura hospitalaria tiene
además otros retos importantes,
como es reducir drásticamente el
consumo de recursos, pues estos gigantes
tienen un funcionamiento continuo y, por
tanto, un gasto descomunal de energía
y de agua, y generan constantemente
fluidos, residuos y gases que han de
ser gestionados de forma eficiente. La
tendencia demuestra que, en el caso
de las instalaciones -un campo de vital
importancia en el hospital-, se tienden
a separar del edificio hacia módulos
independientes, garantizando no sólo
la seguridad, sino la ecología de los
procesos de suministro, recogida y
transformación que se realizan.
Empiezan a cobrar mucha importancia
también las zonas ajardinadas, tanto
en forma de patios interiores como de
jardines y plazas exteriores, capaces
de mejorar el rendimiento climático del
edificio, ventilar las instalaciones, mejorar
el confort visual de los usuarios o generar
espacios de relación. La comodidad
de los usuarios, sin embargo, no sólo
depende de crear espacios de calidad,
sino también de que los recorridos que
han de realizar los pacientes y el personal
sean más cortos y rápidos, de manera
que un estudio intenso de la posición
de las áreas y las relaciones entre éstas
determinará la verdadera calidad del
proyecto. En el interior del edificio, los
visitantes no se pueden cruzar con los
pacientes encamados que se dirigen
a una operación, ni con el personal, ni
pueden pasear por la zona de urgencias
o de rehabilitación, o entrar en las áreas
de suministros, por ejemplo. Los flujos
de circulación deben estar perfectamente
estudiados para evitar cruces indeseados,
por lo que cada vez más se emplean
elementos más propios de los ensanches
urbanos: calles públicas y privadas,
plazas, manzanas, jardines o barrios,
para organizar la ciudad hospitalaria.
Sin duda, ésta es una de las tipologías
arquitectónicas más complejas en el
mundo del proyectista, pues contiene
en un mismo conjunto gran variedad
de edificios: hotel (hospitalización),
oficinas (administración), centro
sanitario (sector ambulatorio), edificio
industrial (zona de instalaciones),
aparcamientos, zona técnica (bloques de
quirófanos, rehabilitación, tratamiento
o diagnóstico), paisajismo (jardines y
patios) e, incluso, áreas comerciales,
lo que complica aún más la ecuación
sanitaria. La accesibilidad es, en el tema
de las circulaciones, otro punto clave.
Los puntos de acceso deben garantizar
el menor tráfico posible de personas y
vehículos en las zonas donde la agilidad
es determinante, como en las urgencias.
En el hospital del siglo XXI, y gracias a las
mejoradas técnicas de intervención y las
tecnologías –y de la arquitectura-, cada
vez se reducen más las largas estancias,
los pacientes se recuperan antes, lo que
hace crecer las zonas de tratamiento
ambulatorio. Esto afecta también al
coste económico tanto de la obra como
del funcionamiento del hospital que,
con la privatización de los servicios
para financiar la construcción de estos
centros, se ha de tener cada día en mayor
consideración. Todos estos factores
obligan a pensar en el hospital como un
sistema global ‘multicomponenente’,
donde la eficiencia -en todos los sentidos
(constructiva, energética, tecnológica,
económica, funcional, de confort y
resolutiva en cuestiones médicas)- se
consigue analizando el programa en
conjunto, y no de forma individual. En
cuanto a los materiales empleados,
éstos han de ser reciclables, sostenibles
y eficientes. En este sentido, cobran
especial relevancia los aislamientos: el
centro debe aislarse de ruidos externos e
internos, de tráfico y de instalaciones, y
evitar en todo momento la contaminación
y la transmisión de enfermedades. Pero
los materiales utilizados tienen además
que ser resistentes y duraderos, dado el
continuo tránsito de personas, camillas,
suministros, etc., y deben prevenir caídas,
golpes y proliferación de bacterias.
Cada detalle es de una importancia vital
para el correcto funcionamiento de un
hospital. El proyecto hospitalario debe
tener muy en cuenta también los rápidos
cambios que se sufren en la medicina,
gracias a la investigación, tanto en el
ámbito quirúrgico como en lo relacionado
con nuevas tecnologías o campos de
investigación. Por ello, cualquier nueva
estructura sanitaria tiene que valorar,
desde la primera fase del proyecto,
futuras modificaciones en los usos de las
salas, los bloques, las unidades, las áreas
o incluso ampliaciones de las mismas:
una ciudad que crece con los años.
Por todas estas razones, los hospitales
están cambiando rápidamente, y la
arquitectura debe saber adaptarse a este
nuevo mundo sanitario impuesto por la
necesidad de confort de la sociedad.
Hospital de Denia. Foto: Brullet - Pineda
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Hospital Can Misses, Ibiza
Vidal y Asociados / Arup
En marzo de este año se ponía la
primera piedra del nuevo Hospital Can
Misses, que sustituirá al actual con
79.000 metros cuadrados y un área de
hospitalización de 247 camas en 199
habitaciones. Diseñado conjuntamente
por Vidal y Asociados y la ingeniería Arup,
el centro que podría estar listo en 2012
culmina, según las Administraciones
ibicencas, la modernización de la red
sanitaria pública de Ibiza y es la solución
definitiva en atención hospitalaria para
todos los habitantes de la isla. El nuevo
Hospital será un edificio reconocible,
de escala humana, donde la eficiencia,
la funcionalidad y la estética de las construcciones de la isla
primen en el diseño. El proyecto propone una organización
funcional en volúmenes fragmentados de poca altura, donde
sus usuarios se orientan fácilmente gracias a la diferenciación
de las circulaciones verticales y a una espina central que
comunica todos los pabellones. El esquema de circulaciones
permitirá reducir el ratio entre superficie construida y útil, y
por tanto también el presupuesto, el mantenimiento e incluso
el consumo energético. Gracias a esta configuración de llenos
y vacíos se proporciona también abundante luz natural y
se facilita el disfrute de las vistas a los
jardines y a las cubiertas verdes, paisajes
equilibrados y armónicos que mejorarán
el tratamiento de los pacientes. Patios
y cubiertas, junto a la protección solar
de los elementos con mayor soleamiento,
la implantación de técnicas de aislamiento
y control termo-acústico, o la gestión eficiente
mediante instalaciones de última generación, serán
fundamentales en Can Misses.
Se propone una arquitectura de reducido impacto visual,
jerarquizada y descompuesta en unidades de menor escala, en
las que se puedan reconocer los diversos elementos del programa
y tengamos siempre una referencia de nuestra ubicación.
La configuración en volúmenes y del esqueleto hospitalario,
hacen posible no solo un mejor flujo de pacientes, visitantes y
personal, sino también una máxima flexibilidad para futuras
modificaciones o ampliaciones, ya que cada segmento tiene
posibilidad de crecer hacia fuera, alargándose desde la espina
central por adición de módulos, o hacia arriba, añadiéndose
niveles, dadas las características de la estructura. Para ello se
emplea un módulo único estructural de 720 centímetros. En su
interior además también es posible, gracias a su concepción
modular, cambiar espacios, ampliar o reorganizar con gran
facilidad.
La
propuesta
ambiciona diseñar
un complejo saludable,
ecológico e integrado en un entorno
agradable y, sobre todo, donde los usuarios
estén a gusto en ambientes amables. En Can Misses se ha
dado también especial importancia a las zonas comunes
como el vestíbulo, la plaza de entrada, las terrazas
miradores, etc., donde priman espacios abiertos,
diáfanos, con buena iluminación natural y vistas a
los jardines, y donde poder desarrollar gran cantidad
de actividades comunes. Además, aparecen lugares
de descanso tanto para pacientes y familiares
como para el personal, donde los materiales
atemporales y los colores ayudan a la
relajación. Sin embargo, sus responsables
no han olvidado la sostenibilidad, y
su configuración permite importantes
ahorros económicos y de recursos como
energía o agua, así como una reducción
de emisiones de CO 2
a la atmósfera.
templado. control solar. curvado. doble acristalamiento. manufacturas. tintados. flotados. herrajes. laminados. mateados. screenline
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Arriba, alzado sur. Abajo, infografía del Exterior
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Hospital de Nuestra Señora
de Guadalupe, en La Gomera
Alas Carvajal Casariego
/ Cruz Baquerizo Petrement
El municipio de San Sebastián de La
Gomera es el encargado de albergar el
nuevo Hospital General, sustituyendo al
anterior con 14.500 metros cuadrados,
e instalaciones suficientes para evitar la
mayor parte de los desplazamientos de
enfermos a Tenerife –reduciendo así el
consiguiente gasto-, que se llevaban a
cabo hasta su inauguración en abril del
pasado año. A la hora de proyectarlo
se tomó en consideración, además, la
posibilidad de que la población insular
aumentara bajo el impulso del sector turístico. El solar, que
resulta de la suma de varias parcelas de origen agrícola, presenta
geometría y topografía irregulares. Junto a las necesidades
funcionales del hospital, estas premisas constituyeron los
condicionantes de partida. Se ha proyectado un edificio de
volumetría limpia, de sección adaptada al terreno que varía
entre una y dos plantas, situado en la parte central del solar y
con una vía de circunvalación desde el Sureste, que posibilita
dar servicio a las distintas áreas funcionales y, a la vez, segrega
el tráfico público del interno y separa el ingreso de urgencias
para evitar interferencias.
El conjunto, de baja altura y rematado en su mayor parte por
una cubierta vegetal de plantas endémicas, consigue reducir
notablemente su huella en el paisaje sin menoscabar el reflejo
de su importancia social. Se ha cuidado mucho la disposición
de las distintas partes del hospital y su tratamiento exterior,
especialmente en las zonas de instalaciones, para que la lectura
del conjunto desde el entorno sea la de un bancal adaptado a los
desniveles, neto y claro, y con la escala adecuada. El edificio se
organiza entre dos ejes paralelos que albergan las circulaciones
principales: pública la que da al Sur, donde también se sitúan
el acceso y la fachada principales; e interna la orientada más
hacia al Norte. Perpendicularmente a estos dos ejes, en forma
de peine, se sitúan varios bloques conteniendo
los distintos servicios, y se
rematan
en el extremo Este con una pieza rectangular que alberga las
habitaciones de hospitalización. Esta pastilla se articula con
el resto del edificio mediante una rótula configurada por el
acceso principal, y un amplio patio interior al que abren los
ámbitos públicos de la cafetería, biblioteca y salón de actos. Las
habitaciones se proyectan desde la voluntad de proporcionar un
entorno agradable y doméstico a las personas hospitalizadas,
por lo que todas tienen salida exterior a una terraza jardín
y cuentan con atractivas vistas hacia el mar. Para evitar la
entrada excesiva del sol en ellas, se ha colocado una celosía
por delante del acristalamiento que tamiza la luz y evita
deslumbramientos. Durante el día el hospital queda
oculto tras un velo que aparenta ser opaco, y por la
noche el edificio se muestra hacia afuera, revelando
su interior. El hospital se distribuye en dos niveles,
adaptándose a la topografía. En la planta baja, además
de los accesos públicos y privados, se disponen las
áreas de administración y de investigación, servicios públicos
como el salón de actos y la cafetería, y al Sureste servicios
ambulatorios como diálisis y rehabilitación. En la planta alta se
distribuyen las áreas de acceso de camas frecuente y la propia
unidad de hospitalización. Así urgencias, con acceso exclusivo,
bloque quirúrgico (con hospital de día y CMA), y gabinetes de
exploraciones especiales y diagnóstico por imagen se disponen
en este nivel. Una vía de circulación interna
comunica la unidad de hospitalización con
estos servicios, mientras que la circulación de
público se realiza a través de una amplia galería
con cerramiento acristalado, que discurre
paralela a la fachada principal y que acoge las
zonas de espera previas a los servicios antes
mencionados.
Patio Interior. Foto: Luis Asín / Carvajal Casariego
Infografía
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
material, que se cierra con una fachada ventilada de chapa
plegada de aluminio, interrumpida por los huecos verticales de
las ventanas, en una solución homogénea en el exterior que
se aligera, al interior, en las fachadas de los diferentes patios
mediante vidrio, permitiendo que el color de los panelados
interiores se manifieste, transmitiendo la caracterización
de los diferentes niveles. Unas pasarelas también de vidrio,
ligeras y nunca superpuestas, rompen el patio longitudinal.
El aparcamiento de sótano se cubre con una losa ajardinada
con elementos prefabricados de hormigón, que componen una
trama verde con espacios de circulación y estancia en su vacío.
Frente a la repetición como base compositiva exterior, en los
interiores se ha utilizado el panel de fenólico como elemento
modular, buscando a través del color, ajeno a la construcción,
la diferenciación de las diferentes zonas asistenciales.
Predominan las mamparas mixtas sobre solado en nave de
terrazo, con soluciones ligeras y modulares también en techos
y distribuciones. Por último, las instalaciones se han diseñado
evitando su presencia mediante soluciones centralizadas de alta
tecnología integradas en la arquitectura.
Fase III del HUMV de Santander
Inglada Arévalo Arquitectos
La Fase III, que podría estar en
funcionamiento en 2011, sustituye el
edificio de residencia general, dedicado
a hospitalización y atención ambulatoria
infantil y obstétrica, con cerca de 49.
metros cuadrados distribuidos en tres
bloques de cinco plantas, en los que
se busca garantizar la luz natural y la
ventilación a todas las estancias. Los
bloques se sobrepondrán a un gran
zócalo, y estarán conectados en varias
alturas por una gran calle que los
atravesará, conectando todo el sistema
de hospitalización con el edificio ‘
de Noviembre’, al Este, junto al que se
habilitará una gran plaza pública acristalada de acceso. A su
vez, se contará con unos corredores subterráneos que unirán
los tres bloques de hospitalización con el ‘2 de Noviembre’, con
Urgencias y con los bloques de la Fase II a través de diversos
núcleos. Para la construcción de la última fase hubo que resolver
algunos problemas iniciales. El terreno presentaba una gran
complicación causada por las aguas subterráneas y grandes
irregularidades con simas difícilmente cimentables. También
ha sido necesario desviar saneamientos que cruzaban todo
el recinto hospitalario. Durante los trabajos de cimentación,
se fueron analizando y resolviendo otros factores del futuro
edificio, como el mobiliario, las habitaciones, el confort, el
ahorro de energía o las zonas ajardinadas.
Planta de Acceso - Fase III
Hospital General de Ciudad Real
AFA Arquitectos
El nuevo Hospital de Ciudad Real ocupa una parcela de
162.263 metros cuadrados, aunque sus 136.000 metros
cuadrados construidos en edificaciones de hasta 6 niveles,
permiten la liberación de gran parte de
la parcela para urbanización, espacios
ajardinados y plazas de aparcamiento
en superficie, así como para futuras
ampliaciones. El proyecto, compuesto
de 42 bloques independientes, se
compone como una estructura moderna
que separa las áreas sanitarias de las de
circulación de intervinientes externos,
con espacios abiertos y llenos de luz, y
un funcionamiento altamente efectivo.
Dentro de la segmentación del hospital,
se diferencian cuatro grandes bloques,
denominados C (Central), E (Este), W
(Oeste) y Sur. El bloque C se desarrolla
verticalmente entre el E (accesos y
zonas públicas) por delante y el W (zona
médica) por detrás, escondiendo así
las áreas menos públicas del programa
a sus espaldas. En
C se encuentran las
unidades de hospitalización,
configurando bloques que van
conectando en rótulas, además
de los dormitorios de los médicos
de guardia en planta quinta y el módulo
penitenciario, en la cuarta, con alojamiento
de reclusos. El nivel 1 del bloque C alberga
además otras partes del programa, como la UCA
(unidad de cirugía ambulatoria) o el hospital de día, y en
planta baja se ubican psiquiatría, hemodiálisis, rehabilitación e
hidroterapia, y en un extremo la cafetería de público. El último
edificio del bloque C, que dispone de solo cuatro niveles, es
donde se sitúan los despachos del personal médico, la zona de
informática y el centro de proceso de datos. El bloque W, de dos
alturas, contiene los servicios de apoyo y tratamiento clínico
del hospital: cocina, cafetería de personal, farmacia, vestuarios,
esterilización, laboratorios, talleres, tanatorio, archivo,
radioterapia, consultas externas, bloque obstétrico, bloque
quirúrgico, UCI, urgencias, corta y larga estancia, reanimación
o diagnóstico por imagen. El bloque E, de una altura y carácter
horizontal extendiéndose ante la fachada del bloque C,
comprende las áreas de admisión, administración y docencia,
además de capilla, salón de actos y biblioteca. Conectado con
el hospital por medio de dos galerías subterráneas se encuentra
el edificio independiente de instalaciones. Junto a la entrada de
urgencias se ha realizado un helipuerto elevado que comunica
con la entrada de urgencias mediante una pasarela.
El acceso principal del edificio enlaza la plaza ajardinada
exterior con un amplio hall iluminado naturalmente, donde se
encuentra la admisión de pacientes de hospitalización. Hacia
el lado izquierdo se accede a los servicios de psiquiatría y
hemodiálisis, biblioteca y salón de actos; de frente se encuentran
los núcleos verticales de hospitalización y el acceso a la primera
planta, con el área de cuidados infantiles,
el hotel de madres y la unidad de cirugía
mayor ambulatoria. Hacia el lado derecho
se encuentran las dependencias de
atención al usuario, dirección y gestión,
rehabilitación y un acceso específico
al hospital de día onco-hematológico,
situado también en la primera planta.
En el lado Norte del edificio se sitúa el
acceso a consultas externas, a través de
la cual los pacientes serán derivados a las
respectivas áreas ambulatorias. Al Oeste
de la parcela se encuentra el acceso de
urgencias, que se realiza a través de una
rampa o desde el helipuerto. El diseño
cromático del hospital está relacionado
con su funcionalidad: el cuerpo central
y más vertical, con predominio del
color rojo mediante fábrica de ladrillo,
corresponde en su mayor parte al área
de hospitalización. En la parte posterior
del edificio C predomina el color gris
en la fachada, compuesta por un panel
prefabricado de acero galvanizado. Los
edificios del bloque W tienen fachada de
ladrillo clinker rojo o blanco, mientras
la fachada que da al Norte (consultas
externas) es de mármol travertino. Las
cubiertas de los bloques se han ejecutado
mayoritariamente como planas con grava
de colores, aunque ciertas cubiertas son
inclinadas y se han ejecutado de zinc, y en
algunos bloques de cobre.
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Acceso y Fachada. Fotos: Ake E:Son Lindman
Infografía General del Hospital
Detalle de las distintas fachadas. Foto: Ake E:Son Lindman
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Hospital de Burgos
Inglada Arévalo Arquitectos
El Hospital de Burgos, con 210.000 metros
cuadrados –incluyendo aparcamientos
Norte y Sur- se construye sobre una
parcela de 175.500 metros cuadrados.
El diseño busca ser flexible y dinámico,
con gran protagonismo del confort,
tanto en el estudio de las circulaciones
como en la calidad de los espacios. La
topografía y la orientación Sur del solar
llevó a establecer la construcción en la
parte central, creando una plataforma
escalonada alargada según la orientación
Este-Oeste, perfilada por una red viaria
perimetral que permite la creación de
zonas de vegetación y ajardinamiento
que reduzcan el impacto de la edificación
en el terreno. El punto de partida de
la estética es el paisaje de campos
labrados, que se traslada al hospital en
forma de vigas flotantes paralelas, unas
de otras a 7,20 metros, que recorren el
complejo de Este a Oeste actuando como
cubierta del edificio. Sobre esta cubierta
permeable sobresalen los edificios
más altos, en los que se engloban las
áreas de hospitalización y oficinas. El
acceso principal se realiza mediante una
gran plaza mayor acristalada, en la zona Noroeste del solar,
conteniendo la cafetería, tiendas, salón de actos, etc. Este
espacio más público es el punto de partida de las calles de acceso
a las distintas zonas del hospital. La zona de hospitalización
se desarrolla en cinco bloques de 4 a 6 alturas, perforados por
patios interiores que aportan iluminación, ventilación y confort.
La distancia entre los bloques (28,80 metros) produce una mayor
sensación de ligereza, y facilita el asoleamiento y la intimidad.
La tipología utilizada para las unidades de hospitalización es la
de doble corredor con habitaciones situadas al Este y al Oeste
en su gran mayoría. Las habitaciones situadas al Sur permiten
contemplar la visión de la ciudad, mientras las situadas al Norte
tienen como fondo el bosque de árboles. La galería Norte que
conecta estos volúmenes facilita el acceso de familiares, mientras
la galería Sur se destina a circulación interna, comunicando con
las zonas de tratamiento y diagnóstico del bloque técnico. Éste,
en la zona Sur y cerca de los accesos, se configura a base de
bloques alargados separados por zonas ajardinadas, de manera
que sus usos sean fácilmente intercambiables sin modificar la
arquitectura. La zona de administración se configura como un
edificio independiente que, situado junto al vestíbulo principal,
se eleva verticalmente desde el núcleo de circulaciones
configurando un hito visual que identifique el hospital desde el
entorno lejano. El edificio industrial, que contiene los servicios
de limpieza, almacén, hostelería, instalaciones y mantenimiento,
se encuentra en el extremo Sureste.
El acceso del público al edificio se produce por el lado Suroeste
mediante un gran atrio cubierto de cristal, que surge como
continuación de una plaza exterior, la ‘Plaza Mayor’ del hospital,
bien conectada por accesos y aparcamientos públicos. Desde
este punto surgen dos grandes galerías (calles) de circulación
tanto para público como para personal. La situada en la parte
Norte tiene un carácter eminentemente público sin restricciones
de movimiento, mientras que la situada hacia el Sur es de uso
restringido para personal y pacientes hospitalizados. Las áreas
comunes para la atención al ciudadano se disponen a lo largo del
eje Norte de uso público, como una gran galería que atraviesa
el hospital desde el extremo Suroeste al Noreste, y da servicio
además al área de asistencia ambulatoria y hospitalización.
La gran galería es un espacio continuo entendido como una
calle flexible que se adapta a las distintas zonas a las que
da servicio. En la zona más próxima a la entrada dispone de
zonas de descanso, comercial y núcleos de conexión vertical
(ascensores y escaleras). A la entrada de cada pieza existe un
control de acceso y punto de información, así como una zona
de espera. La galería Sur
con doble circulación,
(ambulatoria /de personal)
por un lado sirve como
arteria principal para el
uso interno del hospital
y, por otro, da servicio a
las visitas que se dirigen
al bloque técnico. Su uso
de carácter restringido
articula no sólo funcional,
sino geométricamente, la
totalidad del edificio. En
el bloque técnico, todos
los módulos de consultas
externas se agrupan en
dos plantas en las cinco
primeras piezas, a las
que se da acceso desde la
galería Norte. Gracias a su
ubicación y conexión con
el gran hall del edificio, se
hace posible un acceso rápido y directo a las consultas. Los
módulos se sitúan en alas paralelas entre patios y conectadas con
una doble circulación en ambos extremos, la Norte de pacientes
y la Sur de personal. Las esperas se sitúan en cabeza de forma
que la circulación interior de cada módulo sea ya controlada
y de personal, evitando así realizar una doble circulación por
módulo que provoca dejar las consultas sin luz y ventilación
natural. Así, las circulaciones funcionan como un doble peine,
uno de pacientes ambulantes que distribuye Norte-Sur y otro
de personal que distribuye en sentido contrario. En ambos se
sitúan núcleos de circulación vertical situados estratégicamente
y, en el caso de la circulación ambulatoria, se ha previsto una
circulación rápida con escaleras en conexión con el vestíbulo
principal. Los accesos a urgencias se realizan segregados, uno
para ambulancias y otro para pacientes a pie. Las circulaciones
que van por los pasillos longitudinales de Sur a Norte, atraviesan
los distintos recintos que responden al programa funcional.
Estas piezas son fácilmente intercambiables entre sí, dado que
sus dimensiones y características físicas son similares, de forma
que puede seleccionarse el modo de agrupación de los espacios
y la seriación en el proceso de tratamiento del paciente de un
proceso urgente.
Planta Acceso y Fotografía de la Maqueta
Esquema de distribución de las zonas
Proceso de construcción
Foto: Inglada Arévalo
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Hospital Universitario Río Hortega, en Valladolid
Inglada Arévalo Arquitectos
En enero de 2009 comenzó a funcionar el nuevo Río Hortega,
construido sobre una parcela de 99.000 metros cuadrados
sensiblemente triangular, con un ligero desnivel de 5 metros
que condiciona los puntos de contacto del edificio con el
terreno, dando lugar a los diferentes accesos. El edificio de
cuatro plantas adapta sus 113.000 metros cuadrados ocupando
al máximo el terreno, para evitar crear sótanos. El hospital se
encuentra situado en una zona industrial, por lo cual se optó
por una tipología urbana de ciudad jardín, volcado al interior
situando patios ajardinados –concebidos por el paisajista
Luis Vallejo- entre los diferentes edificios, donde la luz es
fundamental. En su interior se emplea un colorido de tonos
cálidos, grandes ventanales y una organización de áreas que
reduzca al mínimo las circulaciones. El diseño flexible que
requiere este tipo de edificio se ha diseñado bajo un sistema
triple. Una primera capa primaria permanente, que durará entre
50 y 80 años de vida del hospital, engloba elementos fijos
como la urbanización, la envolvente, la estructura portante o las
instalaciones. La segunda capa es adaptable, preparada para los
cambios a medio plazo (5 a 15 años), con elementos modulares
en las distribuciones interiores, revestimientos, falsos techos o
canalizaciones. Por último, una capa modificable a corto plazo
(0 a 5 años), está compuesta por el mobiliario o los equipos no
fijos. Además, se optó por no superponer verticalmente usos
diferentes o incompatibles en los distintos bloques.
El hospital está compuesto por tres zonas diferenciadas.
La zona de acceso se encuentra en la franja Norte del solar,
determinada por el desnivel existente, en la que se habilita el
aparcamiento en dos niveles. La zona central está ocupada por
el hospital, en orientación Este-Oeste, dividido en contenedores
funcionales. La zona de servicios, de carácter industrial y alejada
de los pacientes, se encuentra al Sur, conectada por galerías
de suministro y distribución. La accesibilidad a cada una de las
zonas se garantiza mediante la red perimetral de circulación por
el interior del solar. El hospital propiamente dicho se encuentra
enmarcado en un rectángulo de 268 x 148 metros, formado
por pabellones conectados dentro de un bosque artificial que
aporta aire puro, luz natural, vegetación y confort ambiental. En
la parte central, cuatro torres cuadradas de 39 metros de lado
configuran el área de hospitalización, separadas entre sí por
zonas verdes de 12 metros de anchura. El sistema circulatorio
está formado por dos ejes paralelos Este-Oeste y otros dos
Norte–Sur. Al Norte, delante del primer eje de circulación,
se sitúa un bloque alargado de dos alturas que contiene las
áreas administrativas y los dos accesos principales -a niveles
diferentes- que conectan con los dos ejes de circulación
Norte–Sur. El eje del lado Oeste soporta el tráfico de personas
que acceden a consultas externas, cafetería, gabinetes de
exploración y hospitalización de psiquiatría. Sobre este eje se
apoya un edificio formado por diez bloques rectangulares en
forma de peine, conteniendo en tres plantas urgencias, partos,
psiquiatría, consultas externas y gabinetes de exploración. El
eje del lado Este se destina fundamentalmente a circulación de
pacientes y visitas a hospitalización, rehabilitación, docencia
e investigación, diálisis, banco de sangre y laboratorios en
un edificio formado por pabellones, similar al del lado Oeste
pero en dos plantas. En el lado Sur, tras el correspondiente
espacio verde, un edificio alargado alberga el bloque técnico
y los núcleos verticales de comunicación, sobre la galería
restringida del lado Sur, que se utiliza para comunicar las áreas
perimetrales y externas con las zonas internas de tratamiento y
diagnóstico (bloque técnico). En la zona industrial, además de
instalaciones, almacenamiento, lencería y salida de residuos, se
encuentra un edificio independiente que da cabida al tanatorio,
unido mediante una galería específica con el hospital.
Hospial Moissès Broggi, en Sant Joan Despí
Albert de Pineda y Manuel Brullet
El Hospital Comarcal Moissès Broggi, en
Sant Joan Despí, comenzó a funcionar en
febrero de este mismo año. El centro de
46.000 metros cuadrados construidos
se encuentra junto a la B23, una importante vía de acceso a
Barcelona. La organización y disposición del hospital dentro
de la parcela, así como su volumetría, está determinada
por los accesos a la misma, la orientación y las condiciones
topográficas del terreno. El acceso principal se sitúa al Suroeste
de la parcela, en la cota más alta, desde donde se puede acceder
al aparcamiento, al Sur de la parcela, o a la zona ambulatoria,
aunque ésta cuenta con acceso independiente en la fachada
Norte. El acceso de urgencias se sitúa en el extremo Noreste de
la parcela, en la cota más baja y en una planta inferior al acceso
principal. Finalmente, el acceso al muelle de carga y descarga se
encuentra en la banda Este. La imagen del Hospital es la de un
edificio accesible, sin barreras, compacto, que busca resolver
varios aspectos fundamentales. En cuanto a las circulaciones,
se diferencian públicas y restringidas, que hagan posible que
los usuarios tengan, en todo momento, una buena orientación
dentro del complejo y relacionen interior y exteriormente su
situación. Por esta razón, las zonas asistenciales se encuentran
en el primer sótano, evitando la confusión que generaría
la aparición de camas en la planta de acceso. La propuesta
de un acceso independiente para las consultas externas y
para el resto de servicios ambulatorios consigue también
diferenciar los recorridos de estos pacientes. Las unidades de
hospitalización se construyen en sistema de peine de cuatro
bloques, que nacen hacia el Sur perpendiculares al bloque de
hospitalización principal, con orientación Este-Oeste. Estas
unidades interconectadas por un gran pasillo longitudinal,
consiguen mayor tranquilidad mirando hacia la zona ajardinada
que separa el edificio del aparcamiento.
El área de consultas externas se separa de las unidades de
hospitalización para mejorar la funcionalidad de ambas zonas.
Para este espacio se han construido crujías más profundas que
se adaptaran al horario diferenciado, y se ha potenciado la
entrada de luz natural a través de grandes conos captadores
de iluminación cenital. Así se evita la realización de patios,
se consigue un edificio compacto y se reducen los costes de
funcionamiento. Se ha buscado un equilibrio entre la pretensión
de conseguir un edificio extenso y la voluntad de preservar
un espacio importante como zona ajardinada, a la vez que se
minimizan los recorridos internos de los usuarios,
con el fin de hacer más racional el funcionamiento
del hospital y facilitar la labor de los trabajadores.
El hecho de ubicar gran parte del programa bajo
rasante, junto a la creación de patios que permitan
iluminar la mayor parte de los espacios del edificio,
consigue una huella urbana discreta, a pesar del
gran volumen edificado. Para la realización del
edificio se buscan sistemas de ahorro energético,
donde el diseño arquitectónico (edificio cerrado al
Norte y abierto al Sur, controles de soleamiento
mediante brise-soleils y diseño de las fachadas)
habilita un gran control del consumo, junto a
mecanismos técnicos como placas fotovoltaicas o
sistemas de reaprovechamiento de aguas pluviales.
En su interior destacan los grandes espacios y las
habitaciones amplias, donde prima la luz natural,
que llega a través de unas enormes claraboyas que
aportan claridad al interior.
Dibujo de la planta
Vista aérea y galería interior. Fotos: Inglada Arévalo
Alzado Norte
Planta y Emplazamiento
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Nuevo Hospital Sant Joan, en Reus
Corea & Morán, Pich-Aguilera Arquitectos
A punto de abrir sus puertas en el Tecnoparc, el nuevo
Hospital Sant Joan de Reus tiene 86.000 metros cuadrados.
El proyecto para la construcción del nuevo equipamiento
sanitario se plantea con el objetivo de aprovechar al máximo las
características del lugar, optimizando el programa funcional y
su interrelación de las diversas áreas con el entorno, y los flujos
de vehículos y personas en la organización final del proyecto.
Tras el análisis preliminar, el proyecto se plantea como una gran
nave horizontal de cinco metros de altura, calada por patios
de luz y con cubiertas verdes que recuperan parte de
la naturaleza para la edificación. Sobre ella flotan los
volúmenes de hospitalización, que se conectan a la
gran rambla de circulación pública. Esta nave da cobijo
a la zona ambulatoria, bloque técnico, administración
y área ambulatoria, mientras sobre ella flotan los seis
volúmenes de hospitalización, con dos plantas cada
uno, conectados con la rambla. Una lámina diagonal,
que aporta singularidad, protege la gran calle de
Este a Oeste, por la que pasarán médicos, visitas,
estudiantes, etc., configurándose como núcleo vital
del hospital. La compleja estructura y sus grandes
dimensiones intentan esconderse bajo el terreno, en
una versión estética de centro sanitario que le confiere
un papel de bisagra urbana, entre las zonas nueva y
antigua de la ciudad. La inclinación de la fachada y el
proyecto de unos edificios anexos más bajos hacen
más amable la percepción del edificio.
El hospital busca controlar su escala
frente a la escala urbana, equilibrando
el impacto paisajístico de un edificio
de grandes dimensiones frente a la
ciudad. El proyecto se organiza sobre
dos ejes o calles: el eje médico, en la
parte más en contacto con la autovía
de Bellisens, en la parte Norte del solar,
sobre el cual se producirán los accesos
y salidas de la parte técnico logística y
del aparcamiento; y el eje público, en la
parte Sur del solar, que se abre hacia el
paseo de nueva creación.
En la fachada donde se ubican los
accesos de peatones, la gran escala del
edificio se humaniza con dos estrategias
de proyecto. Por una parte, el plano
de fachada que recorre todo el edificio
se inclina, disminuyendo ópticamente
la presencia y aumentando el efecto
perspectivo. Por otra parte, en planta
baja unos pabellones redondeados
reciben a los espectadores en una escala
menor, todo organizando los diversos
accesos. El usuario llega a una plaza
pública de acceso que se mete dentro
del edificio en un continuo, en el gran
espacio de la rambla pública, que se
configura como núcleo de circulación
principal del hospital, distribuyendo a
pacientes y visitas por las distintas áreas.
Todos los espacios del centro, ya sean
de consulta o internamiento, tendrán
luz natural, lo que además del confort
potenciará el uso racional de la energía
y del consumo de agua. Este factor se ve
incrementado con el empleo de energías
renovables (placas solares en fachada)
e integración de espacios verdes: tres grandes plazas-jardín a
las que se podrá acceder desde las zonas de hospitalización.
Considerado como un lugar en el que ‘vive’ gente, el complejo
diferencia las partes del edificio según la vivencia: hay una parte
pública de consultas, donde estará la gente que viene de fuera,
que será un lugar muy diáfano, con espacios amplios para poder
ser recorrido, parecido a un aeropuerto con gran importancia de
la iluminación natural. La zona de hospitalización, la más alta,
está ocupada por las habitaciones, que utiliza la cubierta de la
planta baja como jardín, para que los pacientes ingresados y sus
familiares disfruten de las vistas con la posibilidad de pasearse
y de relacionarse.
Hospital Quirón Barcelona
Albert de Pineda y Manuel Brullet
El Hospital Quirón Barcelona está situado junto a la Ronda
de Dalt de la Ciudad Condal. El proyecto intenta aportar una
respuesta volumétrica a un solar de topografía particular, cuya
característica principal es la gran pendiente de Norte a Sur,
con un desnivel máximo de 16 metros. Además, se busca la
integración del complejo programa hospitalario en el entorno
urbano. Las plantas superiores de la edificación se configuran en
forma de ‘L’ para albergar las seis unidades de hospitalización,
mientras las plantas que se encuentran entre el hall de acceso
y la hospitalización han sido destinadas a consultas externas,
exploración, UCI y hospital de día. La morfología de estos
espacios ya no responden tanto directamente a las necesidades
del programa funcional, sino que trata de relacionarse con la
topografía del solar. La planta baja cumple la función de acceso
público, tanto peatonal como de tráfico rodado, conectada con
la plaza exterior y la zona ajardinada al
Noreste del solar. Esta planta alberga
también los usos más públicos, como son
la cafetería, el salón de actos, las zonas
de admisión y facturación, y un espacio
comercial que puede funcionar de forma
independiente a la clínica. Dos plantas
inferiores, con acceso desde la calle
dado el desnivel del terreno, y los patios
generados por el proyecto, se destinan
a los servicios asistenciales: urgencias,
diagnóstico por la imagen, bloques
quirúrgico y obstétrico, rehabilitación,
esterilización y laboratorios. Bajo
estos servicios se encuentran la planta
servicios generales y, por último, las
plantas de aparcamientos. En la parte
inferior del solar se producen de
manera independiente los tres accesos
principales de la clínica: el de público, el
de urgencias y el de mercancías.
Los 56.620 metros cuadrados de
instalaciones hospitalarias han sido
diseñados para alcanzar el máximo
confort del paciente, con amplitud de
espacios, iluminación natural y zonas
ajardinadas, factores que en conjunto
consiguen un hospital respetuoso con
el medio ambiente. Con esta intención
sostenible también se han incorporado
placas solares sobre la cubierta para
generar agua caliente sanitaria, y se han
empleado soluciones aislantes térmicas
para los cerramientos exteriores, que
permitan un mayor rendimiento de
los sistemas de refrigeración y calefacción. Pero también
se busca aquí la incorporación de las últimas tecnologías
sanitarias para la asistencia y para la investigación. Los
equipamientos tecnológicos son parte esencial del edificio,
por lo que se proyectó un espacio que permitiera la evolución
y la introducción de nuevos equipamientos en un futuro, es
decir, un edificio receptivo que supera la clásica definición de
edificio inteligente, dado que su capacidad de evolucionar con
las técnicas sanitarias es una característica fundamental para
desarrollar la medicina del futuro. La gran magnitud del Hospital
Quirón Barcelona podía ser un inconveniente en el momento de
querer trasmitir una imagen amable del edificio. Por ello, se ha
trabajado con materiales muy contemporáneos que trasmitan
la luminosidad de dentro a fuera y viceversa. Así, la fachada
es de tecnología adaptable y contemporánea y permite resolver
la transición entre el interior y el exterior, permitiendo a los
usuarios gobernar fácilmente el control de las vistas, la luz y la
privacidad de los espacios.
Planta tercera
Planta Baja
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Hospital Marina Salud de Denia
Albert de Pineda / José León Paniagua
El Hospital Público de Denia dispone
de un solar de cerca de 72.000 metros
cuadrados, aunque en él se han edificado
únicamente 45.000 metros cuadrados,
reduciendo el impacto sobre el entorno
y garantizando un desarrollo sostenible
de la infraestructura. Para minimizar lo
construido, por ejemplo, el aparcamiento
se ha ubicado bajo rasante y se ha cubierto
con una lámina vegetal. En total, un 60
por ciento de la parcela se libera como
zona ajardinada, lo que junto al diseño
modular del edificio permitirá, en el
futuro, realizar posibles ampliaciones. El
edificio ha sido orientado para que todas
las habitaciones y lugares de trabajo
obtengan luz natural, con cotas de entre
el 70 y el 80 por ciento, lo que ayuda a
humanizar el edificio y facilita la estancia
a los pacientes. Mediante patios de
diferentes dimensiones, la luz accede al
edificio también para calentarlo, mientras
que frente al excesivo soleamiento se
emplean brise-soleils de madera orientables, que logran filtrar
el sol controlando el clima y la excesiva luz en las zonas más
expuestas y, sobre todo, en las habitaciones. En cuanto a la
sostenibilidad del edificio, además de la iluminación natural, se
ha trabajado en un proyecto de cogeneración de gas para casos
de fuerte demanda, se han aplicado sistemas automatizados
de control energético de climatización y electricidad, y se han
ejecutado estrategias que hagan posible un mínimo consumo
de agua, reduciendo los efectos negativos que puede tener un
edificio tan complejo. El proyecto arquitectónico está concebido
para ofrecer el máximo confort a usuarios y profesionales,
mediante su estructura horizontal de amplios vestíbulos,
porches cubiertos y zonas ajardinadas, la distribución de las
áreas clínicas y las circulaciones, y un cuidado máximo de la
intervención paisajística en la zona, privilegiando las vistas
hacia el cercano parque natural del Montgó.
El edificio está constituido de dos sótanos de aparcamiento,
una planta semisótano para servicios generales y sobre
rasante el hospital, compuesto de planta baja más tres. Se han
distinguido las entradas de urgencias, la de rehabilitación,
la entrada ambulatoria para las consultas externas y la
entrada principal. El edificio se desarrolla en tres bloques
paralelos entre sí en la planta baja y primera, y sobre estas
se ubican las unidades de hospitalización en forma de ‘L’
para conseguir el máximo aprovechamiento del espacio,
y alejadas de la orientación Norte y de las vistas a la vía
rápida, de manera que dispongan de un ambiente tranquilo
y relajado que favorezca la recuperación. De esta forma
se consigue la formación de patios y de continuidad entre
todas las partes del edificio.
El acceso al aparcamiento se realiza a nivel del sótano -1,
por el extremo Este, mientras que la salida se produce
por el extremo Oeste, minimizando los cruces dentro de
la parcela. En planta baja se posicionan los servicios más
públicos: docencia, aulas, cafetería y salón de actos, junto
a los servicios de diagnóstico por imagen y los accesos a
consultas externas, urgencias, rehabilitación, radioterapia y
dirección, que también se encuentran en este nivel. A ellos
se puede llegar también desde la entrada principal, en la
fachada Sur. En la primera planta se resuelven consultas
externas y gabinetes de exploraciones funcionales,
habitaciones de médicos de guardia, residentes e
invitados, dirección y administración, unidad de procesos
críticos, el bloque obstétrico y neonatología, y el bloque
quirúrgico central del hospital. En la planta segunda y
en la tercera se concentran de manera exclusiva, y sin
otras unidades funcionales, las diferentes unidades de
hospitalización polivalentes (médicas y quirúrgicas),
con núcleos de comunicación verticales diferenciados
para las comunicaciones internas (pacientes encamados,
suministros y personal) y externas (visitas y pacientes con
ingreso programado).
Foto: Brullet-Pineda
Alzado Sur
Foto: Brullet-Pineda
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Hospital de Cáceres
Argola Arquitectos
con Andrés Perea
Para el diseño del nuevo Hospital de Cáceres, casi finalizado,
se ha apostado no solo por la funcionalidad, la facilidad de
circulación o el bienestar del usuario, sino también por la
estética de las sugerentes curvas de su estructura, que lo dotan
de una reconocible identidad en el contexto. Es un edificio
de carácter horizontal abierto a la luz, a la ventilación y a las
vistas de los patios y jardines, adaptado a la posibilidad de
futuros cambios en sus usos. Además, los propios cerramientos
exteriores del edificio responden al concepto de acumulación
térmica, manteniendo el equilibrio en los requerimientos de
confort, tanto en invierno (almacenando el calor) como en
verano (permitiendo liberarlo). El diseño flexible bajo el que se
ha construido el complejo se desarrolla mediante un sistema
primario permanente, de elementos
fijos que no se modificarán, como la
urbanización, la envolvente, la estructura
portante, etc. Después, se crea un
sistema secundario adaptable, preparado
para los cambios de utilización a medio
plazo (5 a 15 años), con elementos
modulares para las distribuciones
interiores, revestimientos, falsos techos
o canalizaciones. Por último, se plantea
un sistema terciario modificable a corto
plazo (0 a 5 años), compuesto por el
mobiliario o los equipos no fijos. El
edificio proyectado debe entenderse
como un ‘todo’ que mantiene siempre
una proporción y escala perceptibles,
y que es capaz de minimizar el
impacto ambiental, mediante el uso de
tecnologías apropiadas y la consecución
de un coste operacional adecuado.
El edificio se descompone en cuatro
bloques diferenciados. El basamento
contiene tanto los servicios asistenciales
de ambulatorios y/o de tratamiento
y diagnóstico, como los servicios de
soporte asistenciales y generales del
módulo de oficinas. Se desarrolla
fundamentalmente en dos plantas y
cuatro bandas concéntricas, formando
arcos de bordes extensibles para
futuras ampliaciones. En la planta
baja se sitúa el acceso principal al Sur,
que comunica con el vestíbulo y las circulaciones externas
para el acceso de visitas a las plantas de hospitalización. En
el semisótano se disponen accesos por el Norte,
dada la diferencia de nivel, que conectan con
las circulaciones internas, despachos y zonas de
uso interno, así como las circulaciones privadas
del área de hospitalización. Entre estas dos
bandas se desarrollan otras dos paralelas
bajo el área de hospitalización, que alojan
consultas, gabinetes, diagnóstico por
imagen, etc. El módulo de hospitalización
se constituye sobre el basamento, con
una planta técnica entre ambos. Se
desarrolla en forma de alas unidas dos a
dos alternativamente, a modo de zig-zag de tres
plantas, que se extienden de Este a Suroeste, y que permite
relacionar los espacios interiores con el paisaje exterior.
El bloque técnico, con planta baja y semisótano, agrupa
los usos puramente hospitalarios, como las urgencias,
bloque quirúrgico, obstétrico, UCI, etc., así como los de
soporte general logístico que precisen accesos exteriores,
en una banda lineal de 22 metros de ancho que, situada al
Norte, cierra el conjunto de Este a Oeste con una longitud
total de cerca de 250 metros lineales. El bloque de servicios
e instalaciones supone una última crujía al Noreste, que aloja
en dos plantas instalaciones, almacenes, cocina y comedor,
mantenimiento y mortuorio. El esquema de circulaciones de la
zona de hospitalización se divide en público, al Sur sobre el
acceso principal del complejo, y privado, al Norte sobre la zona
médica del basamento. La circulación de esta parte baja queda
definida por dos pasillos paralelos exclusivos que delimitan por
el Sur y por el Norte el área central edificada, y una serie de
pasillos transversales donde se mezclan circulación personal
y ambulante. En el bloque técnico, la circulación Sur es más
abierta (es la limpia, en quirófanos), mientras la del Norte es
más interna (estéril).
Hospital Xeral de Lugo
Inglada Arévalo Arquitectos
Casi finalizado, el Hospital de Lugo –renombrado
Hospital Lucus Augusti- se encuentra a tres
kilómetros de la ciudad. El diseño horizontal
busca una clara diferenciación de las zonas
-hospitalización al Sur, tratamiento y diagnóstico
(bloque técnico) al Norte, zona de consultas
y administración al Oeste y, por último, la
zona industrial alejada, en la parte más alta de
la parcela, lo que permite diferenciar el tráfico de
suministros. El edificio se concreta mediante dos grandes ejes
perpendiculares entre sí, coincidiendo con la entrada principal,
desde donde se generan edificios distintos, con sistemas
constructivos propios, de acuerdo a la función que soporta
cada uno de ellos. Esto hace que cada una de las áreas varíe en
tipologías formales, sistemas estructurales, sistemas de cubiertas
o materiales de fachada. Su forma compleja es el resultado de
un programa de 160.000 metros cuadrados construidos, y su
adaptación a la topografía irregular con grandes desniveles
del terreno. El resultado intenta resolver estos problemas de
forma sencilla, logrando una arquitectura muy permeable a la
luz natural, de espacios humanizados y con gran flexibilidad
para soportar los cambios actuales y futuros. El exterior penetra
en el edificio de múltiples formas, inundando todo de luz: bien
desde las ventanas y huecos, desde los lucernarios (toberas) o
desde los patios interiores, haciendo llegar a sus usuarios la
naturaleza circundante, lo que transmite tranquilidad, silencio
y pureza del aire.
La zona industrial
se apoya sobre el eje
longitudinal Este-Oeste para
transportar energía, agua, gases, ropa o
medicamentos a todas las áreas del hospital.
Una segunda circulación perpendicular a la anterior
genera la encrucijada, donde nace la entrada principal
del hospital (esquina Sureste). Hacia el Suroeste se generan
tres bloques en forma de “U”, que contienen las habitaciones de
pacientes. El bloque de forma triangular, que se apoya en los
dos ejes y se desarrolla hacia el Noroeste, contiene las áreas
de tratamiento y diagnóstico, estancias alimentadas de luz por
patios horadados desde la cubierta.
El proceso de construcción utiliza sistemas constructivos que
habitualmente no se han empleado en esta tipología, como
es la estructura postesada de los forjados, o las fachadas
compuestas de elementos metálicos de chapa y montantes
galvanizados, fijados mecánicamente a la estructura. Las
fachadas son ventiladas, utilizando de forma extensiva placas
de zinc o aplacados de pizarra verde de las canteras de la zona,
mientras el resto del edificio utiliza hormigón visto o pintado
en color azul intenso “ultramar”. Del bloque de tratamiento y
diagnóstico, que pasa de cuatro alturas en la zona de galería
hasta una única altura en la parte más alejada, destaca una
cubierta -formada por cerchas metálicas de gran
canto- recubierta de paneles sándwich de chapa
con aislante, dejando un espacio que contiene las
unidades de climatización de las áreas situadas
en los niveles inferiores. El diseño inclinado de
esta cubierta ofrece la posibilidad de convertirse
en un gran captador solar que permita reducir
los gastos energéticos al máximo, dado que los
hospitales son grandes consumidores. Frente a
esta premisa, se opta por utilizar los sistemas más
avanzados para lograr un edificio energéticamente
eficiente y ecológico, en la búsqueda de un
edificio responsable que permita cuidar el planeta,
utilizando solamente la energía imprescindible de
forma no contaminante.
Vista aérea y detalle de las distintas fachadas. Fotos: Inglada Arévalo
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Hospital de Vigo
Valode & Pistre
El Hospital de Vigo comenzará a construirse a finales de este
año, para intentar estar finalizado a finales de 2013. Es uno
de los proyectos hospitalarios más grandes de Europa, ocupará
casi 173.000 metros cuadrados (400 parcelas, muchas de ellas
aún en trámites de expropiación) para dar cabida a un total
de 1.468 camas, helipuerto y 125.000 metros cuadrados en
aparcamientos para 4.300 vehículos (un tercio para el personal).
El estudio Valode & Pistre, responsables
del diseño tras el concurso de 2007,
consensuaron con los propios médicos
las necesidades y detalles del programa.
En cuanto a la estética, los arquitectos
han apostado por potenciar la identidad
de una ciudad en contacto con el
mar, con las velas de los barcos como
elemento representativo del edificio. La
principal dificultad radicaba en construir
una estructura eficaz, adaptada a la
fuerte pendiente del terreno, lo que llevó
a crear un hospital “paisajístico” de construcción escalonada,
que consigue crear la ilusión de que la obra se desliza por la
pendiente. Este escalonamiento se aprovecha para diferenciar
tres zonas: el bloque de equipamientos técnicos y urgencias en
lo alto de la colina, el área de hospitalización en la parte frontal
-con su estructura en forma de peine abierta sobre el valle-
y, finalmente, el área ambulatoria (hospital de día) y el área
de servicios generales, que incluye el aparcamiento -que se
desarrolla sobre un basamento dispuesto en grandes terrazas
ajardinadas-. Las circulaciones están
estudiadas en función de los accesos,
diferenciados para los visitantes,
personal, logística y urgencias, de
manera que los recorridos sean cortos
y claros, reforzados por un código de
colores. La separación entre el sector
médico y el area de hospitalización ayuda
a garantizar una vista panorámica del
valle a todas las habitaciones, mientras
que, tal como lo requiere el programa, el
área de consultas externas y el hospital
de día gozan de un funcionamiento
independiente. El área de cuidados
mínimos, también autónoma, está
situada al Norte en una construcción que
se desmarca del conjunto, cerrando la
composición. Esta organización racional
le da prioridad al confort de los enfermos,
los visitantes y el personal sanitario. Una
calle interior entre el bloque técnico y
el área de hospitalización irriga todo el
edificio, permitiendo la diferenciación
de los flujos entre enfermos y usuarios.
Desde la planta baja, ofrece amplias
aberturas visuales sobre el paisaje,
mientras las circulaciones en plantas se
realizan mediante pasarelas. En todas
partes la luz penetra generosamente por
los patios que se abren en la planta de consultas externas y del
hospital de día, iluminando la calle interior y los quirófanos.
La configuración generada permite una gran flexibilidad para
poder evolucionar en el tiempo sin perjudicar a la organización
del conjunto.
Cada área se trata de forma diferente para ser fácilmente
reconocible. El área de equipamientos técnicos se revestirá
con aluminio lacado, mientras que las alas de hospitalización
trazan grandes curvas de fachada de vidrio Emalite blanco,
configurando las reconocibles seis
velas de vidrio blanco que nacen del
núcleo principal. Este peine, sobre los
basamentos de granito característico de
la región que configurarán las terrazas, es
capaz de integrarse en el paisaje a pesar
de su gran envergadura. Las terrazas
albergarán una vegetación adaptada al
clima y al lugar, con sauces cerca del río
y árboles frutales a espaldera, mientras
el resto de la parecela se rellenará de
eucaliptos y pino marítimo. En total,
sólo se necesitará excavar un 30% de volúmenes, lo que reduce
considerablemente la inversión y permite una gran generosidad
en los espacios y confort para los usuarios del equipamiento.
En los interiores destacarán materiales naturales, en especial
madera y granito en clara referencia a la identidad del lugar.
Reforma y Ampliación del Hospital San Pedro de Logroño
Alas Carvajal Casariego, Baquerizo Cruz Petrement
En febrero de 2007 se inauguró el renovado Hospital San
Pedro de Logroño que, con sus 126.000 metros cuadrados de
superficie sanitaria, sustituye al San Millán como hospital de
referencia tras 50 años de servicio. El antiguo Hospital San Pedro,
de seis plantas y levantado en los años 50, se encontraba dentro
de una amplia parcela ajardinada que se extiende hacia el Sur,
llegando casi al río Iregua. Reformado en los años 90, el Hospital
mantenía su esquema funcional original, con habitaciones y
terrazas volcadas al jardín Sur y accesos y servicios al Norte. Un
edificio circular anexo de nueva planta, destinado a central de
instalaciones, completaba el conjunto. La
grata impresión inicial causada sobre los
autores de la renovación por el edificio
original, sus jardines y la aterrazada
fachada Sur abierta a éstos y al paisaje,
llevó a plantear una solución basada en
la conservación en lo posible de estos
elementos. Para ello, se completó la hospitalización hacia el
Norte, creando una nueva fachada ordenada de amplias ventanas,
con vistas hacia la ciudad. Ésta, unida a los corredores laterales a
Este y Oeste, tiene el papel de actualizar la imagen del Hospital,
mientras la fachada Sur se respeta, integrándola formalmente
en la nueva edificación como elemento compositivo. Se extiende
el resto de la edificación, con una altura máxima de 2 plantas,
siguiendo una retícula en la que se alternan cubiertas cuadradas,
pasillos, patios y jardines, constituyendo una ciudadela que
huye de la visión tradicional de hospital masificado. La cubierta
de las plantas bajas se percibe como quinta fachada, que se
incorpora al paisaje visto desde las terrazas. La fachada Este,
constituida por un bloque en voladizo, se convierte en la
principal del conjunto, produciendo los accesos diferenciados
de visitas y consultas externas, bajo un porche corrido formado
por el edificio de dirección y biblioteca. Una vía perimetral
ajardinada conecta esta fachada con el resto de accesos, tanto
de suministro como de servicio. Con la reforma, se busca crear
un esquema de circulaciones diferenciadas por usos, tanto
exteriores como interiores, constituida por recorridos con
alternancia de luces y vistas a patios ajardinados y jardines
con tratamiento particularizado, en los que se ha buscado la
variedad secuencial y la amenidad.
La fachada Norte ofrece, mediante los reflejos fragmentados,
una imagen cambiante a la ciudad, para lo que se ha empleado
una piel de chapa plegada de acero inoxidable, perdiendo así
el edificio su carácter unitario y estático. En la fachada Este,
la continuidad del muro cortina de la planta primera contrasta
con el carácter abierto y cambiante del porche, planteado como
espacio de circulación al que se asoman los distintos accesos.
Las fachadas Sur y Oeste responden al carácter de ciudadela
de toda la zona asistencial de la base del edificio, con cuerpos
compuestos por bandas horizontales de prefabricados de
hormigón y carpintería. De esta manera, el conjunto, dotado de
un carácter unitario gracias a los criterios generales compositivos
y a los elementos exteriores de tráfico y jardinería, resulta claro
y expresa de manera contundente la complejidad funcional. Se
ha pretendido trasladar esta misma claridad a las circulaciones
interiores, articuladas mediante pasillos ortogonales con tráficos
diferenciados, y se ha utilizado de manera general el color como
elemento organizativo. Los materiales utilizados se adecúan al
uso específico de las distintas áreas y soportan con garantía el
uso intensivo al que se someten este tipo de construcciones. Se
ha estudiado su despiece y fijación para permitir su registro y
mantenimiento. Los solados son pétreos
en las zonas más públicas, de terrazo en
las zonas generales y de circulación, y de
PVC en zonas de pacientes, además de los
específicos que requieren determinadas
áreas. En los revestimientos verticales se
han eliminado al máximo las juntas, y se
han protegido con zócalos de tableros
fenólicos y bandas de acero inoxidable
las zonas de mayor circulación.
Los falsos techos se han estudiado
pormenorizadamente para conseguir
confort acústico, de iluminación y de
climatización al paciente encamado,
al personal facultativo y al resto de
usuarios, y además permitir el fácil
registro de las instalaciones.
Infografía Fachada Oeste
Planta sexta
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Hospital de Fuenlabrada
Argola Arquitectos / Andrés Perea
En 2004 se inauguró el Hospital de Fuenlabrada, construido
en una parcela trapezoidal de 100.000 metros cuadrados en la
confluencia de esta localidad con Pinto y Móstoles. El solar, plano
y carente de elementos que obstaculizasen la construcción,
presentaba un tráfico cercano intenso, lo que introducía un
impacto visual y acústico sobre el edificio, así como una alta
radiación solar directa. Por ello, el edificio, enmarcado en un
rectángulo de 160 x 123 metros, se vuelca hacia los patios
interiores -de amplias dimensiones- cerrándose más a las
condiciones agresivas del entorno, y creando una imagen
unitaria y global con un esquema organizativo claro y ordenado.
Los cinco patios, amplios y profusamente ajardinados, son el
principal envite ambiental del proyecto, y permiten además
realizar un esquema de gran flexibilidad, con posibilidades
de intercambio de usos entre unidades o de crecimiento,
principalmente hacia la fachada trasera o aumentando el
número de alas hacia los laterales del edificio. Una calle interna
actúa como columna vertebral del hospital, conectando el
urgencias, rehabilitación y hospital de día geriátrico; en
planta segunda todos los laboratorios y la esterilización; y
en planta tercera el bloque quirúrgico. Las instalaciones y el
tratamiento de residuos se encuentran en un pequeño edificio
en el extremo Sur del solar, tratado con un cierto acento
escultórico. Los jardines próximos al edificio se prevén como
espacios de apoyo a las terapias médicas y como tapices a
contemplar desde las últimas plantas, mientras los espacios
intermedios entre los dos anillos de circulación se cubren
con masas boscosas y arbustivas que ofrezcan una superficie
visual naturalista. Al Norte, se dispone un jardín para largos
paseos con un suelo horizontal firme, mientras los restantes
espacios verdes se destinan a ejercicios físicos de mayor
envergadura. La división de los jardines se ha tratado de paliar
mediante el empleo repetitivo de ciertas especies vegetales.
edificio “fabril” del programa (denominado C, con quirófanos,
laboratorios, urgencias, talleres, etc.) con el peine que recibe
las restantes funciones internas del programa (unidades de
hospitalización, administración, etc.). Este peine, formado por
seis módulos separados por los cinco patios mencionados, está
conectado por galerías de circulación -privada en el edificio B,
y pública en el edificio A hacia el acceso principal-, y dispone
de una altura de cuatro plantas. Las circulaciones de visitantes
a hospitalización funcionan únicamente en peine desde el
vestíbulo de planta baja situado en el Edificio A (zona pública
del peine), y a través de núcleos verticales con las unidades de
hospitalización, mientras las circulaciones de camas y personal
funcionan en el peine en el sentido contrario, desde el edificio B.
El edificio A contiene las circulaciones de visitas y ambulantes,
unificando en planta baja los accesos y vestíbulos principal y de
consultas, y distribuyendo en peine a las diferentes alas que, en
planta baja, contienen estancias funcionales vertidas hacia los
patios. Verticalmente el edificio A permite las visitas a la zona
de hospitalización. El edificio B, que supone la parte trasera del
peine, contiene servicios para el personal y soporte asistencial
en planta baja, mientras desarrolla en las
plantas superiores todas las unidades
administrativas, conectadas con las áreas
de hospitalización correspondientes
y con los servicios ambulatorios. Este
bloque contiene dos tipos de núcleos de
circulaciones verticales, especializados
para camas y personal o para los servicios
hosteleros. El edificio C, separado del B
por una calle interior que sirve de acceso
rodado de servicio -contiene los muelles
de carga y accesos de servicios-, está
unido al anterior mediante pasos situados
estratégicamente junto a los núcleos de
camas y personal o específicos en alguna
planta. El módulo C contiene en planta
baja los servicios de almacenamiento,
mantenimiento o vestuarios; en planta
primera (con acceso rodado directo)
Foto: Argola
43223 | Sarlon tech sparkling
Innovación al servicio
de la sanidad
creando mejores ambientes
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Hospital Infanta Elena, en Valdemoro
EACSN Estudio de Arquitectura / Ingeniería Ghesa
El Hospital Infanta Elena de Valdemoro se emplaza en una
parcela de 70.000 metros cuadrados. Con 41.000 metros
cuadrados construidos, el edificio se inscribe en un rectángulo
de aproximadamente 120 por 144 metros, formado por
bloques de diferente tamaño y tipología que se adaptan a las
funciones requeridas. El conjunto se ordena mediante dos ejes
principales de circulación paralelos, uno de uso público en la
parte central, y otro de uso restringido junto a la fachada Oeste,
ambos recorriendo el hospital de Norte a Sur. A ellos se adosan
los bloques por ambos lados, cada uno con su propia función
para no albergar actividades incompatibles, y agrupados por
zonas. Al Este se encuentra la parte más pública, que incluye
los departamentos de atención al público y la zona ambulatoria,
mientras al Oeste se encuentran los usos internos: hospitalización
y tratamiento. De sus cuatro alturas, el nivel inferior, del que
una parte se destina a aparcamiento, queda semienterrado. El
principal acceso público se encuentra en el extremo Sureste,
y da paso a un vestíbulo a doble altura que distribuye a los
usuarios hacia los servicios de atención al público, desde donde
se perciben con claridad los itinerarios. Los accesos de urgencias
se encuentra en la fachada Norte, mientras una tercera entrada
conecta directamente con el área de rehabilitación y diálisis, y
se abre un último punto de acceso para el área de servicios,
desde el que se produce el abastecimiento y el mantenimiento
del hospital. El vestíbulo principal, abierto como una plaza
alargada y perforada en cubierta por
lucernarios, que permiten la llegada de
luz natural, conecta con la calle pública
en la parte central del hospital, formando
en conjunto una ‘L’. Desde ésta, la
circulación interna del hospital queda
organizada por una retícula ortogonal de
pasillos que separan las áreas de trabajo,
así como los flujos de visitas y personal.
Al Este se abre la zona ambulatoria,
mediante dos bloques de tres alturas
unidos en su extremo, formando una ‘U’,
que sirve de distribuidor de pacientes,
alrededor de un patio interior, y mirando
hacia una pequeña galería pública
junto a la fachada Este. Los servicios
de diagnóstico y tratamiento ocupan
el bloque del extremo Norte, donde los
servicios se distribuyen en las tres plantas, con las urgencias y
radiología en el nivel inferior, los quirófanos en el intermedio y
el hospital de día y la UCI más los laboratorios en el superior.
Su posición, delimitada a un lado por la galería pública y al
otro por la privada, permite separar los flujos de usuarios. Las
unidades de hospitalización se distribuyen en dos bloques al
Sur de la zona de tratamiento, también entre ambas galerías.
El módulo interior se ocupa en sus tres plantas, mientras el
exterior solamente en la baja, quedando las dos superiores
como futura ampliación de la capacidad de hospitalización. En
la galería de circulación restringida, junto a la fachada Oeste, se
sitúan los apoyos de las unidades de cada planta (vestuarios de
personal, despachos, almacenes generales, etc.). Por último, las
centrales de instalaciones y talleres se recogen en un edificio
independiente situado frente al bloque de tratamiento.
La calidad y economía del edificio, así como su óptimo
funcionamiento técnico y asistencial, se consiguen gracias a
soluciones y materiales adecuados a la actividad hospitalaria
y a cada área funcional en particular, en cuanto a radiación
solar, orientación, aislamiento acústico y térmico, temperatura,
humedad, etc. Estos factores se controlan con medios técnicos,
apoyados por el diseño y la forma del edificio, que buscan
ventilación e iluminación natural, consumos más razonables de
recursos como energía o agua potable, y un mejor control de
los residuos y los gases generados. Las fachadas se plantean
considerando los usos concretos de cada área funcional,
realizando una distribución de hueco-macizo adaptado a
las necesidades, y los materiales empleados son siempre de
larga duración y reciclables, seguros e inocuos. El diseño del
edificio por bloques independientes lo hace flexible frente a
ampliaciones o modificación de uso con un costo razonable.
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Arquitectura Hospitalaria ¢ especial
Hospital Infanta Cristina, en Parla
EACSN Estudio de Arquitectura / Ingeniería Ghesa
El Hospital Infanta Cristina se construyó al Sur de Parla, Madrid,
sobre un solar de 119.000 metros cuadrados bastante llano,
aunque de geometría irregular. El edificio, que se inscribe en
un rectángulo de aproximadamente 212 x 164 metros, es de
corte horizontal con posibilidad de crecimiento vertical, donde
se agrupan las funciones y se limitan los desplazamientos
al máximo. Cuenta con tres plantas asistenciales más un
semisótano de servicios, zona de mantenimiento y un parking
con 800 plazas en sótano, oculto por el propio desnivel del
terreno. El hospital está formado por bloques de diferente
tamaño y tipología, que se abren al exterior o a patios de
grandes dimensiones, conectados con las circulaciones
principales privadas (en los extremos Este y Oeste) y públicas
(espina central). Cada uno de estos bloques cuenta con su
propia red secundaria de circulaciones e instalaciones (con
casetones en cubierta individuales para instalaciones), lo que
junto a una modulación dimensional permite futuros cambios
de uso o ampliaciones, fácilmente y con un coste reducido.
En cada una de sus tres alturas, estas piezas acogen un
único departamento, evitándose siempre la superposición de
actividades incompatibles. El acceso principal, en el extremo
Noreste, está dominado por una gran marquesina que cubre
una plaza pública, antesala del vestíbulo de doble altura que
aloja todos los servicios de atención al público (admisión,
atención al usuario, archivo, integración ciudadana, salón de
actos o cafeterías de personal y público en la planta baja, y
dependencias de dirección y gestión, docencia e investigación,
más la guardería y la sala de culto en la planta alta). El vestíbulo
se cubre con lucernarios que permiten iluminación natural a los
locales que se abren a él, y desde aquí se marcan los itinerarios
a las diferentes áreas. La galería principal y espina del edificio
recorre el hospital con orientación Norte-Sur, actuando de
punto de acceso a todos los servicios públicos, aunque también
se concibe como espacio de relación, descanso o comercio. Al
Este de la galería se encuentra la zona ambulatoria, mientras al
Oeste se encuentran la zona de hospitalización (Norte) y el área
de diagnóstico y tratamiento (Sur), cada una constituida por
tres bloques de tres plantas. La fachada Oeste queda rematada
por el bloque longitudinal de servicios, con laboratorios,
quirófanos, almacenes o vestuarios, adosado a la galería de
acceso restringido que distribuye al personal por los bloques de
hospitalización y tratamiento. Las centrales de instalaciones se
han previsto en el edificio independiente del extremo Sureste,
para garantizar una mayor seguridad.
Para conseguir una estética singular, un funcionamiento
óptimo y eficaz con un coste de explotación reducido y una
humanización de la asistencia y las estancias, se emplean
soluciones técnicas y materiales adecuados al uso y al entorno.
El control de los parámetros ambientales exteriores, y por
tanto el confort interior, se consigue conjugando el diseño y
la forma del edificio con medios técnicos que comporten un
consumo racional de recursos naturales y una reducción de
emisiones, aplicando correctos aislamientos térmico y acústico,
sistemas de ahorro energético y de agua potable y estrategias
de empleo de luz natural, todo ello con materiales de larga
duración y reciclables. Con este criterio se han estudiado las
diferentes fachadas del hospital, adaptado en algunos casos el
diseño previsto, y realizando una distribución de hueco-macizo
adaptado a las necesidades de cada estancia. Las zonas no
ocupadas por la edificación, viales o aparcamientos, es decir,
patios, perímetro del hospital y resto de la parcela, se ajardinan
contribuyendo al control climático, la integración en el medio o
el aislamiento acústico.
Vista Aérea
Acceso Principal. Foto: EACSN